En menos de 24 horas, dos chicos de Olavarría se convirtieron en ahijados del presidente Mauricio Macri. La llamativa coincidencia no responde a relaciones personales y afectivas de ningún tipo, sino que obedece a la ley de Padrinazgo presidencial, que obliga a todo jefe de Estado a apadrinar al séptimo hijo o séptima hija mujer de una prole del mismo sexo.
Aquella ley tiene origen en una antigua tradición rusa, que predicaba que el hijo hombre número 7 se convertiría en un lobizón y la hija mujer sería una bruja. La única forma de romper ese embrujo era a través del padrinazgo de los zares.
Los chicos beneficiados son oriundos de Olavarría, provincia de Buenos Aires. La primera ceremonia se realizó en el pequeño pueblo de Hinojo. Allí fue bautizado Jonás Duarte, hijo de María Bucciarelli, en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción.
Un día después de esa celebración fue bautizado Tobías Salvador Rincón, en la Iglesia San Francisco. El niño tenía la misma condición de Duarte: es el séptimo hijo varón de los olavarrienses Sergio y Julia.
"Fue una decisión de los dos y tenés que tener coraje para hacerlo. Escribimos la carta y esperamos hasta que nos respondieran un par de meses, siete u ocho", comentaron Sergio y Julia en una entrevista ante la prensa local. "Religiosamente no creo que se vaya a convertir en lobizón, pero por las dudas lo bautizamos", bromearon.
En ambas ceremonias, el Gobierno nacional envió en representación de Macri al edecán y capitán de fragata Alberto Ismael Alvarez. El emisario suele entregar a los progenitores una medalla con el nombre del chico.
Más de mil ahijados
En la práctica, la ley de Padrinazgo Presidencial contempla costear los gastos de los estudios primarios, secundarios y universitarios del chico, que se efectúa a través del Banco de la Nación. Regularmente el menor es visitado por un asistente social del Ministerio de Desarrollo Social para garantizar el seguimiento de su crianza.
La práctica surgió en Argentina en 1907, cuando Enrique Brost y Apolonia Holmann, una pareja rusa que se había radicado en Argentina, dieron a luz a José Brost. Se trataba de su séptimo hijo varón. Temerosos del mito del lobizón, le enviaron una carta al Presidente José Figueroa Alcorta para que lo apadrinara. Desde aquel año hasta en la actualidad, se registraron más de 1.200 ahijados presidenciales.
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