La pizza es uno de los platos más queridos, repetidos y versionados de todo el planeta. Original de la ciudad de Nápoles, en Italia, esta receta se ha convertido ya prácticamente en un fenómeno mundial, que cada país, cada restaurante e incluso cada casa, versiona a su apetencia.
La importancia de esta receta no se limita solo a su popularidad; en 2017, la UNESCO reconoció el arte de los “pizzaioli” de Nápoles al incluirlo en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este arte culinario no solo implica la habilidad técnica para preparar y hornear la masa, sino también el profundo respeto por la tradición y la meticulosa atención al detalle en cada etapa del proceso, desde el amasado hasta el horneado en fuego de leña, donde la pizza adquiere su característico sabor y textura.
Aunque a kilómetros de Nápoles y sin las técnicas ni conocimientos de un verdadero pizzaioli, nosotros también podemos preparar una de estas delicias en nuestra propia cocina, adaptándola a nuestros gustos para celebrar una auténtica noche italiana en casa. Preparar una pizza es un proceso sencillo que casi cualquiera puede llevar a cabo. Pero hacerlo con un resultado auténtico no es tan fácil.
Hay una serie de claves, muy sencillas, que marcarán la diferencia entre una pizza mediocre y una digna de un profesional. Incluso en casa, sin el clásico ‘forno di pietra’ y con ingredientes fáciles de encontrar en nuestros supermercados, podemos llegar a bordarlo. Así lo explica la chef italiana Roberta, del restaurante Aroma Roma, una cocinera que también divulga sobre gastronomía tradicional italiana a través de sus redes sociales.
Tres claves para una pizza casera de sobresaliente
La chef Roberta comienza por el que es el primer paso de la elaboración, la masa. Al preparar esta base, explica la cocinera, es fundamental seguir dos pautas: “Utiliza harina de calidad y respeta el tiempo de fermentación”, comienza explicando. Este tiempo, afirma, debe ser, como mínimo, de ocho horas. “Una masa bien hecha te dará una pizza suave por dentro y crujiente por fuera”, justifica Roberta en su vídeo.
En segundo lugar, la cocina continúa centrando su consejo en un momento clave del proceso, el de hornear nuestra pizza. A pesar de, lógicamente, no tener en casa un horno de piedra típico italiano, lo ideal sería tratar de imitar al máximo posible sus características. De ahí el siguiente consejo de la italiana: “El horno debe estar supercaliente, con una temperatura entre 250 y 280 grados”. Las altas temperaturas harán que la pizza se cocine de manera uniforme, consiguiendo la textura y la elevación que un buen pizzaiolo busca en sus masas.
El último de los consejos que la experta menciona en este vídeo tiene que ver con los toppings que se añadan sobre la masa, algo que cambiará por completo el resultado de nuestra receta. “La elección de los ingredientes es fundamental. Utiliza tomate natural, sin azúcar y sin conservantes, y mozzarella de alta calidad. Los ingredientes frescos son la llave para una pizza perfecta”, resume la chef del restaurante italiano.