En X (anteriormente conocido como Twitter), una joven compartió una conversación por WhatsApp que mantuvo con una empleada de un local de ropa. Lo que comenzó como una experiencia de compra cotidiana rápidamente se convirtió en un debate sobre el servicio al cliente y la responsabilidad de las marcas.
Según los detalles revelados en la conversación, la joven había adquirido una prenda que, por error del sistema, no estaba disponible en el momento de la compra, a pesar de que aún figuraba en stock en la página web. Ante esta situación, la dueña del local de ropa se comunicó con ella para ofrecer una solución alternativa.
La propuesta de la marca fue ofrecerle la misma prenda en un color y talle diferente, a lo que la usuaria respondió con argumentos sólidos: “Pero soy talle 2. Entiendo el problema, pero ofrecerme un talle que no soy no es solución, es más bien cambiar un problema por otro”. Esta afirmación desencadenó una serie de respuestas por parte de la marca, insistiendo en que era la única opción disponible.
“Entiendo, pero es lo que podemos ofrecer como solución”, le respondieron desde el local. Sin embargo, no se quedó con ello: “Jaja, pero no es una solución para mí. No me voy a comprar algo que no voy a usar”.
La conversación, llena de firmeza por parte de la clienta y respuestas aparentemente inflexibles por parte de la marca, se volvió rápidamente el foco de atención en las redes sociales. Los usuarios expresaron su apoyo a la joven, destacando la importancia de la atención al cliente personalizada y la responsabilidad de las marcas en resolver adecuadamente los problemas surgidos durante el proceso de compra.
“¿Pero qué clase de persona te ofrece una solución que no soluciona?”, “¿Cómo no vas a adaptar tu talle a las necesidades de ellos?”, “Agrandate o achicate, problema tuyo”, “Bueno... vos también sos talle 2. No hay voluntad”. son algunos de los mensajes.