Los holandeses son los más altos del mundo y siguen creciendo

Una distribución equitativa de la prosperidad sería la causa del impulso del crecimiento colectivo, a lo que expertos suman una dieta rica en proteínas y un buen servicio de salud. El hombre promedio mide 1,84 metro, y la mujer 1,70

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 AP 162
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(AP).-

La mayoría de los seres humanos es más alta que sus padres, quienes a su vez probablemente fueron más altos que los suyos. Pero en Holanda, la progresión generacional ha llegado más lejos.



En los últimos 150 años, los holandeses han pasado a ser el pueblo más alto del mundo, y según los expertos siguen creciendo.



El estudio de la altura de los holandeses a lo largo de los siglos ofrece un panorama sobre la salud y riqueza de la nación.



La prosperidad, distribuida equitativamente, impulsó la tasa de crecimiento colectivo que comenzó a mediados de la primera década del siglo XIX y sólo fue interrumpida durante los años trágicos de la ocupación nazi a mediados del siglo XX, cuando la estatura promedio declinó.



Pero con su dieta rica en proteínas y un servicio nacional de salud que cuida minuciosamente de los niños, los holandeses están más altos que nunca, y la misma altura se ha convertido en un asunto de política social que requiere la intervención del gobierno y la empresa privada.



Y si no, pregúntenle a Pieter Gijselaar sobre los problemas de los longuísimos.



Con sus 2,10 metros de estatura, pasa gran parte de su vida agachándose para entrar por las puertas y cuidándose de no lastimarse la cabeza.



Como viaja en avión en clase económica, sólo puede sentarse en la fila que da a la salida de emergencia. Hizo arreglar el asiento de su automóvil Volkswagen para tener más espacio y le tuvieron que alzar el escritorio de su oficina colocando bases debajo de las patas.



Pero Gijselaar, un agente de bienes raíces de 28 años, dice que no le resulta tan difícil como a su padre _de "apenas" 1,95 de estatura_, en un indicio de lo que han progresado los holandeses en reconocer su estatura inusual.



"Comprar ropa y zapatos ya no es más problema. Uno siempre encuentra comercios que venden medidas grandes", dijo. "Pero no es barato. Yo no consigo ningún descuento".



Aunque la gente tiende a mirarlo, Gijselaar dice que sobresalir una cabeza sobre casi todos los demás deja su efecto. "La gente no me olvida. Si usted me encuentra dentro de un año, recordará quién soy".



El varón holandés promedio mide 1,84 metro, y la mujer 1,70.



Claro que hay muchos más altos. Tantos, por cierto, que hace cuatro años el gobierno ajustó los códigos edilicios para elevar los marcos de las puertas y cielo rasos en 20 centímetros. Las puertas deben tener ahora 2,30 metros de alto.



Durante años, la aerolínea nacional Royal Dutch KLM mantuvo un acuerdo con el Club de la Gente Alta para dar preferencia a los miembros del club en sus asientos delanteros con más espacio para estirar las piernas. La aerolínea canceló el acuerdo el año pasado después de recibir quejas de discriminación de gente menos alta, dijo el vocero del club, Paul van Sprundel.



Aunque eso constituyó un revés, la compañía nacional de ferrocarriles le pidió al club este año que probase los asientos de una nueva serie de vagones.



"Cada vez más gente toma conciencia de nuestras necesidades", dijo.



El club de 50 años de vida tiene unos 2.000 miembros individuales y familias, un total de unas 4.500 personas incluyendo hijos de parejas altas. Pero van Sprundel dijo que los requisitos son mínimos para adecuarlos a los de clubes similares en otros países: 1,90 metro para varones y 1,80 para mujeres.



Según estos niveles _modestos para Holanda_, calcula que unas 800.000 personas podrían ser admitidas en el club en este país de 16 millones de habitantes.



No siempre fue así.



En 1848, uno de cada cuatro varones era rechazado de la conscripción militar porque no alcanzaba la estatura de 1,57 metro. Hoy, menos de uno de cada mil no la alcanza.



George Maat, profesor de anatomía y antropología física en el Centro Médico de la Universidad de Leyden, cita un estudio publicado en 1861 que correlaciona la estatura de los conscriptos con la disponibilidad y el precio del centeno, el principal alimento en esa época. Un año después de una cosecha pobre y precios elevados, aumentaba el número de conscriptos rechazados por baja estatura.



Durante el imperio romano, hace 2.000 años, los hombres de mayor estatura en ese entonces, provenientes de los Países Bajos, de 1,76 metro de altura, eran reclutados como guardias especiales para el emperador, dijo Maat. A juzgar por los restos de sus esqueletos, el romano promedio tenía entonces por lo menos 10 centímetros menos.



La altura declinó durante los 1.800 años subsiguientes a medida que el suministro alimenticio no se mantuvo a la par del crecimiento de la población, y la gente se mudó a ciudades amuralladas plagadas de enfermedades, dijo Maat. Frente a su oficina hay un predio donde están enterradas miles de víctimas de una plaga epidémica de 1635.



Aun durante la Edad de Oro del siglo XVII, cuando Amsterdam era la ciudad más rica del mundo, la riqueza estaba concentrada en manos de unos pocos mercaderes y la altura del hombre promedio permanecía baja.



Recién para la Primera Guerra Mundial los holandeses recuperaron los 10 centímetros que habían perdido a lo largo de dos milenios.



A medida que mejoran los niveles de vida, Maat calcula que la estatura promedio de un varón holandés podría ascender a 1,90 metro dentro de los próximos 50 años, de mantenerse la tendencia actual. El influjo de inmigrantes del norte del Africa podría desacelerar la tasa de crecimiento, pero sus hijos podrían estar a la misma altura en unas pocas generaciones.



La riqueza no lo explica todo. Los escandinavos, que eran la gente más alta del mundo antes de la Segunda Guerra Mundial, dejaron de crecer, al parecer luego de alcanzar su tope genético.



"Con mejores alimentos los pigmeos podrían aumentar de estatura, pero nunca llegarán a ser como los holandeses. No lo llevan en los genes", afirmó.



Los holandeses siguen buscando su límite. "Seguimos creciendo, pero no sabemos hasta dónde", se preguntó.