Mafia china: cuáles son los nuevos negocios del fenómeno criminal más poderoso de la Argentina

Las tríadas renunciaron a sus pretensiones de exprimir comerciantes con cuotas de entrada de 50 mil dólares para concentrarse en el juego clandestino y la usura. El fantasma de los secuestros extorsivos dentro de la comunidad

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Video: las conversaciones de Darwin C.

La mafia china en Argentina no muere. Todo lo contrario: se renueva y apuesta al futuro.

Para entenderla, primero hay que conocer cómo funciona realmente su identidad y su estructura. No es un solo bloque monolítico, una familia Soprano o Corleone sentada en la parte trasera de un restaurant o un supermercado que cuenta dinero entre pistolas: es un fenómeno cultural. Hay al menos seis tríadas que operan u operaron en la Capital Federal y el Conurbano en los últimos cinco años, facciones dedicadas a exprimir supermercadistas con sicarios tercerizados que baleaban frentes de comercios o las piernas de verduleros, pistoleros peruanos o argentinos, a veces barrabravas como el fallecido capo de La 12, Richard Laluz.

Con el tiempo, extendieron sus operaciones a otros delitos como la trata de personas, la importación clandestina de seres humanos, principalmente mujeres, desde la provincia de Fujián, de donde vienen la mayor parte de los migrantes chinos, hasta la Argentina. Ninguna de estas organizaciones está escrita en piedra, ninguna es una estructura inamovible. Pueden fracturarse, dividirse, viejos miembros pueden formar nuevas mafias para dividirse el territorio o hacerse la guerra entre sí.

El Estado hizo su parte para que crezca, básicamente, por no hacer nada. Perseguirlas siempre fue tarea de unos pocos detectives comprometidos con la historia. Las mafias cobraron particular fuerza entre 2010 y 2013, la era de Nilda Garré como ministra de Seguridad, que coincidía con el florecimiento de las relaciones comerciales con China. “No daba exportar soja y deportar mafiosos al mismo tiempo”, recuerda un histórico funcionario que tenía que lidiar con el problema.

La administración de Sabina Frederic mostró un profundo desinterés estratégico puertas adentro. A mediados de la pandemia en 2020, uno de los mayores responsables de la seguridad nacional aseguraba a este periodista que el Ministerio no tendría una estrategia centralizada con respecto al fenómeno de la mafia china en Argentina a menos que cometiera un delito federal. Llegaba tarde con su frase: la cúpula de Pi Xiu, la principal organización en el país, ya había sido condenada por trata de personas en la Justicia de San Martín. No muy lejos de su despacho, una mafia ya controlaba al menos un supermercado.

Hoja A4 con extorsión: el clásico mecanismo de la mafia china.
Hoja A4 con extorsión: el clásico mecanismo de la mafia china.

Hubo operativos clave. La decapitación de Pi Xiu en 2016, a cargo de la hoy división Antifraudes de la Policía Federal - la mayor especialista en el fenómeno-, con la jueza María Gabriela Lanz, puso de rodillas por un tiempo a la tríada. Su capo, Yong Ye, alias “A Di”, o “El Grosso”, hoy preso en Ezeiza, cayó en una redada de 22 allanamientos que terminó con policías que recibieron disparos en un supermercado de San Martín. Tenían un karaoke con prostitutas y su mesa chica en un restaurant de la calle Corrientes junto al viejo cine Cosmos. Sus anotaciones internas revelaban supuestos giros de 8 millones de dólares a Oriente. Pi Xiu luego se mudó a Zona Oeste: Antifraudes le cortó el pasó allí también, detectándole lazos con cuevas financieras y máquinas de contar plata.

Sin embargo, las raíces culturales eran demasiado profundas. Toda esa violencia ya era casi una forma de vida. Así, la mafia china se convirtió en el fenómeno criminal más poderoso y permanente de la Argentina.

Esta semana, la división Antifraudes resolvió un caso paradigmático: el de Darwin C., un expediente a cargo del juez Daría Bonnano. Darwin, oriundo de Perú, con un demonio tatuado en su pecho, había sido encontrado en diciembre de 2019 mientras entregaba una amenaza en un supermercado de la calle La Rioja, con un menú de ataques que incluía balaceras, granadas de humo y persianas incendiarias. Su supuesto patrón es Z.J, de 27 años, alias “Adrián”, un comerciante de Balvanera, encargado de una pescadería asiática. Detectives del caso sospechan que estaría vinculado a dos de las tríadas que cobraron más fuerza en los últimos años.

Las pretensiones eran altas en 2019: los aprietes repartidos por Darwin tenían pedidos de 50 mil dólares o la muerte, el mismo monto que pedían gigantes mafiosos como Pi Xiu. En menos de tres años, las mafias cambiaron radicalmente esa idea. Detectives y fuentes que se mueven en el mundo del hampa aseguran que las mafias chinas hoy solo exigen a comerciantes apenas mil dólares como cuota de ingreso. A veces, incluso cobran en pesos.

