Batalla contra el coronavirus: en línea con la Casa Rosada, Kicillof también debe ensayar una señal “antigrieta”

El gobernador arrastra una mala relación con intendentes propios y opositores. Y no deja de apuntar a la “herencia”. Hoy va estar recibiendo a todos los jefes comunales. Tema central: las medidas para enfrentar la pandemia. Y un interrogante: el alcance del mensaje político

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Axel Kicillof, en un reciente encuentro con intendentes de la Primera Sección electoral. Un gesto para mejorar la interna.
Axel Kicillof, en un reciente encuentro con intendentes de la Primera Sección electoral. Un gesto para mejorar la interna.

El intendente de Monte Hermoso, el peronista Alejandro Dicchiara, impactó desde los medios por su enojo con el turismo en plena crisis del coronavirus y tomó medidas para cancelar virtualmente la actividad en los rubros de hotelería, gastronomía y esparcimiento en general. En rigor, el primero en avanzar en ese camino había sido el intendente de Pinamar, Martín Yeza, de Juntos por el Cambio. Los dos fueron decidiendo en soledad. El vértigo de la pandemia no da respiro. Y la falta de relación aceitada con La Plata tampoco jugaría a favor. Eso es lo que estaría tratando de resolver en estas horas Axel Kicillof, por razones políticas y también prácticas frente a desafíos crecientes, desde la costa hasta el enorme conglomerado del GBA.

La relación de Kicillof con los jefes territoriales, peronistas y opositores, ha sido complicada desde el primer día de gestión. Y en el caso del PJ, ya asomaba difícil desde la época de la campaña y más aún, después del triunfo electoral cuando se empezaban a definir cargos en el gabinete provincial y reparto de poder en la Legislatura provincial. Hoy, el gobernador recibirá en tres tandas a todos los intendentes de la provincia. El punto central y en rigor, excluyente, es el coronavirus. Pero queda margen para ver si además indica el arranque de un nuevo juego político.

Imagen de la masiva llegada de autos a Monte Hermoso, esta semana. Encendió la alarma del riesgo del turismo en plena pandemia.
Imagen de la masiva llegada de autos a Monte Hermoso, esta semana. Encendió la alarma del riesgo del turismo en plena pandemia.

Los encuentros con los intendentes se sucederán en un teatro platense, a una cuadra y media de la Gobernación. Por supuesto, el monotema y el escenario imponen el tratamiento de medidas específicas en materia sanitaria. Algunas de esas cuestiones concretas, especialmente centradas en el Gran Buenos Aires, venían siendo charladas por Daniel Gollán -ministro de Salud y ex funcionario nacional en el tramo final de Cristina Fernández de Kirchner- con algunos jefes comunales peronistas y aliados del Frente de Todos.

Pero la lectura política de las citas de Kicillof con todos los intendentes –peronistas tradicionales, kirchneristas y opositores- marcará si lo que viene es un llamado de unidad en el estilo que viene ejercitando Alberto Fernández, que ha tenido al propio gobernador bonaerense y al porteño Horacio Rodríguez Larreta como imagen de convergencia frente a la pandemia. Una imagen seguida ayer por el encuentro presidencial con los jefes de todos los bloques legislativos nacionales y que agrega en estas horas una reunión con los gobernadores.

Por supuesto, los problemas que enfrentan los intendentes tienen componentes disímiles frente a la realidad que impone velozmente el coronavirus. Los representantes del GBA, sin distinción, enfrentan desafíos sobre los sistemas de salud –por deficiencias propias o flujo de distritos vecinos- y los de la costa agregan la tensión de los propios habitantes permanentes frente al turismo, algo notorio y reflejado especialmente en municipios como Mar del Plata o el Partido de la Costa. A esos elementos, se suma otro que es a la vez denominador común: necesidades presupuestarias.

Kicillof siempre se ha mostrado más duro con la “herencia” que el propio Presidente. Y no parece un rasgo exclusivamente atribuible a su alineamiento y blindaje con CFK. Es curioso, porque quizás hayan sido mayores los gestos, incluso reservados, de María Eugenia Vidal con su gestión, que las señales de Mauricio Macri al Presidente. Los dos, con todo, expresaron respaldo a las medidas para enfrentar el impacto de la pandemia. El ex presidente lo hizo público. Y la ex gobernadora le mandó un mensaje a su sucesor por vía directa.

Kicillof y Vidal, el día del cambio de gobierno en la Provincia. Una relación difícil con efecto fuerte en la Legislatura.
Kicillof y Vidal, el día del cambio de gobierno en la Provincia. Una relación difícil con efecto fuerte en la Legislatura.

En los últimos días, Kicillof y su jefe de Gabinete, Carlos Bianco, cargaron sobre la gestión de Vidal por el estado del sistema de salud. Pero el mensaje que habría llegado desde la Casa Rosada sería otro, para evitar tensión política en medio de la conmoción y los efectos sociales y económicos de la pandemia. Hubo algún roce también a escala del Presidente, pero enseguida buscaron silenciar ese ruido desde el Gobierno y la oposición. Ese fue el gesto difundido anoche, en la Casa Rosada, luego de la reunión del Presidente con los referentes legislativos.

En rigor, el frío del gobernador con los intendentes no se limita a la oposición. Recién en el último mes ha intentado recomponer con el abanico del Frente de Todos. Es una tarea que recae especialmente sobre la ministra de Gobierno, Teresa García, y que también expuso señales propias en la relación con Sergio Massa y Máximo Kirchner, con facturas propias desde el arranque por el armado ministerial y legislativo. Hubo un lento acercamiento, teñido por recelos, con intendentes poderosos del PJ. Desde fines de febrero, con los jefes del sur del GBA y hace apenas unos días, con los del norte del enorme conglomerado.

Esos últimos contactos ya estuvieron tomados por medidas y demandas restringidas al impacto del coronavirus. Y se espera lo mismo en términos prácticos para la seguidilla de encuentros con los 135 intendentes de la provincia. El elemento político visible será si hay discurso “antigrieta”. Y después, si cambian efectivamente las relaciones domésticas y con la oposición, algo que en conjunto gravita sin vueltas en la Legislatura. Allí, alguna vez, deberán discutirse las cuentas de la provincia.