Cine: análisis de “Bloodshot”, la nueva película protagonizada por Vin Diesel

El actor de la saga “Rápidos y furiosos” encarna a un soldado asesinado por un terrorista que es revivido y convertido en una máquina de matar

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Con sus limitaciones actorales, Vin Diesel se mueve con comodidad en este tipo de producciones

Ray Garrison (Vin Diesel) es un soldado que tras ser secuestrado, torturado y no revelar secretos corporativos, es asesinado junto a su novia que también ha sido capturada por un sanguinario terrorista. Lejos de aceptar su pérdida, la corporación Rising Spirit Technologies (RST) utiliza la nanotecnología para volverlo a la vida y convertirlo en un súper soldado biotecnológico y sobrehumano denominado Bloodshot.

En su nuevo cuerpo, Garrison es capaz de aumentar su fuerza, sus reflejos y su capacidad de cicatrización y regeneración, transformándolo prácticamente en un ser indestructible. La organización que lo ha resucitado controla su físico y su mente y Ray no sabe qué es real y qué es producto de su imaginación. Pero cuando comience a recordar su vida anterior y sus lazos familiares, decidirá encontrar la verdad a cualquier costo y sobre todo cobrar venganza.

El debut tras las cámaras de Dave Wilson, supervisor creativo de varias películas de los Avengers y diseñador de juegos para consolas, posee un argumento que recuerda al clásico RoboCop, y aunque el filme está basado en una historieta de Valiant Cómics, también se nutre del espíritu de gemas fílmicas, como El vengador del futuro, Soldado Universal o del mítico padre literario del género, el Frankenstein de Mary Shelley.

Con sus limitaciones actorales, Vin Diesel se mueve con comodidad en este tipo de producciones de acción cyberpunk herederas del cine anfetamínico de los ochentas, en el que abundan tiros, explosiones, golpes de puño, humor negro y buenas dosis de hemoglobina.

Como la saga Riddick o El último cazador de brujas, Bloodshot no destila originalidad, ideas grandiosas ni subtramas laberínticas (aunque a mitad de metraje se reserva un interesante giro argumental), pero es entretenida y tiene una lograda dirección de arte y una puesta en escena contundente.

Las tomas de combate y las coreografías de peleas no resultan súper innovadoras, pero el director rescata recursos y tópicos de los videojuegos para dotar a las secuencias más extremas de realismo y vértigo, con buenos efectos visuales y un montaje vertiginoso que nunca decae en ritmo.

En un mercado dominado por las franquicias, los héroes enmascarados, las secuelas y las remakes, el desembarco de Bloodshot con sus limitaciones y por momentos olor a refrito, termina resultando una bocanada de aire fresco. Un espectáculo fílmico de tono retro que resulta un viaje en el tiempo a las épocas del cine en continuado y las salas de barrios.

Con esta saga que promete continuar, Vin Diesel termina de acomodarse en el altar de los referentes del músculo y las balas, una zona en la que convive con próceres intocables, como Chuck Norris, Van Damme, Stallone y Schwarzenegger. No es poco para el Pelado de Rápidos y furiosos.

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