La nueva vida de Gonzalo Montoya tras su ruptura con Susana Molina: su pareja, sus negocios y su nuevo rumbo profesional

El exconcursante de ‘Gran Hermano’ se ha convertido en uno de los influencers de viaje más famosos de nuestro país

Guardar
Gonzalo Montoya en una imagen
Gonzalo Montoya en una imagen compartida en redes sociales (@gonzalomontoya9).

A tan solo un día de que Susana Molina camine hacia el altar con su pareja Guille Valle, resulta inevitable echar la vista atrás y recordar una de las historias de amor más intensas y mediáticas de la televisión: la que protagonizó junto a Gonzalo Montoya hace más de una década. Fue en 2013 cuando ambos se conocieron entre las paredes de Gran Hermano, dando inicio a una relación que captó la atención del público y que años después, curiosamente, terminó también bajo los focos. Fue en La isla de las tentaciones donde, tras siete años de relación, todo llegó a su fin.

No hubo infidelidades, pero sí un gran desencanto. Durante su paso por el programa, Susana comenzó a distanciarse emocionalmente de Gonzalo debido a ciertas actitudes y comentarios del sevillano. La frase “no sé si estoy enamorada” que ella pronunció ante Mónica Naranjo, se convirtió en el símbolo de su ruptura. Montoya, incapaz de ocultar su sorpresa y dolor, tuvo que aceptar que aquella historia de amor tan seguida por los espectadores había terminado.

Cinco años después de aquella despedida y con Susana a punto de darse el “sí, quiero” con su actual pareja, Gonzalo Montoya ha dado un giro radical a su vida. El tiempo, la introspección y nuevas experiencias le han llevado a reencontrarse con una versión más serena y madura de sí mismo. Atrás quedó el joven impulsivo que enfrentaba las emociones desde la confusión; hoy, con 33 años, el sevillano disfruta de una etapa marcada por la estabilidad, el crecimiento personal y una nueva relación que lo ha ayudado a cerrar definitivamente el capítulo de su pasado amoroso.

Susana Bicho y Gonzalo Montoya
Susana Bicho y Gonzalo Montoya en 'La isla de las tentaciones' (MEDIASET ESPAÑA).

María López, la mujer que ha iluminado su nueva etapa

En ese proceso de reconstrucción apareció María López, a quien Gonzalo llama cariñosamente “Marieta”. A diferencia de su anterior historia, esta vez ha preferido mantener su relación alejada del escaparate mediático, mostrando solo algunos destellos en redes sociales. Fue a mediados de 2023 cuando decidió compartir públicamente su nueva ilusión. “Es hora de presentaros a la luciérnaga que me alumbró en el túnel oscuro del desamor”, escribió en una emotiva publicación.

Con María, Gonzalo no buscaba a alguien que completara sus carencias, sino una compañera con quien compartir lo que ya había construido en soledad. “366 días. Mis labios volvieron a sentir la ilusión desmedida del amor. Arde Bogotá me contó la verdad: la salvación estaba dentro de un beso. Desde el momento en el que María llegó, me hizo conocer un yo especial. Un yo mejor. Ahora es parte de mí, de nosotros. Devolvió un brillo en los ojos que conformistamente yo decidí perder”, confesó en una de sus publicaciones. Esta nueva relación, marcada por la complicidad y la calma, ha sido clave en su proceso de sanación.

Gonzalo Montoya y María Lopez
Gonzalo Montoya y María Lopez en una imagen compartida en redes sociales (@gonzalomontoya9).

Del plató al emprendimiento: un cambio de rumbo profesional

Además, el sevillano celebró con elegancia y cariño el compromiso de Susana. Gonzalo no solo evitó comentarios ácidos o nostálgicos, sino que felicitó públicamente a la pareja. Un gesto que denota el crecimiento personal que ha experimentado. Y es que no solo ha madurado de forma propia, sino que también en el plano económico. En la actualidad, gestiona una empresa de representación artística, dos locales nocturnos y un estudio de tatuajes. Además, ha encontrado un espacio como influencer de viajes, faceta que cultiva a través de su perfil de Instagram, donde reúne a más de 470.000 seguidores.

El dato curioso es que Gonzalo, ahora trotamundos, sufría de aerofobia. Llegó a sentir verdadero pánico al volar, lo cual le impedía acompañar a amigos y seres queridos en escapadas y vacaciones. Fue entonces cuando decidió afrontar su miedo de forma directa. “El paso más importante es subirte al avión, es la única manera de perder el miedo”, explicaba a sus seguidores. Gracias a técnicas como evitar el alcohol antes de volar, usar tapones para aislarse del ruido y distraerse con películas, consiguió convertir su mayor temor en parte de su rutina laboral. Hoy presume de haber viajado a destinos como Perú, Islandia, Laos, Egipto o Irlanda.