Pedro Sánchez sale en defensa del ex fiscal general de Estado y reprocha al PP que den “lecciones”: “Quien tiene que pedir perdón es la señora Ayuso”

El jefe del Ejecutivo centra sus críticas en Ayuso y Feijóo durante el acto del centenario de Pablo Iglesias, donde también reivindica la gestión económica y las políticas sociales del Gobierno

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre la sentencia al fiscal general: "Lo que ha hecho ha sido defender la verdad [...]. La que tiene que pedir perdón es Ayuso"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aprovechado este martes su intervención en el acto conmemorativo del centenario del fallecimiento del fundador del PSOE, Pablo Iglesias Posse, para defender sin matices al ex fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y ha dirigido sus críticas de forma directa contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a quienes ha responsabilizado del clima político generado tras la resolución judicial.

En uno de los momentos más duros de su discurso, Sánchez ha reprochado que “hoy dan lecciones ¿de qué? De una sentencia a un fiscal general del Estado que lo que ha hecho ha sido defender la verdad y la institución”. A continuación, ha señalado directamente a la dirigente madrileña al afirmar que “si quien tiene que pedir perdón es la señora Ayuso y quien tiene que exigir responsabilidad de la señora Ayuso es el señor Feijóo”. El presidente ha querido además desplazar el foco del debate sobre el entorno personal de Ayuso al insistir en que “lo de menos es el novio de la señora Ayuso, lo de menos es el hermano de la señora Ayuso”, subrayando que “lo importante es la señora Ayuso”.

El jefe del Ejecutivo ha extendido su reproche al líder del PP al sostener que este evita exigir responsabilidades internas por temor a las consecuencias políticas que ya vivió su partido con la salida de Pablo Casado. Según el presidente, Feijóo “prefiere plegarse a la jefa antes que exigir la responsabilidad debida a una persona que efectivamente está haciendo negocio de la privatización de un derecho fundamental de los ciudadanos y ciudadanas como la sanidad pública”.

Sanidad, recortes y modelo de gestión

El discurso del jefe del Ejecutivo también ha estado marcado por una defensa cerrada de la sanidad pública frente al modelo de gestión que, a su juicio, aplican los gobiernos autonómicos del PP. Sánchez ha denunciado que los recortes presupuestarios en algunas comunidades conducen de manera inevitable al aumento de las listas de espera y que, posteriormente, ese deterioro se utiliza como argumento para justificar la entrada del sector privado en la gestión hospitalaria. “Claro, cuando tú recortas, lo que sucede es que aumentan las listas de espera. Y luego el PP dice que como suben hay que dar a entidades privadas la gestión de hospitales antes públicos”, ha explicado.

El presidente ha aludido de forma concreta al caso del Hospital de Torrejón de Ardoz, gestionado por una empresa privada, tras la difusión de unos audios que han reavivado la polémica sobre la externalización de servicios sanitarios en la Comunidad de Madrid. En ese contexto, Sánchez ha introducido el nombre de Miguel Ángel Rodríguez, al recordar que tenía registrado al novio de Ayuso en su agenda con un nombre vinculado a una empresa sanitaria. Para el presidente, este episodio ilustra una relación estrecha entre poder político y determinados intereses empresariales en la región.

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El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, interviene durante el acto conmemorativo por el centenario de la muerte de Pablo Iglesias Posse (Gustavo Valiente / Europa Press)

En su ataque global al PP, Sánchez ha resumido su gestión con una sucesión de conceptos: “recortes, privatización, mentiras y patrimonialización de la Constitución”. Ha acusado al partido de carecer de un proyecto político sólido y de basar su estrategia exclusivamente en la confrontación y el desgaste del Gobierno. Frente a esa actitud, ha reivindicado una oposición basada en el respeto institucional y ha apelado a la paciencia y a la educación, evocando la forma de hacer política del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Feminismo, disculpas y respuesta interna

Sánchez también se ha referido durante su intervención, sin citarlo de forma expresa, al conocido como ‘caso Salazar’, relativo a la investigación abierta en torno a Paco Salazar, antiguo alto cargo del PSOE apartado de la Moncloa por presuntos casos de acoso, así como al anuncio de expulsión de su mano derecha, Antonio Hernández. En este punto, el presidente ha marcado distancias con la reacción de la derecha ante este tipo de situaciones y ha subrayado que “el feminismo nos da lecciones todos los días, a mí el primero, y la gran diferencia con la derecha y la ultraderecha es que cuando nos da lecciones, pedimos perdón y actuamos en consecuencia”.

En un plano más personal, Sánchez ha agradecido públicamente el gesto de la presentadora del acto, Inés Hernand, que había expresado su apoyo con un mensaje de ánimo ante la presión política que atraviesa. El presidente ha afirmado que afronta esta etapa con “mucho orgullo y mucha paciencia”, al considerar un privilegio presidir un Gobierno progresista en un momento de gran inestabilidad internacional.

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El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, interviene durante el acto conmemorativo por el centenario de la muerte de Pablo Iglesias Posse (Gustavo Valiente / Europa Press)

Durante su discurso, el jefe del Ejecutivo también ha sacado pecho de los datos económicos y ha defendido que existen transferencias de recursos a las comunidades autónomas destinadas a reforzar el estado del bienestar. Ha reivindicado que solo un Gobierno progresista ha sido capaz de impulsar medidas como la subida del salario mínimo interprofesional, la revalorización de las pensiones o la ampliación de los permisos de paternidad y maternidad. Frente a ello, ha vuelto a cargar contra la derecha y la ultraderecha por su labor de oposición, a las que ha acusado de intentar desgastar de forma permanente al Ejecutivo mediante la confrontación política.