Raúl Tejón: su personaje “deleznable” de Machos Alfa, el boom de la ficción española y el deseo de trabajar en Argentina

A la espera de la segunda temporada de la exitosa serie de Netflix, el actor pasó por el país para rodar la comedia Astronauta. La capacidad transformadora del arte y el barrio como escuela de vida

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“No saben lo que les espera”. Raúl Tejón y sus compañeros de elenco acababan de ver los tres primeros capítulos de Machos Alfa cuando alguien del equipo de Netflix soltó la frase que lo tomó por sorpresa. No llegó a prepararse ni siquiera cuando advirtió que la publicidad que acompañó el lanzamiento podía presagiar algo realmente grande. Porque como ocurre en las mejores historias, la realidad superó a la ficción y desde el momento de su estreno la serie fue furor no solo en España, sino en lugares tan dispares como Taiwán o Polonia... y Argentina, claro. “Estamos acostumbrados a consumir ficción anglosajona, pero ahora entendimos que ellos pueden hacer lo mismo con nosotros. Y ahí hay un cambio de mentalidad”, celebra el actor en diálogo con Teleshow sobre un cambio de paradigma que lo entusiasma.

Raúl pasó por Buenos Aires como parte del rodaje de Astronauta, una comedia romántica coproducida entre España, Uruguay y Argentina que lo llevó por locaciones como Barcelona, Las Vegas, Palermo y Villa Crespo. Y que le permitió saldar una cuenta pendiente y pisar Buenos Aires por primera vez. “Me abrió los brazos desde el día que llegué”, dice Raúl, con el afecto todavía en el cuerpo. “El cariño con el que la gente se te acerca es maravilloso, porque lo hacen desde un sitio muy respetuoso que tiene que ver con su identidad y su manera de entender la cultura”, agrega para redondear un cumplido genuino.

Además de conocer por fin Buenos Aires, Astronauta le permite reivindicar el amor más allá de las edades y las fronteras. “Es una comedia romántica de gente de mi edad. Parece que los protagonistas de las comedias románticas solo pueden ser veinteañeros, pero los de 40 y pico también nos enamoramos”, sentencia el actor de 48 años, y suma que esto es lo primero que lo sedujo del proyecto. Luego llegó el hilo fino de la trama, con un personaje que persigue la obsesión de casarse, una meta que heredó de su madre y en algún momento se da cuenta que puede tratarse de una trampa. “Hay algo de esa ensoñación, en ese cuento que nos han contado a todos y que luego es fuente de infelicidad. Pero el personaje quiere vivir la experiencia y decide irse a Las Vegas a casarse con o sin su pareja... y ahí hasta ahí te voy a contar”; frena de golpe, dejando la puerta abierta al misterio. Y en algún aspecto, al satirizar sobre los mandatos y el deber ser lo conecta con Machos Alfa. La serie que marcó un antes y un después en su carrera y que proyecta el estreno de su segunda temporada para fin de año.

Raúl Tejón durante su estadía en Argentina (Instagram)
Raúl Tejón durante su estadía en Argentina (Instagram)

—¿Cómo explicás el boom de la serie?

—Yo creo que ha funcionado, primero, porque no intenta aleccionar y segundo, porque me parece que se ha hecho en el momento que se tenía que hacer. Estamos en un punto donde hay que replantearse qué somos como sociedad, qué somos como hombres. Machos Alfa habla de la deconstrucción de las masculinidades, replantearse qué es esto de ser hombre en el 2023, que claramente no es lo mismo que en 1950.

—Y no es lo mismo replanteárselo desde los 20, los 40 o los 60…

—Sí, hay un abismo y nosotros somos hijos todavía del heteropatriarcado y de una educación muy concreta. Los chavales de ahora tienen una ventaja porque empiezan a crecer en una sociedad donde esto deja de ser un tema, donde ellos han asumido enseguida estos nuevos roles y ves por la calle chicos y chicas que hace 20 años no encontrarías. Es tan sencillo como maravilloso que cada uno pueda ser quién es.

