Massa, Máximo Kirchner y un avión repleto de peronistas: “¿No era que estaba solo?”

La aeronave de la Fuerza Aérea despegó el viernes hacia Tucumán con gobernadores, diputados, senadores, sindicalistas y el líder de La Cámpora. La convocatoria expone un PJ unido para enfrentar al adversario menos pensado: Javier Milei

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Máximo Kirchner estuvo junto a los gobernadores, sindicalistas y líderes de organizaciones sociales
Máximo Kirchner estuvo junto a los gobernadores, sindicalistas y líderes de organizaciones sociales

“¿No era que estaba solo?”. La pregunta retórica se escuchó varias veces en el avión de la Fuerza Aérea que llevaba a Sergio Massa a Tucumán, mientras se lo veía de fondo a Máximo Kirchner hablar con la vicegobernadora de Santa Fe, Alejandra Rodenas. O el titular de la CTA, Hugo Yasky, se saludaba con la senadora Juliana Di Tullio. Y el gobernador Axel Kicillof escribía un tuit flamígero contra el fallo de la Justicia de Estados Unidos por la expropiación tumultuosa de YPF.

Al avión habían subido varias decenas de ministros, legisladores, gobernadores y dirigentes varios. Viajaron para participar de las actividades que organizó el gobernador Juan Manzur para escenificar la unidad del PJ, recuperar la mística y reanimar a un aparato peronista que en el norte grande sufrió dolorosas derrotas de un porteño que no necesitó hacer campaña, ni pegar afiches, ni armar listas. Por estas horas, Javier Milei es el espanto que une a los peronistas.

Fueron casi dos horas de viaje, donde todos hablaban con todos y lo que trascendía era una sensación de que la elección, todavía, está abierta para el peronismo. Más allá de la inflación de dos dígitos, y de las inocultables señales de fatiga que viene mostrando una economía con pocos dólares y de incertidumbre sobre el rumbo que tomará la Argentina el 22 de octubre.

Sergio Massa, en la Casa de Gobierno de Tucumán, con el anfitrión Juan Manzur y el resto de gobernadores, referentes sociales, sindicales. También se los ve a Malena Galmarini y Máximo Kirchner.
Sergio Massa, en la Casa de Gobierno de Tucumán, con el anfitrión Juan Manzur y el resto de gobernadores, referentes sociales, sindicales. También se los ve a Malena Galmarini y Máximo Kirchner.

Por eso es clave el relanzamiento en Tucumán y por eso la euforia contenida ante el realineamiento del “pan peronismo” -que incluye a movimientos sociales y gobernadores como el santiagueño Gerardo Zamora o el misionero Oscar Herrera Ahuad, que integran otros partidos- detrás de la candidatura presidencial de Unión por la Patria. “¿No era que estaba solo?”, insistían con una pregunta que era más una provocación o un desafío.

La esperanza está cifrada, más que en ganar las generales, en entrar al balotaje. Por eso es clave el norte del país. Es una geografía que representa para el peronismo un “segundo conurbano”, porque como ocurre en los partidos del gran Buenos Aires, el PJ conseguía amplias diferencias que terminaban compensando derrotas inevitables, como pueden ser Santa Fe, Mendoza, Córdoba y la ciudad de Buenos Aires. En esas provincias el libertario ganó con holgura o achicó al mínimo el caudal electoral que obtuvo el gobernador cuando buscó su reelección. Es un resultado que los mandatarios del norte se juramentaron anoche, en una cena en el quincho de Manzur, revertir el 22 de octubre. Lo dijeron entre tamales y empanadas fritas.

Lo cierto es que en el entorno de Massa creen que Milei creció después de la victoria sorpresiva en las PASO pero que no le alcanza para imponerse en primera vuelta. Y estiman que Patricia Bullrich no logró todavía retener todos los votos de Horacio Rodríguez Larreta y que su última jugada de sumar a Carlos Melconian para discutir con Milei podría ser un arma de doble filo: “La gente no vota a un ministro de Economía, vota Presidente. Melconian la puede estar opacando”, interpretaban desde lo más alto del comando de campaña. Son argumentos que después se trasladan a las acciones.

Con un Milei alto pero estabilizado y Patricia Bullrich entre estable y decreciendo, en el PJ se ilusionan con hacer valer todo el peso que tienen los aparatos en los territorios del norte del país, donde los gobernadores lograron reelegir -a excepción de Jorge Milton Capitanich, en Chaco- con una fuerte diferencia respecto a la oposición.

