La pandemia es "potencialmente mortal" para hoteles de lujo de Ginebra

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Bajo los toldos rojos escarlata, las contraventanas del Richemond están cerradas desde que la pandemia ha privado de clientes al famoso hotel de cinco estrellas de Ginebra. Después de un verano "catastrófico", otros establecimientos temen correr su suerte.

"Tenemos una profesión que está realmente en cuidados intensivos y el estado es potencialmente mortal", resume, muy serio, Thierry Lavalley, presidente de la sociedad de hoteleros ginebrina y director del Fairmont Grand Hotel Geneva, otro famoso hotel de lujo a orillas del lago Lemán.

2018 y 2019 fueron años de vacas gordas, con unos 3,2 millones de pernoctaciones anuales. 2020, debido a la pandemia del nuevo coronavirus, se enfrenta a un "tsunami económico", afirma Lavalley.

A finales de julio, los hoteles de Ginebra habían acumulado 693.000 pernoctaciones y esperan llegar a duras penas a 1,3 millones a finales de año, o sea el equivalente al nivel de 1954, cuando la ciudad tenía la mitad de establecimientos.

El fenómeno golpea a todas las grandes ciudades europeas, pero en Ginebra la situación es muy crítica debido a la especificidad de su clientela de negocios internacional y diplomática.

El llamado turismo de ocio (clientes individuales) "solo constituye una cuarta parte de la actividad hotelera ginebrina", explica Adrien Genier, director general de la Fundación Ginebra Turismo y Congresos.

Las tres cuartas partes restantes son congresos, seminarios y reuniones de empresas, así como clientes vinculados a la actividad de organismos internacionales (OMS, OMC, Consejo de Derechos Humanos de la ONU, etc.)

"No hay más congresos, ni turismo de negocios, Naciones Unidas está al ralentí, lo que hace que Ginebra sea la ciudad más afectada de Suiza: un 63% menos de pernoctaciones que en 2019 durante el período enero-julio y se estima que alcanzaremos el -75% a fines de 2020", detalla el director del Fairmont.

- "Salir del fondo del pozo" -

Además, con sus 126 hoteles y 10.000 habitaciones, Ginebra es, añade, la ciudad con la densidad hotelera (número de camas respecto al de habitantes) más alta del mundo.

Si nada cambia, teme Lavalley, el sector "se verá muy impactado por cierres y quiebras" como el histórico Richemond, cerrado desde el 5 de julio tras 145 años de existencia.

Las ciudades cercanas, que suelen beneficiarse de la atracción que supone Ginebra, sufren el impacto negativo. Como Lausana, a poco más de 60 km, donde un establecimiento ya tiene previsto cerrar "en octubre", anuncia Stefano Brunetti-Imfeld, presidente de la industria hotelera lausanesa.

Lausana, una ciudad que alberga más de 50 federaciones deportivas internacionales y la sede del Comité Olímpico Internacional (COI), sufre asimismo por el hecho de que "todas estas personas hoy están en casa, no van a las oficinas, tienen prohibido viajar o hacer venir a gente", lamenta Brunetti-Imfeld, cuya familia dirige el céntrico Hôtel de la Paix desde 1954.

Ante esta "situación completamente inédita", los hoteleros de Ginebra y de los alrededores piden al gobierno federal suizo y a los cantones que creen "una ayuda a fondo perdido para la hostelería" para que pueda sobrevivir a la espera de días mejores.

También quieren que las autoridades públicas encuentren un mejor equilibrio entre "lo sanitario y lo económico" porque cada restricción, cada limitación de circulación tiene un impacto "inmediato y devastador" en la frecuentación hotelera, asegura Brunetti-Imfeld, refiriéndose a la reciente clasificación en zona roja de nueve regiones francesas, entre ellas París.

Lavalley insiste en que hay que encontrar un término medio "para poder salir del fondo del pozo".

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