—¿Tenías cierto temor a que no se entendieran las ironías, a esos márgenes a veces difusos del humor y las correcciones políticas?

—Hay un límite muy fino entre lo políticamente correcto y lo que ya no toca. Al principio no encontraba el tono, porque Raúl Camacho, mi personaje, es un tipo deleznable. Le decía a la productora que había que conseguir que la gente se enamore de este tipo. Entonces optamos por desactivarlo y descubrimos que su talón de Aquiles era que todo el caparazón que se ponía era para disimular su debilidad. Y sobre todo, el personaje de Luz, su pareja, le desarma y él por ella es capaz de hacer lo que sea. Incluso, el plantearse cosas que ni en sus pesadillas se hubiera planteado. Y eso es lo que hace que no caiga tan mal. Además, creo que la serie también funciona porque somos cuatro perdedores y eso nos une a todos. El fracaso es algo que de alguna manera u otra vamos a experimentar, el triunfo no sabemos. La miserias humanas nos unen y nos permiten ser más empáticos porque hemos pasado por ahí.

—¿Vos tenés algo de ese personaje deleznable que es Raúl Camacho? Más allá del nombre de pila, que es el único que coincide en los cuatro, no sé si tendrá algo que ver...

—(Risas) Eso es una casualidad. Raúl Camacho está lleno de cosas de Raúl Tejón, que no tienen que ver tanto con su parte más bruta, aunque sí puedo conocerme en estos personajes que son brutos, que son directos, que te sueltan las cosas sin filtro porque yo a veces voy así y que tiene que ver también con la fragilidad. Esa es mía y se la he puesto yo, porque además me parecía que no se trata de hacerlo bueno. Hay que entender que todos tenemos contradicciones, y en su caso son muy gordas. Y tienen que ver más con una educación, una manera que él ha aprendido de cómo tiene que ser las cosas que con la vida real.

El pádel, o la terapia alternativa de los Machos Alfa (Netflix)
El pádel, o la terapia alternativa de los Machos Alfa (Netflix)

—¿Creés que la serie ayuda a pensar? ¿A instalar un debate o replantear ciertas cosas?

—Hombre, yo tengo amigos que me han dicho, “me has jodido la vida, desde que vimos Machos Alfa mi mujer me ha planteado abrir la pareja”. Y yo le digo que se deconstruyan, porque estás en tu derecho de decir que no, pero tienes que hacer el análisis de por qué realmente no quieres tener una pareja abierta. ¿Es por eso de que ‘a mí no se me traiciona’, ‘a mí no se me engaña’, ‘no voy a aguantar que mi mujer esté con otro’? No, eso es lo que a ti te han dicho que no se puede tolerar... ¿pero qué estás tú dispuesto a tolerar por amor?

—Cada espectador tendrá su respuesta.

—Sí, y también todos los personajes tienen contradicciones. Luz se enfada mucho conmigo porque yo le pongo los cuernos, pero a su amiga el primer consejo que le da es que se folle al profesor de gimnasia. Las mujeres también tienen que hacer una deconstrucción de lo que ha supuesto ser mujer hasta el momento, de lo que han tolerado y lo que no han tolerado, y de estos nuevos roles que ellas están ocupando que a lo mejor tienen que ver también con una masculinidad tóxica que no corresponde.

Quizás por estas características, dar con el actor que encarnara al personaje de Raúl Camacho en Machos Alfa fue el que más le costó a los productores. Hasta este momento, Tejón tenía un physique du rol más ligado al tipo duro, de acción. Por fuera de ese registro, había grabado comedia en un episodio de Lo que se avecina, y en un piloto que no vio aire. Los productores de ambos proyectos eran Laura y Alberto Caballero, los mismos de Machos Alfa. Y cuando el laberinto de Camacho parecía no tener salida, a Laura se le ocurrió jugar ese as bajo la manga y llamar a Tejón.

