Una mujer transgénero estadounidense, que fue la primera en llevar los derechos de esta comunidad ante la Corte Suprema de Estados Unidos, murió el martes, cuando esperaba que el máximo tribunal emitiera una decisión sobre su caso.
Aimee Stephens, de 59 años, murió en su domicilio de Detroit, en el norte de Estados Unidos, al lado de su pareja Donna, anunció en un comunicado la poderosa asociación de defensa de los derechos cívicos ACLU.
"Aimee no deseaba ser una heroína o una pionera, pero lo fue", comentó Chase Strangio, uno de los integrantes de ACLU que la ayudó a llevar su caso judicial.
La asociación no informó del motivo del deceso, pero la mujer sufría una grave insuficiencia renal.
Después de trabajar durante seis años como hombre en una funeraria, le dijo a su empleador que había comenzado su transición al sexo femenino.
En ese momento su jefe, Thomas Rost, que se decía "cristiano devoto", la despidió argumentando que no quería distraer el duelo de sus clientes.
Aimee Stephens lo llevó ante la justicia por discriminación. Luego de haber perdido en primera instancia ganó la apelación y su empleador llevó el caso al más alto tribunal de justicia del país.
Paralelamente a su caso, la Corte Suprema revisó despidos de otros dos homosexuales y se espera que emita en junio su decisión final referente a los derechos de millones de empleados en esa situación.
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