La científica egipcia que busca células artificiales en Barcelona para curar el cáncer: “No podemos depender de la suerte”

Yasmin ElMaghloob tiene seis meses para elaborar células artificiales con el Center of Genomic Regulation (CRG) en Barcelona y avanzar en tratamientos de inmunoterapia que llevar a El Cairo

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Yasmin ElMaghloob, investigadora becada por el programa 'Science by Women'
Yasmin ElMaghloob, investigadora becada por el programa 'Science by Women'

La carrera en la ciencia de Yasmin ElMaghloob está marcada por el azar. Sus pasos comenzaron en su último año de Farmacia en El Cairo (Egipto), cuando buscaba una empresa en la que realizar sus prácticas. Le tenía echado el ojo a un local cercano, pero el dueño acabó trasladando la compañía y desbarató sus planes. En ese momento, surgió la oportunidad de realizar una estancia en un laboratorio en Alemania. “Lo interesante para mí fue que yo decidía qué hacer. Ellos me daban un puzle y yo tenía que resolverlo. Desde ese momento, supe que eso era lo que quería hacer con mi vida”.

ElMaghloob terminó sus estudios y comenzó su posdoctorado en el laboratorio de inmunología del Hospital Infantil de Cáncer 57357 en El Cairo. El azar volvió a jugar sus cartas en el 2023. “Un científico del Center of Genomic Regulation (CRG) en Barcelona quiso presentarse al proyecto Science by Women. Teníamos un colega en común y preguntó si conocía a alguna científica en África. Ella sugirió algunos nombres y el mío estaba entre ellos”. Así es como ElMaghloob ha terminado en Barcelona, donde estudia las sinapsis inmunes.

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Son seis meses de estancia en los que busca elaborar células artificiales para entender “cómo la célula puede traducir fuerzas físicas en control genético”. “Es un proceso básico que acaba de descubrirse y puede afectar a muchas cosas, tanto en células sanas como enfermas, incluidas las cancerígenas”, explica.

Llevar la inmunoterapia a El Cairo

Genetistas trabajan en un laboratorio. (Shutterstock)
Genetistas trabajan en un laboratorio. (Shutterstock)

El desarrollo de nuevas terapias contra el cáncer es su objetivo principal, pero las últimas innovaciones son caras y difíciles de conseguir fuera de Occidente. “La inmunoterapia ha mostrado gran potencial, pero es mucho más cara que la terapia convencional. Sí, tienes más éxito, pero también menos pacientes que pueden tratarse”, señala. Así, entiende que el sistema sanitario “tiene que ser pragmático: puedes tratar a un pequeño número de pacientes con una droga muy cara o puedes tratar a muchos con medicinas más baratas”.

ElMaghloob explica que la inmunoterapia tiene varios problemas a la hora de aplicarla en el sur global: “Lo primero es que la mayor parte de la tecnología se desarrolla en Occidente, así que para conseguirla tienes que viajar allí. Lo segundo es que tienes tratamientos que se están desarrollando basados en pacientes occidentales, que no son exactamente como los pacientes que tenemos nosotros”.

Así, colaboraciones como la que realiza en el CRG permiten “introducir estas tecnologías en nuestros laboratorios, en nuestros países”. “Cuando realizas estos experimentos de un país a otro, cambia el resultado. Así que puedes modificarlo o intentar adaptarlo para que se ajuste a tus circunstancias”. El objetivo final es trasladar estas técnicas a su país, colaborar con empresas nacionales y poder desarrollar una versión local. Algo que algunos hospitales españoles ya han hecho, destaca. “Si en Estados Unidos (la terapia) puede costar 300.000 dólares, cuando lo traen aquí y lo hacen todo local, baja hasta los 5.000 o 6.000 euros. Sigue siendo mucho, pero se rebaja”.

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“En Estados Unidos pueden tener un robot super caro y funciona con el paciente. Pero en Egipto no tenemos ese robot super caro, me tienes a mí trabajando. Así que adaptas las técnicas para que sea más factible trabajar en el entorno”.

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“No podemos depender de la suerte”

La investigación es un campo difícil en Egipto, según explica El Maghloob, pues “requiere mucho dinero y no ves los resultados de inmediato”. “En Egipto, la comunidad investigadora es muy fuerte. Sí, afrontamos muchos problemas, pero como estamos en el mismo barco, todos nos ayudamos entre nosotros”.

En ese sentido, admite que “ser mujer es difícil”, especialmente por la conciliación. “Muchas de mis amigas están casadas, tienen familias y tienen que equilibrar el trabajo de laboratorio con cuidar de la familia y el hogar”, explica. “Creo que lo más importante es tener el apoyo de la gente de tu alrededor: los compañeros de laboratorio y tu familia. Y he tenido la suerte de tenerlo. Pero creo que no podemos depender de esa suerte. Tiene que haber un sistema que apoye a las personas”, defiende.

“Becas como la de Mujeres por África son una gran oportunidad para ayudar a la gente que trabaja en este campo para tener la oportunidad de experimentar nuevas tecnologías y hacer colaboraciones con la comunidad europea. Es a través de la colaboración que la ciencia avanza”.

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