Sus intereses se diversificaron: los nuevos negocios calientes son el juego clandestino con casinos con mesas de póker y mahjong y máquinas de contar dinero. Al pie de estas mesas verdes hay prestamistas usureros. Los casinos sirven un doble propósito. En las mesas se sientan jugadores de alto vuelo. Esos jugadores, aseguran detectives, pueden terminar secuestrados con pedidos millonarios de rescate, en casos que casi nunca se denuncian a la Justicia.

Abril de 2021: el casino clandestino de la calle Sucre.
Abril de 2021: el casino clandestino de la calle Sucre.

Hay un caso que marca el cambio de época: el de Ai Ru, uno de los principales jefes de Pi Xiu en su era de hierro, investigado por extorsiones y trata de personas. Lo mataron a tiros frente a una mesa de póker montada en el sótano de un restaurant en agosto de 2020. Tenía un DNI falso, así que inscribieron su cadáver con ese nombre. Nadie sabía su identidad. Su muerte fue un rumor en el hampa, hasta que un familiar suyo se presentó en la Morgue Judicial. La sospecha era que Ai Ru había caido en desgracia como mafioso y que intentó cobrar sus propios aprietes, pero que no prosperó. Terminó al pie de esa mesa como prestamista. Le dieron 15 tiros entre el torso y la cabeza. Cuando inspeccionaron su cadáver, le encontraron un bollo de 23 mil pesos en el bolsillo.

La timba es general. Las mesas de poker son una constante en las partes traseras de supermercados o restaurantes, lo mismo los karaokes con fiestas con prostitutas, pero los casinos son lo más jugoso. La Policía de la Ciudad allanó uno en abril de 2021, ubicado en una casa de tres plantas sobre la calle Sucre. Había cuatro máquinas de contar dinero y cinco millones de pesos en el lugar. También, siete bolsas de cocaína, una pistola calibre .380 con 13 balas en su cargador y 23 personas presentes alrededor de sus mesas de paño, en una clara violación a las restricciones impuestas por el decreto presidencial para controlar el contagio del coronavirus. Encontraron cuatro mesas electrónicas de mahjong, el clásico juego de fichas chino, una mesa octogonal de poker y algunos dólares. Se secuestraron, además, cuadernos con anotaciones y 25 teléfonos celulares

Así, terminaron todos detenidos, incluido Wang H., de 34 años, el presunto regente y promotor del lugar, en una causa a cargo del fiscal penal y contravencional Mauro Tereszko.

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Dos meses después, en La Plata, en la planta alta de un restaurant, tres jóvenes delincuentes que no superaban los 22 años protagonizaron un insólito robo en otro casino clandestino. Entraron con réplicas de armas de fuego, redujeron y maniataron a 25 personas. Luego aseguraron a la Policía Bonaerense -que llegó alertada por una supuesta toma de rehenes- que eran agentes de la Agencia Federal de Inteligencia y que se trataba de un operativo judicial.

Una vez adentro, los oficiales se toparon con cuatro sujetos con placas identificatorias en el pecho que, en una habitación al fondo de la cas redujeron y maniataron con precintos a 25 ciudadanos chinos que participaban del juego clandestino. Robar una cueva de este tipo, sin balas y con semejante pretexto requiere agallas o una dosis de desinterés por la vida propia. Encontraron una máquina de contar plata y más de 6 millones de pesos en efectivo. Otro casino con mesas de timba y prostitutas fue allanado a fines de junio en Balvanera. Un gallo, literalmente un gallo, circulaba en el lugar.

Y después están los secuestros.

2021: allanamiento por el secuestro a cargo de PFA.
2021: allanamiento por el secuestro a cargo de PFA.

“Hay muchos, pero no se denuncian. Giran alrededor de los casinos, donde se eligen víctimas. Es lo que se sabe dentro de la comunidad china”, dice un investigador clave en las fuerzas de seguridad.

La Justicia federal y la UFESE, el ala de la Procuración que investiga secuestros extorsivos, no tiene información de este supuesto fenómeno criminal. Al no haber denuncias, no hay expedientes. Solo hay un caso registrado, ocurrió en enero de 2021. La víctima, sostiene una alta fuente judicial, manejaba un casino clandestino.

Fue liberado en Núñez tras siete días de encierro, donde al menos dos captores hicieron que llamara por WeChat -la versión china de WhatsApp- a su familia en la provincia de Fujian para que pagara un rescate de 300 mil dólares, que finalmente no se pagó.

Dos hombres fueron procesados por el juez Sebastián Casanello como sus captores. Uno está registrado en los rubros de la AFIP dedicados a la venta en supermercados, un supermercadista; el otro, con domicilio en el Bajo Belgrano, es directamente un empresario, con deudas bancarias a su nombre y una participación en una SRL. No es algo fuera de lo común. Muchos implicados en expedientes de mafia tienen un alta en la AFIP.

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