La repentina partida de Romina Manguel de Animales Sueltos, el ciclo que conduce Luis Novaresio por la pantalla de América, despertó una serie de especulaciones. Se habló de supuestos conflictos con la productora e, incluso, con sus compañeros de trabajo. La periodista venía desempeñándose como columnista del programa desde hacía cinco años, cuando el mismo era conducido por Alejandro Fantino. Pero el pasado viernes dejó su lugar, que a partir de ahora será ocupado por Rosario Ayerdi. ¿Qué fue lo que sucedió?
“Romina decidió dar un paso al costado porque estaba un poco cansada y abrumada por la pandemia. Intentamos por todos los medios cambiar su decisión, pero no tuvimos éxito. Sigue en el grupo: está con Luis en la radio (con Novaresio 910 por La Red) y seguramente estará en algún otro proyecto”, aseguró Noel Vila, en nombre de Jotax Producciones.
El conductor del ciclo, por su parte, también se mostró apenado por la renuncia de Manguel. “Es una gran profesional que por suerte seguirá trabajando conmigo, lo que demuestra nuestra buena relación, y a la que le esperan grandes proyectos periodísticos”, auguró Novaresio.
Finalmente, en diálogo con Teleshow, Romina explicó exactamente qué fue lo que la llevó a tomar la decisión de no continuar con el programa. “El motivo fue que estaba con mucho cansancio. No estaba bien físicamente. Estuve con algunos ataques de pánico en esta etapa de la pandemia. Empecé como muy militante de la cuarentena dura, pero después se me hizo muy difícil”, relató.
La periodista, que es mamá de Tali (9) y Hannah (12), explicó: “Yo tengo dos hijas que viven conmigo, con el colegio, el Zoom y todo lo que eso implica. Y la verdad es que, con todo lo que está pasando, tampoco terminé de encontrar mi lugar en el programa. Nosotros, que amamos lo que hacemos, sacamos fuerzas de donde no las tenemos. Pero me sentía desdibujada. Creo que nos pasó a todos en el periodismo. Porque una cosa es hablar de política o de judiciales, que es lo mío, pero otra es estar escuchando a infectólogos hablar de la duplicidad de contagios”.
Manguel dejó en claro que fue el contexto del COVID-19 el que la hizo sentir incómoda en el ciclo y que prefirió irse “con el mejor de los recuerdos” antes de que la situación se volviera insostenible. Pero ratificó que nunca tuvo ningún problema ni con la producción ni con sus compañeros.
“Teníamos muchas ganas de trabajar con Luis desde hacía años y justo se nos dio ahora, pero nadie imaginaba un 2020 así. Yo no soy infectóloga. Como periodista, puedo preguntar, pero me da mucho miedo hablar de cuestiones de salud pública sin saber. Salir a las diez de la noche de mi casa para estar sentada y no encontrar qué aporte hacer en el programa, realmente no me gustaba. Y no tenía ganas de terminar enojada con un lugar que a mí me dio un montón, e irme con una sensación de mierda. Así que era el momento justo”, explicó.
Romina contó que ya venía hablando con Juan Cruz Ávila y con Gabriel Hochbaum, responsables de la productora. “Ellos me notaban incómoda. Y es muy difícil caretearla en la tele. Además, yo soy muy transparente y me cuesta disimular la mala cara. Quizá sea un error mío, pero no le encontré la vuelta. Me costó mucho la ida de Alejandro. Y también me frustré con la expectativa que tenía de trabajar con Luis, porque ni siquiera pudimos probar la dinámica de laburar en tele cuando nos cruzó la pandemia. Y la verdad es que nosotros siempre nos divertimos mucho juntos”, aseguró.
Por otra parte, Manguel quiso explicar cómo es su relación con cada uno de sus compañeros porque, según dijo, hubo mucha “mala leche” en las versiones que circularon al respecto. “Creo que esto tiene que ver con el hecho de que, por ser minas, siempre nos vamos como locas pegando un portazo. A mí me tienen los ovarios al plato con eso. Para empezar, no tengo ningún problema con quienes están detrás de cámara. Amo Jotax y los productores son mis amigos. Me han bancado desde un divorcio hasta situaciones de las más difíciles”, comenzó diciendo.
Y después habló de los periodistas con los que compartió la mesa. “Maxi Montenegro es amigo mío de toda la vida. Con Javier Calvo puedo tener mil diferencias y vivimos momentos ásperos pero, ideológicamente, es la persona que está más cerca de mi postura y disfruto debatir con él. Claudio Marangoni para mí es un campeón, un caballero, y me encanta que esté. Y a Nacho Ortelli lo recomendé yo cuando me preguntaron quién era bueno cubriendo la Rosada”, explicó.
Por último, Romina dijo que le parecía “una genialidad” que hubieran dicho que había tenido un altercado con Ayerdi, ya que ni siquiera la conocía. “¿Cómo puedo pelearme con alguien que no conozco? Eso es bien de machirulo. No quiero entrar en cuestiones de género porque aburro, pero tiene que ver con esto de decir que las minas siempre se pelean. Un solo día compartí con ella. ¿Imaginate si yo me voy ir de un lugar en donde estuve tanto tiempo porque vino Rosario? Pobrecita, el caramelo que se está comiendo...”.
Manguel contó que tiene muchas ganas de seguir trabajando en la productora y que lo más probable es que surja otro proyecto. “Si no es así, las cosas terminan bien igual. Acá no hay una pelea. Esto nos desgastó a todos. Por ahí, a mí me agarró psicológicamente un poquito más débil o con menos resto. Hay que sumarle las ocho horas de más que las minas laburamos y que nadie cuenta. Pero no lo estaba disfrutando al programa. Y eso generaba una dinámica que tampoco estaba buena para el equipo”, dijo.
Finalmente, Romina contó que ahora se encontraba “perfecta” de salud. “Tenemos que blanquear que tenemos miedo como todos y que nos vemos sobrepasados. Y eso que yo soy una privilegiada, porque tengo mi casa, Netflix, Internet y todas esas comodidades. ¡Ni me quiero imaginar lo que le pasa a las mujeres que están en otra situación! Así que ya me costaba mucho ir al programa. Se me estaba haciendo muy denso y el cuerpo me había empezado a pasar factura”, relató.
Y aseguró que, si su salida del ciclo hizo tanto ruido, es porque “nadie se baja de la televisión si no es por un quilombo”. Pero agradeció que, tanto la producción como Luis, le dijeron que hiciera lo que fuera mejor para ella. Y explicó que, por suerte, pudo ver las señales. “Me pasó de ducharme, cambiarme, comer y, cuando estaba lista, no poder salir de mi casa. Ahí dije ‘basta'. Yo no voy a descubrir la vacuna contra el coronavirus. Y la verdad es que era un esfuerzo que en este momento no puedo hacer. Yo vengo de la escuela de la gráfica. Y, para mí, ser periodista no era ser famosa. Así que no tengo miedo de que no me llamen”, concluyó.
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