Martita Fort: "Más que la hija que hubiera querido mi papá, soy la chica que elijo ser"

Festejó su soñada fiesta de 15. Quiénes estuvieron –y quiénes no– de la familia de Ricardo Fort. La previa en la suite presidencial. Y las confesiones de una adolescente que sólo busca ser feliz. “Mi padre nunca me impuso un estereotipo. Siempre me dejó hacer la mía”.

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En la previa de su fiesta de 15, Martita Fort

Una uña. La maldita uña postiza del dedo índice izquierdo, que se salió de su lugar, casi le arruina el mejor día de su vida a Marta Carolina Fort, el de su fiesta de 15.

Son las seis y cuarto de la tarde del sábado 11 de mayo. Está sentada frente a un espejo con luces, en la habitación de la suite presidencial del hotel Faena. Mientras Daniel Di Franco la maquilla y Javier "El Chino" Alfonso la peina, lanza un llamado a Marisa López –su niñera desde que nació– y a Natalia Román –su jefa de prensa, la misma que tenía su padre– en busca de auxilio.

El timbre de su voz en el S.O.S. recuerda –por parte de quien se reconoció en la primera entrevista de su vida (en febrero con GENTE, igual que ahora) como Ricardo Fort "hecho mujer"–, la divertida anécdota del apagón en Miami, cuando el artista mediático le gritó a su madre el famoso "¡mamáaaa… me apagaste la luz!".

El maquillaje suave, destacando su mirada celeste, y la boca nude, les obra de Daniel Di Franco. El peinado, Javier “El Chino” Alfonso, que le hizo “unas ondas rotas” y le agregó una cortinita.

Frase que relució, en letras de neón azul, en la recepción del salón Molinos del Faena Arts Center durante la lujosa fiesta de la niña. La solución llega bien casera: un pegamento para zapatos obra el milagro. Y, cual si fuera su padre una vez más, con la uña en su lugar llegan la calma y la explicación a este periodista, testigo del momento: "Ayer se me salió. La guardé para ponérmela hoy, pero no la encontré. Igual, no vienen a ver mi uña: me vienen a ver a mí".

El día de la fiesta (el cumple fue el 25 de febrero, fecha que comparte con su hermano mellizo, Felipe Segundo, ambos nacidos por el método de vientre subrogado) Martita se levantó a las diez y media.

La noche anterior había sido agitada: "El viernes me quedé despierta con mis amigas hasta las tres. Hice la previa con muchas de ellas, y la verdad es que se fue todo al cara… Jajaja. Por eso, para que se quedaran en el hotel conmigo elegí sólo a dos amigas. Quería que fuera más tranqui".

Cuando logró abrir sus hermosos ojos celestes, desayunó brioche de chocolate, frutillas y té. Temprano por la tarde almorzó apenas un plato de verduras. "Yo como lo que venga, algunas veces poco, y otras más que lo normal", contará luego, aunque a simple vista parece estar más flaca que en las fotos de febrero.

Los mellizos Fort en el auto de papá, Ricardo

A TODO LUJO. Martita llegó al Faena Arts Center pasadas las nueve de la noche, pero no a bordo del célebre Rolls Royce de su padre, –que quedó en el garaje del hotel luego de la producción de fotos–, y permaneció en una habitación del salón (1.500 metros cuadrados, ventanales de nueve metros de altura, pisos de mármol de Carrara) hasta que los 250 invitados pasaron por la recepción y subieron al primer piso. La organización, a cargo de Silvia Amarante, funcionó como un reloj.

A las 23.28 exactamente, la pantalla ubicada detrás del DJ Amarante se abrió de par en par y apareció la estrella de la velada, vestida por Claudia Arce con 150 metros de tul negro y diez mil cristales bordados de distintos tamaños (que promediando la noche tuvo que acortar a pura tijera) y zapatos hechos a mano por Pietras. Impactaba en su 1,76 metro.

A partir de ese momento, hasta exactamente las seis de la mañana, todo fue alegría. De su padre, además de la frase citada arriba, sólo hubo una referencia: a las 3.27 sonó I know you want me, el tema de Pitbull que popularizó. La idea era mostrar un video, que ella supervisaría la tarde del sábado, pero finalmente desistió. A Martita –lo dijo– no le gusta llorar ni los golpes bajos.

Apenas le brillaron un poco más los ojos cuando le cantaron el Feliz cumpleaños y sopló las velitas rodeada por Gustavo Martínez (la pareja de su padre, con quien planeaban tener hijos), Marisa, Felipe, Eduardo Fort (el único presente de los hermanos de Ricardo, que llegó acompañado por su ex esposa, Karina, y su hija Macarena, inconfundible con su pelo teñido de azul) y el resto de su familia. Otra ausencia que se hizo sentir fue la de su abuela, Marta, pero apenas comentó: "Me habría encantado que estuviera, pero no se pudo".

