La conmovedora historia de Facundo Arana y su mejor amigo: "Era un alma evolucionada en este mundo loco"

El actor recordó a Cali, quien nunca se fue de su lado cuando tuvo cáncer, y reveló el particular vínculo que une a Rodrigo de la Serna con este relato

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La conmovedora historia de Facundo Arana y su mejor amigo (Video "PH, Podemos Hablar" – Telefe)

Facundo Arana fue el gran protagonista de la emisión del sábado pasado de PH, Podemos Hablar. El actor, que desde el lunes se lo podrá ver en la nueva ficción Pequeña Victoria, contó anécdotas de todo tipo que conmovieron, hicieron reír y sorprendieron a los otros invitados del ciclo y al propio conductor, Andy Kusnetzoff, que quedó un tanto opacado ante su presencia. Pero una de sus anécdotas, por su carga emotiva y por la enseñanza que dejó, se ubicó por encima de todas las demás.

Para relatar esta historia, Arana se remontó a 1989, cuando tenía tan solo 17 años. Su adolescencia, que había transcurrido sin mayores sobresaltos, sufrió un cambio rotundo cuando le diagnosticaron el mal de Hodgkin, un cáncer que afecta los ganglios linfáticos.

Afortunadamente, a su lado siempre se encontraba Cali, su gran amigo de la infancia, que dos años antes lo había llevado a su primer clase de teatro con Alicia Muzzio. "Cali fue un alma absolutamente evolucionada en este mundo loco. Él era absolutamente romántico. Escribía como los dioses, pero escribía como Borges, real. Era una cosa impresionante. Y yo quería dibujar. Entonces, cuando no estábamos en el colegio nos sentábamos uno al lado del otro con mate y puchos: él escribía y yo dibujaba. Y un día viene y me dice: 'Tenemos que estudiar teatro'. Yo dije que no, pero me insistió y me llevó", recordó, sobre aquellas épocas.

Por los tratamientos de quimioterapia que realizó para combatir su enfermedad, Arana se quedó calvo. Y su amigo, siempre fiel junto a él, se rapó la cabeza para acompañarlo: "Nos poníamos cosas frías en la cabeza, jugábamos a eso para que pudiera aguantar la quimio. Por supuesto el pelo se iba a ir. Es algo muy importante porque vos estás tratando de agarrar la vida y no querés que se vaya nada. Cada cosa que se va es una menos que te queda".

"Estaba en medio de este tema y tocan el timbre en casa. Abro y era Cali pelado. Le digo '¿qué hacés?' Y él me responde: 'Te acompaño'. En el colegio se le reían en la cara y él nunca le dijo a nadie lo que había pasado y por qué se afeitaba la cabeza. Lo hizo sistemáticamente hasta que me volvió a crecer el pelo", recordó.

En ese sentido, Arana reveló que un día, mientras hablaba del cáncer con su amigo, él le preguntó "y si te morís, ¿ya escribiste tu testamento? hay que escribir uno". Dicho y hecho, en ese mismo instante los dos dejaron su testamento.

La amistad, la familia, su voluntad y los tratamientos médicos ayudaron al actor a superar la enfermedad después de diez meses de tratamiento y más de cinco años de controles médicos. Pero el destino le tenía preparado un nuevo obstáculo en su vida: no mucho tiempo después su gran amigo murió de un aneurisma de la arteria aorta.

"Me llama la mamá y me dice: 'Che, ¿es posible que Cali haya escrito un testamento?' 'Sí -le digo-, lo escribimos juntos'. Él le había dejado a cada uno de sus familiares una frase, y había dejado escritos borgianos. Además, él nunca lo supo y ahora lo sabe y lo acompaña toda su vida: dejó una hija que ahora es la novia del hermano de Rodrigo de la Serna", contó, ante la mirada conmovida del actor que, casualmente, también se encontraba en el programa en condición de invitado, con quien se dio un abrazo.

Unos minutos más tarde, Arana volvió a hacer referencia a la conmovedora historia de Loli, la hija de Cali: "Quisiera haber podido estar más presente en su crianza. Ella me quiere mucho más de lo que merezco porque no estuve todo lo presente que debía estar. Si pudiera volver en el tiempo para hacer eso… Ella se lo merece, y Cali ni hablar".

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