La victoria de Massa: de la crisis populista a la oportunidad liberal

Un país más libre, con menos regulaciones, menos obligaciones con el Estado y más con la sociedad, con el trabajo, con el futuro, es el camino

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Sergio Massa y Javier Milei
Sergio Massa y Javier Milei

Dolió la primera vuelta, pero ya pasó; y ahora hay que concentrarse en el futuro.

Y en ese sentido, empiezo por compartir con ustedes una “unpopular opinion”, como diríamos en redes sociales: si Javier Milei hubiera quedado a tres, cuatro o cinco puntos porcentuales de la mayoría simple, podría perfectamente seguir haciendo campaña solo y apelar directamente a los votantes de Juntos por el Cambio (JxC).

De haber sido ese el escenario, Milei no necesitaría de JxC, sino solo de una pequeña porción de los votantes de Patricia y JxC no tendría ninguna opción de participar del próximo gobierno.

Pero la situación es otra…

Al haber quedado prácticamente a mitad de camino, les guste o no aceptarlo a los votantes de La Libertad Avanza (LLA), Milei deberá negociar una alianza o coalición de gobierno e involucrar a las principales figuras del partido que se ocupó de denostar en estos últimos meses. Ambos espacios políticos tienen que dejar de lado su clásica soberbia y mezquindad. De lo contrario, se vienen al menos cuatro años más de kirchnerismo, en un país que ya no tiene margen para eso.

Milei deberá negociar una alianza o coalición de gobierno e involucrar a las principales figuras del partido que se ocupó de denostar en estos últimos meses

El discurso del domingo de Milei estuvo en la dirección correcta, pero de cara a las próximas semanas debe adoptar una postura mucho más proactiva. JxC ya perdió y sus principales referentes lo reconocieron rápidamente. JxC no necesita a La Libertad Avanza. La situación es exactamente la contraria, por más de que pueda sonar contraintuitivo. Para ponerlo en términos futbolísticos, para JxC terminó el partido. Si Milei quiere que lo apoyen, tiene que tender puentes, no simplemente dejar la puerta abierta para que otros se le acerquen. Es el único camino posible. Por otro lado, es la actitud que deberá tener para gobernar con minoría en ambas cámaras así que, cuanto antes empiece a practicar, mejor.

El resultado del domingo es, para cualquier interesado en que el país progrese sin populismo, un punto más en esta crisis argentina. Pero a la vez es una oportunidad: Milei tiene la posibilidad de sumar lo mejor de Juntos por el Cambio, y Juntos por el Cambio tiene la posibilidad de aportar lo mejor a un armado liberal que de ganar las elecciones no cuenta con experiencia en gobierno, en armado de estructuras, en gobernabilidad.

Además, hay acuerdos políticos viables. La Libertad Avanza y JxC, o al menos su ala más liberal y republicana, pueden fácilmente encontrar coincidencias en cuestiones tributarias y de la función (o tamaño) del Estado, así como en lo que respecta a cómo relacionarse con el mundo tanto desde un punto de vista diplomático como comercial.

Hay puntas de las cuales tirar para encontrar esos acuerdos. Tanto LLA como JxC plantean, en sus cabezas más razonables, la necesidad de dar vuelta una página y saltar al futuro. Modernizar el Estado es, en gran parte, hacerlo más chico y funcional. Útil. Bajar el gasto público. El déficit fiscal es algo que todos admiten (hasta el oficialista Massa). Dejar de emitir para reducir la inflación es otro punto que podría sentarlos a la mesa.

El resultado del domingo es, para cualquier interesado en que el país progrese sin populismo, un punto más en esta crisis argentina

Ni hablar de lo imprescindible de producir cambios que promuevan una reforma tributaria integral que implique una reducción relevante en el esfuerzo fiscal que hacen los pagadores de impuestos argentinos, con la eliminación y reducción de tasas. Una reforma laboral es obvia y también habrá posibilidad de unir miradas en ese punto. Ordenar el país, algo en lo que hizo hincapié Bullrich, es vital para cualquier liberal: ese orden, esa previsibilidad es la que puede recuperar la seguridad jurídica.

Y claro, siempre, la libertad. Un país más libre, con menos regulaciones, menos obligaciones con el Estado y más con la sociedad, con el trabajo, con el futuro, es el camino.

Aún así, la cosa no va a ser sencilla.

Hay mucha gente de JxC muy dolida por las constantes agresiones de los seguidores de Milei, cuando no del propio Javier, en redes sociales. No va a ser fácil superar las acusaciones de poner bombas en jardines de infantes, o el apodo de “Juntos por el Cargo”, mucho menos la manera despectiva con la que llamaron a los votantes “mayores” de Bullrich.

Asumir que los votantes de Juntos por el Cambio van a votar en masa por La Libertad Avanza sin gestos claros de acercamiento por parte del líder liberal parece bastante utópico. Por eso, las palabras de Milei en la noche del domingo, y también el lunes por la mañana, son correctas: no es momento de dividir fuerzas contra el populismo de izquierda, es la hora de sumar voluntades para terminar de una buena vez con los gobiernos corruptos, basados en el despilfarro del Estado, en las subas indiscriminadas de impuestos para financiar las cajas peronistas. Eso sí, el libertario no puede pretender que quienes se sumen a su patriada no exijan nada a cambio.

Llegó el momento de terminar con la frase inútil de “acabar con el kirchnerismo”. No hay que acabar con él ni con nadie: hay que reducirlo a lo que es, una idea errónea de lo que debe ser un país, una sociedad

Y esto último es precisamente lo que, en lo personal, me genera cierto optimismo: de haber ganado LLA en primera vuelta o de haber hecho una mejor elección, aun cuando fuera necesario un balotaje, Javier podría haberse “cortado solo”, que es algo que genera temor en mucha gente. Como están las cosas hoy, lo lógico sería que JxC ejerciera cierto tipo de control sobre las decisiones del próximo gobierno.

Finalmente, creo que llegó el momento de terminar con la frase inútil de “acabar con el kirchnerismo”. No hay que acabar con él ni con nadie: hay que reducirlo a lo que es, una idea errónea de lo que debe ser un país, una sociedad. Sentarlo a la mesa de la izquierda intrascendente, de los espacios marginales. La única manera de conseguirlo es llegando al gobierno y mostrando cuáles son las ideas liberales.

En medio del desencanto por el triunfo de Massa en las elecciones generales hay entonces una oportunidad: el cambio es posible si se dejan de lado orgullos y prejuicios.