Raúl Tejón y Kira Miró, su pareja en la ficción (Netflix)
Raúl Tejón y Kira Miró, su pareja en la ficción (Netflix)

Desde entonces, cambió la vida de este hombre nacido, criado y residente en Getafe, una ciudad al sur de la Comunidad de Madrid. Pero la fama no trastocó sus cimientos. Porque el joven que devino actor cosmopolita, que puede rodar ayer en Buenos Aires, hoy en Las Vegas y mañana quién sabe dónde, tiene muy claro cuál es su lugar en el mundo. “Yo puedo salir del barrio, pero el barrio nunca sale de mí”, dice con impronta tanguera, e invita a dar un paseo por su aldea.

—¿De dónde viene esa ligazón tan fuerte con tus orígenes?

—Yo soy heredero de la migración española. Durante los ‘50, ‘60 y ‘70, Madrid no tenía casi población, la población era la gente que venía del mundo rural a trabajar en las ciudades. Yo soy fruto de esa generación y crecí en un barrio de migrantes que no estaba en las mejores condiciones económicas, con todo lo bueno y todo lo malo que eso significa. Esto es lo que me construye mi identidad, me puedo adaptar a cualquier sitio pero me gusta el barrio. Me gusta conocer al tendero, salir a pasear y tomar un café con mis amigos de toda la vida, me da mucha paz. Además, tengo a mi familia ahí y yo siempre digo que uno es de donde está su gente.

—¿Cómo se fue construyendo el actor en medio de este contexto?

—Empecé teatro de pequeño, en el colegio. Y cuando estaba en la universidad, surgieron unas fotos para empezar a hacer algo de publicidad y me llaman de la televisión. Todavía algo muy casual, como un juego, para ganarme unas pesetas y poder seguir estudiando. Cuando terminé la Universidad, faltaba un Romeo para Romeo y Julieta y después de tres pruebas quedé. A partir de ahí me empiezo a formar como actor, con la decisión y el claro convencimiento de que de que ahí estaba mi lugar, y no en nada de lo que había estudiado.

Machos Alfa forma parte de una larga lista de producciones españolas que tienen éxito a nivel global. ¿Cómo analizan desde allí este momento de la industria?

—Es un muy buen momento. Creo que como iberoamericanos y como castellanos parlantes que somos, estamos encontrando nuestra propia identidad, que es tan grande, tan diversa y tan maravillosa como la anglosajona. De donde yo vengo, tenemos más que ver con vosotros con los porteños o con un italiano que con un señor que vive en Dublín. Y es también una cuestión de que al público español le está gustando más que antes, se está perdiendo el prejuicio que existía con las producciones españolas y latinoamericanas.

Raúl Tejón filmó en Buenos Aires mientras aguarda el estreno de la segunda temporada de la serie (Netflix)
Raúl Tejón filmó en Buenos Aires mientras aguarda el estreno de la segunda temporada de la serie (Netflix)

—Acá suele haber un debate. Por un lado, las plataformas son una fuente de trabajo con proyección internacional, pero al mismo tiempo se ve menos ficción en la televisión de aire o menos películas en el cine. ¿Qué pasa allá?

—Ya vivimos la revolución del video, con esos videoclubs que alquilaban todo tipo de películas y que pensamos que iban a acabar con el cine. Y han desaparecido los videoclubs y no el cine, porque sigue siendo una opción para el que le gusta. Es verdad que cambian las maneras de consumir, pero esto ha ocurrido siempre, incluso los prime time han cambiado de franja horaria. Entonces sí, hay que acostumbrarse a otra manera de ver televisión, y a mí me gusta que las cadenas de aire sigan produciendo ficción porque me parece que es una seña de identidad y un buque insignia de los canales. Y veo mucha alianza, es decir, se hacen series para canales abiertos que luego van a plataformas.

—Más allá de Astronauta, ¿te gustaría trabajar en Argentina en algún proyecto más local?

—Quiero ir a trabajar a Argentina, ustedes tiene una de las industrias cinematográficas más potentes a nivel de contenido. El secreto de sus ojos, La historia oficial tenéis dos Oscar para empezar. El cine argentino mí ha sido un referente en mi crecimiento como artista, siempre ha estado presente y muero por ir a trabajar ahí.

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