Guerras, robos, nazis y una explosión que no fue: "la pintura más influyente de todos los tiempos" ya fue restaurada

‘La adoración del cordero místico’ de los hermanos Van Eyck es una de las obras de arte más importantes. Su increíble historia

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‘La adoración del cordero místico’ completa. Fue devuelta a su lugar de origen este mes (KIK-IRPA)
‘La adoración del cordero místico’ completa. Fue devuelta a su lugar de origen este mes (KIK-IRPA)

En septiembre de 2012, la Catedral de San Bavón, en Gante, Bélgica, estuvo cerrada al público. El día 12 los vecinos vieron varios automóviles y motocicletas de la policía. Sintieron inquietud: el tesoro mayor del lugar, La adoración del cordero místico, el retablo que data de 1432, había sido robado varias veces durante su larga historia. Uno de sus 12 paneles, por ejemplo, nunca fue recuperado; lo reemplaza una copia.

¿Se habrían llevado otra vez la pieza decorativa del altar, considerada "la obra maestra más codiciada del mundo"?

Sí, se la habían llevado. Pero no los ladrones: los restauradores la trasladaron al Museo de Bellas Artes para trabajar en ella. Y este mes de diciembre de 2016 la devolvieron exactamente como la dejó Jan van Eyck el día en que terminó la labor iniciada por su hermano, otro maestro flamenco, Hubert van Eyck: gracias a una nueva técnica de escaneo, los expertos pudieron quitarle todas las capas de óleos y barnices agregadas y limpiar su marco, cuya leyenda fue objeto de misterio durante siglos. Hoy la obra brilla —literalmente— como recobrada en el tiempo.

Telarañas alrededor de la cabeza de una de las figuras; un rostro todavía no identificado en el aire; vello facial, pieles de otros colores: una serie de descubrimientos echaron luz sobre la historia del retablo que se mantiene, todavía, bastante elusiva.

Los restauradores trabajaron durante cuatro años en la monumental obra que sobrevivió a guerras, nazis y robos (KIK-IRPA)
Los restauradores trabajaron durante cuatro años en la monumental obra que sobrevivió a guerras, nazis y robos (KIK-IRPA)

Se estableció, por ejemplo, que la obra no se pintó a lo largo de una década, sino entre 1426 y 1432: varios soportes de madera provienen de aquél, exacto árbol, según las técnicas de dendrocronología (la ciencia que da cuenta de la datación según los anillos de crecimiento). Difícilmente ese material básico, sobre el que trabajaban los pintores, durase tanto tiempo en el taller que Jan heredó de Hubert a la muerte del hermano mayor, el mismo año en que comenzó la composición de La adoración del cordero místico.

La restauración del marco original, que había sido pintado con hojas de plata para crear la ilusión de que estaba hecho en piedra, permitió conocer más sobre la historia de los artistas. Una inscripción había quedado tapada por las capas de pintura oscura con que se había cubierto el marco: se la encontró durante una restauración en 1823, y el mundo del arte se dividió entre los que la creían original y los que la creían una falsificación agregada en el siglo XVI. Era una cuarteta en rima que nombraba a los mecenas de la obra (Jodocus Vyd y su esposa, Lysbeth Borluut), ponía la fecha de finalización y decía que los autores habían sido Hubert van Eyck "del cual no existe mejor" y Jan, su "segundo en el arte".

Pero en el siglo XIX Jan van Eyck no era un segundón, sino un artista reconocido; en cambio, no se conocía a Hubert, un maestro perdido si realmente era el autor de la que se consideraba "la pintura más influyente de todos los tiempos".

"Nuestra restauración confirmó que la inscripción es original", dijo Bart Devolder al diario británico The Guardian. Eso hizo del retablo la primera obra realmente atribuible a Hubert van Eyck y también una manifestación de amor fraternal: al establecer esas categorías que ensalzan a su hermano, Jan van Eyck fue quizá menos humilde que afectuoso.