Sergio Massa admitió que habló con todos los gobernadores antes del encuentro de hoy y que se conversó sobre la necesidad de activar todos los recursos para dar vuelta el resultado de las PASO y garantizarse entrar a la segunda vuelta. “Hay que ir a fondo”, contó que les pidió. En esas conversaciones políticas hay preocupación por la amenaza de Milei de achicar la coparticipación. Una señal de alarma se prendió en varias de esas provincias, que dependen de lo que gire nación hasta para pagar los sueldos de sus empleados públicos.

Hay una explicación que fue uno de los temas en el asado que brindó Manzur en su quincho -sede perpetua de las conversaciones que importan en el PJ de Tucumán- y que exculpa, si se quiere, a los gobernadores. Todos tuvieron elecciones previas en las que movilizaron la totalidad de sus recursos para garantizarse una victoria. La PASO la perciben en el norte como una elección inútil y por eso juegan a media máquina. “El 22 de octubre se juega en serio el futuro, porque los gobernadores tienen diputados, senadores y no les es indiferente quién está como Presidente. Saben que con Milei bien no la van a pasar”, explicaban camino a Tucumán.

Ante la amenaza Milei surgió una premisa: más peronismo.

“El peronismo en educación es que las escuelas estén abiertas, que haya seguridad, que los trabajadores no paguen impuestos a las Ganancias. Todo eso se va a anunciar en la campaña”, adelantaban en el equipo de Unión por la Patria. Y una frase de un dirigente encumbrado llamó la atención: “Hay una confusión. Nosotros no somos Zaffaroni. En Santa Cruz la policía hace su trabajo, ahí no sueltan presos”.

¿Es un nuevo tiempo?

En el avión estaba Axel Kicillof, autor de la frase que mejor resume el tiempo que enfrenta el oficialismo. “Nosotros, que somos parte del peronismo, decimos ‘Perón, Evita, Néstor y Cristina’. No tengo ninguna duda de que son los momentos más gloriosos que vivió nuestro país. Pero creo que tenemos que ir dándole un carácter de época nuevo. No podemos vivir más de Perón, Evita, Néstor y Cristina y no es justo”, dijo en un acto con Juan Grabois.

“Tiene ya tufillo a esas bandas de rock que tocan los viejos grandes éxitos. Uno sabe que va a haber que componer una nueva (canción), no una que sepamos todos, una nueva. Tenemos que ir un poco más allá y hacer un esfuerzo creativo para poder expresar algunas ideas anteriores de una manera nueva”, agregó el gobernador, dando a entender el inicio de un poskirchnerismo.

Esa frase fue repetida en el avión camino a Tucumán. Y fue un tema de conversación entre Massa y Kicillof: “¿Qué quisiste decir con eso?”, le preguntó el candidato a presidente al gobernador bonaerense. Es una frase de alto impacto que se mezcla con el hecho de que Cristina Kirchner sigue manteniendo un bajo perfil y no interviene en la campaña. “Si aparece, dicen que viene al rescate. Si no aparece es porque me dejaron solo”, suele responder Massa.

YPF y la agenda buitre

Pero Kicillof andaba con otras preocupaciones más urgentes: el fallo de la Justicia de Estados Unidos que ordenó pagar hasta 16.000 millones de dólares por la expropiación de YPF alteró los nervios de la delegación.

A bordo del avión, Kicillof mostraba gráficos de los “beneficios” de la expropiación en producción de gas y petróleo, sobre todo por el impacto de Vaca Muerta. “La oposición critica, pero la expropiación se aprobó con votos radicales y de la Coalición Cívica. ¿En qué quedamos?”, planteó.

Más allá de chicanas, el gobernador reaccionó a la decisión con un tuit extenso y en duros términos. A bordo del avión abundaba en argumentos: “El fallo es un disparate y un atropello a la soberanía. Deciden en un tribunal de Estados Unidos cómo se aplica la ley argentina sobre una decisión tomada en Argentina. La ley de expropiación está por encima de los estatutos de una empresa”, continuaba.

Y planteó sospechas sobre la oportunidad del fallo: “Qué casualidad, en medio de un proceso electoral. Hay una agenda judicial buitre que siempre está”.