La mesa principal

A lo largo de la noche hubo muchos shows: personajes Sommerland, acrobacia en telas con música de Arctic Monkeys, cama elástica durante la mesa dulce (que incluía chocolate Felfort, obvio) con un mural con su nombre grafiteado, drag queens y diablas, carnaval a cargo de Celeste Muriega, homenajes a Queen y a Gustavo Cerati, cotillón de invierno con bufandas y gorros de lana, guerra de almohadas, una coreo hecha por tres amigas y disparos con CO2 a cargo de Martita y Felipe.

Entre los invitados conocidos se destacaron la ex novia de Ricardo, Virginia Gallardo, que colaboró mucho con Martita. La figura de Polémica en el bar estuvo con su novio, Martín Rojas, con quien se casará en un mes. Tamara Paganini, amiga desde hace años de Marisa, que organizó un "tequilazo" en la barra de tragos en homenaje a Ricardo.

Celeste Muriega, acompañada por Alejo Clérici. Y el ex ministro Sergio Berni con su esposa: ambos conocen a Gustavo Martínez y a Marisa a través de los hijos y el colegio. De los no tan conocidos se puede contar a Morena, la hija de Pablo Echarri y Nancy Duplaá. Iván Orduña, uno de los amigos de Fort que lo acompañaba en sus viajes.

Y entre los absolutamente desconocidos, el primer novio de Fort, un broker inmobiliario radicado en Miami llamado Gabriel, que se sentó en la misma mesa que Gustavo Martínez, con quien charló buena parte de la noche.

La mesa de Martita era la principal y estaba reservada para sus mejores amigas, ubicada de frente a la pista y sobre una tarima. Según contó el ambientador Ramiro Arzuaga (que decoró todo en negro, plata y violeta), la silla en forma de trono plateado fue también un homenaje a Ricardo.

La suntuosa ambientación

PALABRA DE CUMPLEAÑERA. Cansada pero feliz, genio y figura como el inolvidable Ricardo, a la hora de contar sus sensaciones Martita inquiere de inmediato: "¿Cuántas preguntas van a ser?".

–Querías la fiesta del año. ¿La tuviste?

–Tuve la fiesta que soñé. Antes de la fiesta estaba tranquila y me fui entusiasmando cada vez más.

–¿Cómo imaginás que habría sido si la hubiera organizado tu padre?

–Tuvo mucho entretenimiento. Si hubiera estado papá, no lo habría tenido. El entretenimiento era él: él cantando en todo momento, él actuando… Seguro se iban a dormir a las tres de la mañana con papá cantando tangos. Hubieran sido muy diferentes mis 15.

–¿Qué significan los 15?

–Para mí es lo mismo que cumplir 16 o 17. Pero quería tener una fiesta, jaja.

–¿Pensaste en tu papá?

–Pensé en papá el sábado, sí. Pero como estaba con amigas me sentí muy contenida. Supongo que cuando esté más tranquila voy a pensar más. Pero como te dije, cuando pienso en él no es algo emotivo sino alegre, como la frase que había: "¡Mamá, cortaste toda la looooz…!".

Junto a Gustavo Martinez

–¿Estaría orgulloso de la Martita que sos a los 15?

–Supongo que sí. No estaría decepcionado de mí. Igual, él nunca me impuso un estereotipo; siempre me dejó hacer la mía. Más que la hija que él hubiera querido, soy la chica que a mí me gusta ser.

–¿Qué fue lo especial de la noche?

–Toda la fiesta fue especial, porque la armé yo.

–¿Sos consciente de que por ser una Fort, aunque tenés 15 años nada más, cada cosa que digas se amplifica?
–Sí, lo soy. Honestamente, a mí mucho no me cambia ser famosa. Voy a seguir siendo igual. Al que le guste, bien; al que no, no importa.

–El otro día armaste tu primera polémica fuerte cuando dijiste que eras bisexual…
–No entiendo por qué tuvo repercusión. Para mí, ser bisexual no es algo importante, ni que tenga que importarles a otras personas. Es como que me gusten las manzanas; no es relevante.

La frase Ricardo Fort

–Pero no voy al tema en sí, sino a que se comentó por todos lados, como si lo hubiera dicho tu papá.
–En eso me veo igual a él. Pero hay otras características donde me siento más parecida.

–¿En qué?

–En la personalidad, el carácter. Y en cosas físicas, que me dice Gustavo: la forma de la cara, por ejemplo.

–¿Por qué elegiste un vestido negro?

–A mí no me gusta el blanco. Amo el negro, y siento que me queda bien. Así que, ¿por qué no?

–¿Tu hermano te dio algún mensaje?

–De mi hermano no recibí ninguna felicitación, ni me hizo ningún regalo. Bah, yo a él tampoco.

–¿Y qué fue lo más lindo que te regalaron?

–(Piensa) Eh… No fue ahora. Fue la fiesta sorpresa que me organizó mi papá cuando cumplí 7 años, en Mar del Plata. ¿Y sabés qué? No me gusta que me regalen plata, porque a la plata no le doy ningún valor.

Por Hugo Martin.
Fotos: Christian Beliera.

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