(KIK-IRPA)
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Qué reveló la restauración

Ahora que el marco tiene una suerte de resplandor porque en algunas partes sobrevivieron, sobre las hojas de plata, glaseados transparentes, la obra en su conjunto gana una especie de efecto tridimensional, según Devolder.

Entre los elementos que la dotaron de fama se destacan el uso del óleo en gran escala —fue de las primeras obras hechas con este material, cuando predominaba la pintura basada en huevo— y en la riqueza de la composición "por la atención profunda que brinda tanto a la belleza terrena como a la divina", explicó The New York Times en su nota sobre los cuatro años de restauración del políptico de Gante.

El panel central, cuyo nombre se ha extendido a la obra entera, La adoración del cordero místico, muestra la liturgia del cordero, que representa a Jesucristo, sacrificado sobre el altar, cuya sangre se vierte en un grial. El resto de los paneles muestran numerosas figuras en un paisaje de un simbolismo religioso inagotable.

(KIK-IRPA)
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Cristo en majestad, rodeado de la Virgen María y Juan el Bautista; un coro de ángeles; Adán y Eva; Caín y Abel; peregrinos de todos los caminos de la vida que adoran al cordero místico: todas esas figuras, con detalles asombrosos como el vello facial de los personajes o los reflejos en el ojo de un caballo, se ven cuando la pieza está abierta sobre el altar de la catedral.

Cuando el retablo está cerrado —antes sólo se lo abría y se lo mostraba en fechas de fiestas—, muestra en los paneles superiores a las sibilas de Cubas y Eritrea y a los profetas Zacarías y Miqueas: en la Edad Media se les atribuía a los cuatro la predicción de la llegada del Mesías.

En el segundo nivel, los paneles representan la Anunciación, el episodio en el cual el arcángel Gabriel le anuncia a la Virgen María que será la madre de la divinidad. En la base, los paneles laterales muestran a los mecenas en posición de rezo, y dos esculturas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista en los dos centrales.

Una historia de crímenes y tecnología

El trabajo consagratorio de los hermanos Van Eyck conoció muchos peligros antes de los rayos X y la eliminación de capas de pintura.

Lo robaron durante tres guerras distintas: las napoleónicas, la Primera y la Segunda Guerras Mundiales. Los nazis lo guardaron en una mina de sal y por poco un oficial renegado de las SS lo voló en mil pedazos. Ya había estado al borde de la destrucción, en el siglo XVI, a manos de los iconoclastas. Se lo vendió ilegalmente y sufrió numerosas falsificaciones. En 1934 uno de sus doce paneles (el inferior de la izquierda cuando el retablo está abierto, "Los jueces justos") fue robado sin que se haya encontrado una pista desde entonces.

(KIK-IRPA)
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La fragilidad de la obra hizo que durante mucho tiempo los restauradores no pudieran remover las capas agregadas. Una nueva tecnología les brindó el permiso de realizar la tarea arriesgada: la técnica de escaneo llamada Macroanálisis de Fluorescencia de Rayos X (MA-XRF).

¿En qué consiste la novedad? Primero se bombardea una pintura con ondas electromagnéticas de alta frecuencia, para que los átomos emitan sus propias ondas electromagnéticas. Luego un escáner copia el trazado de esas segundas ondas, y un análisis de elementos complejos permite identificar átomo por átomo y su lugar en la superficie pintada. Así los científicos pueden reconstruir las diversas imágenes subyacentes.

El MA-XRF se había utilizado ya sobre los Girasoles de Vincent van Gogh, Los síndicos de los pañeros de Rembrandt y El grito de Edvard Munch, además de varios óleos de otros primitivos flamencos como Jan van Eyck. Pero "nunca antes se había escaneado una superficie tan amplia", dijo a The New York Times Geert van der Snickt, un especialista de la Universidad de Antwoer que contribuyó con el desarrollo del método.

A un costo de 1,3 millones de euros, se pudo confirmar lo que creían los historiadores del arte: que debajo de una serie de capas agregadas había una obra mucho más espectacular. Y desde este mes está en la Catedral de San Bavón, restaurada a su esplendor original de casi seis siglos atrás.

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