
El Rey emérito advierte en sus memorias de que la monarquía en España sigue siendo "frágil" y objeto de ataques pero asegura haber depositado toda su confianza en su futuro tanto en su hijo, Felipe VI, como en su nieta, la Princesa Leonor, de la que asegura que está "extremadamente bien preparada".
"España no es automáticamente monárquica", sostiene Juan Carlos I en un extracto de 'Reconciliación', las memorias que ha escrito junto a Laurence Debray y que publicará este 5 de noviembre la editorial francesa Stock, al que ha tenido acceso Europa Press, sino que "le corresponde al Rey modelarla todos los días".
La monarquía española "no reposa sobre siglos de tradiciones y usos que la sustenten y la justifiquen" ni tampoco "dispone de la misma profundidad y continuidad históricas, ni de una base afectiva o de una solidez simbólicas comparables a la monarquía británica o a otras monarquías europeas", incide quien fuera monarca durante casi cuatro décadas.
"Es más reciente y frágil, pero igualmente preciosa, y se enfrenta actualmente a ataques frontales de ciertos partidos políticos", denuncia Don Juan Carlos, que deja claro que hará todo lo que esté en su mano para que su hijo, "el Rey Felipe, triunfe a frente de nuestra institución, y que su hija, la Princesa Leonor, extremadamente bien preparada, le suceda a su debido momento".
"Deposito con toda confianza el destino de la Corona en sus manos", asegura el emérito, recalcando que "la democracia es un bien frágil, que hay que preservar y defender" tanto en España como en el resto del mundo.
LA ABDICACIÓN, MADURADA DURANTE MUCHO TIEMPO
En cuanto a su decisión de abdicar en junio de 2014, esgrime que el Príncipe de Asturias "estaba más que preparado para tomar el relevo". "Durante mucho tiempo, me he vanagloriado de que contaba con el príncipe heredero mejor preparado de Europa", explica, defendiendo que "había llegado el momento de que Felipe cogiera el timón".
"No quería que se consumiera esperando su hora y no tenía ya la fuerza física para asumir esta carga agotadora", reconoce, asegurando que maduró durante bastante tiempo la decisión de renunciar a la Corona "sin confiárselo a nadie". "Una vez tomada, fue irrevocable", subraya Don Juan Carlos, que dice no ser de los que suelen titubear.
"A continuación, algunos intentaron disuadirme pero estaba íntimamente convencido de actuar en el mejor interés del país y con la conciencia tranquila del deber cumplido", agrega el que fuera monarca. "La España que dejaba, pese a sus sinsabores coyunturales, no tenía nada que ver con la España que había heredado en 1975. No tenía que ruborizarme de ese balance, podría iniciar una nueva fase de mi vida con el espíritu sereno", confiesa el emérito.
EL 23F JUNTO AL PRÍNCIPE DE ASTURIAS
Otro de los pasajes de su vida que recorre en sus memorias es el del golpe de Estado del 23F. Según recuerda, pidió a la Reina Sofía que fuera a buscar al Príncipe Felipe. "Su instrucción de futuro rey comenzó ese día", esgrime.
"Me parecía fundamental que viviera esos momentos de tensión a mi lado, y no solo que yo se los contara años después. Hacía falta que lo viera con sus propios ojos, que me escuchara, que comprendiera que a veces todo puede dar un vuelco en unos segundos, incluso la Corona", destaca, "y sobre todo la monarquía constitucional que nunca está garantizada, que debe ser defendida siempre".
Según recuerda, a sus trece años, el Príncipe de Asturias le preguntó: "Papá, ¿qué pasa?". "Yo lancé una pelota en el aire. La Corona está en el aire. No sé de qué lado va a caer", recuerda que le respondió a su hijo.
El emérito también relata la felicidad que supuso el nacimiento del príncipe, "un heredero potencial" al que se llamó Felipe en honor a Felipe V, el primer Borbón español y que eligió a su abuela Victoria Eugenia y a su padre Don Juan como padrinos para "intentar reforzar la continuidad monárquica".
Igualmente, asegura haberse sentido especialmente emocionado el día de su bautizo, el 8 de febrero de 1968 en una ceremonia íntima en el Palacio de la Zarzuela puesto que ese día se reunieron por primera vez desde la proclamación de la República "tres generaciones de Borbones en suelo español".
EL ÚLTIMO BOMBERO
Por otra parte, defiende que "la Constitución limita el poder del Rey pero la Corona hace mucho más de lo que parece". "Oficialmente, hacía falta que el Gobierno me consultara para solicitar mi opinión o mi ayuda. Era como un mensajero especial sobre las cuestiones espinosas, el último bombero en caso de incendio", sostiene respecto a su papel.
Asimismo, en otro de los extractos del libro habla de su relación con los distintos presidentes del Gobierno durante su reinado. "Trabajé mano a mano con todos los jefes de Gobierno, Adolfo Suárez (1976-1981), Leopoldo Calvo Sotelo (1981-1982), Felipe González (1982-1996), José María Aznar (1996-2004), José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) y por último Mariano Rajoy".
"Cada uno tenía su personalidad y su estilo. La prensa ha pretendido detectar preferencias por mi parte respecto a uno u otro", lamenta Don Juan Carlos, que asegura haber mantenido con todos ellos "una relación fluida y personal, de toda confianza".
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