
El comienzo de los exámenes finales de secundaria este año en Italia, la llamada ‘maturità’ ha estado lleno de polémica. Mientras multitud de alumnos encaraban la primera prueba escrita de italiano, una estudiante decidió denunciar públicamente su decepción tras no ser admitida para realizar el examen final. Para ello, esta estudiante envió un mensaje al portal educativo Skuola.net, donde explicó su experiencia sobre lo ocurrido.
La joven, que cursaba el último año de instituto, reconoce que su rendimiento no fue siempre constante. “Soy consciente de que mi compromiso no siempre fue del 100 %, como muchos estudiantes, a veces podría haberme esforzado más”, admite. Sin embargo, insiste en que el impedimento de acceso al examen no es solo consecuencia de sus errores, sino también del comportamiento de varios profesores.
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La carta recogida por el medio especializado La Tecnica della Scuola ha alterado a la comunidad educativa italiana. La alumna explica una serie de hechos que, según ella, dificultaron gravemente su proceso de aprendizaje y su posibilidad de recuperar las asignaturas pendientes.
Profesores ausentes y correcciones inexistentes

Según la versión de la alumna, esta denuncia que nunca se le permitió revisar sus exámenes escritos de italiano, lo que le impidió saber en qué se había equivocado. Además, acusa al profesor de inglés de no haber acudido el día en que tenía programado un examen de recuperación, además de negarse a volver a concretar otra fecha cuando regresó, justificándose con que “estaba cansado”.
Más sorprendentes son sus declaraciones sobre el profesor de historia, que también impartía la asignatura de italiano. “No enseñaba de verdad, muchas veces se dedicaba a leer el periódico, usaba el móvil o escuchaba música con auriculares”, explica. Según su testimonio, la clase nunca hizo simulacros del examen final de italiano, lo que causó que el grupo no tuviera una preparación básica para la prueba.
La alumna también se queja de algunas de las calificaciones obtenidas. El profesor de italiano, según expresa, le ponía continuamente un 5,5 sin posibilidad de recuperación, y finalmente le negó el acceso al examen argumentando que “ya estaba hecho”. Otra de las quejas que explicó la alumna fue la de haber recibido una nota de conducta más baja que la de otros compañeros con antecedentes disciplinarios o suspensiones.
“Siento que nada de lo que hice sirvió para algo”
Las consecuencias para la joven han sido muy duras. En su mensaje cuenta que lleva una semana sin salir de casa, sin ver a amigos ni acudir a su trabajo. “Siento un gran vacío, como si todo mi esfuerzo no contara para nada”, lamenta. En la carta no identifica ningún nombre, y por el momento no se conoce la versión del profesorado.
Por otro lado, otra denuncia de una madre exponiendo que a su hijo con autismo también lo suspendieron tras un año de esfuerzo. En su caso, la escuela argumentó que no se había optado por un programa educativo distinto al resto de alumnos y que, por tanto, se aplicaron los mismos criterios que al resto.
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