Nicolás Massot: “Argentina tiene la mala costumbre de arrastrar a los ex presidentes a la contienda electoral”

El ex diputado nacional abandonó el bajo perfil y habló sobre la causa de espionaje ilegal durante el gobierno de Mauricio Macri, que lo tiene como una de las víctimas. También, sobre la muerte de Fabián Gutiérrez, las diferencias internas en la oposición y la crisis económica que ya llegó

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Nicolás Massot, ex diputado nacional, actual integrante del directorio del Banco Ciudad
Nicolás Massot, ex diputado nacional, actual integrante del directorio del Banco Ciudad

El ex diputado nacional Nicolás Massot, que condujo el bloque oficialista en la Cámara Baja durante la gestión presidencial de Cambiemos y ahora integra el directorio del Banco Ciudad, abandonó en los últimos días el bajo perfil que lo tuvo alejado de la discusión política a partir de la asunción de Alberto Fernández. Lo hizo en sintonía con el avance judicial de la causa que lo ubica como uno de los espiados por un grupo de agentes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en el gobierno de Mauricio Macri.

Nadie me llamó ni tuve la necesidad de llamar yo”, indicó Massot en esta entrevista con Infobae. También reflexionó sobre las consecuencias económicas de la cuarentena, la muerte del ex secretario privado de Crístina Kirchner, Fabián Gutiérrez, las movilizaciones en diferentes puntos del país el 9 de julio, las discusiones internas en Juntos por el Cambio y qué necesita la coalición opositora para volver a ser atractiva electoralmente.

-¿Se enrareció el clima político en la Argentina a partir de la causa de espionaje ilegal y la muerte de Fabián Gutiérrez?

-No sé si lo enrareció, pero lo cambia para un lado donde, creo, muchos de nosotros no lo esperábamos. Venimos de más de 100 días de ver algo bastante poco normal en la política argentina, que es que distintos gobiernos, de diferentes órdenes, federal, provincial y municipal, y de distintos signos políticos, colaboren de manera constante para solucionar problemas concretos. Eso que veníamos viendo de manera forzada por un factor exógeno, como la pandemia, muchos nos ilusionamos con que fuera el principio de una lógica distinta para la política argentina que venía de tantos años de confrontación estéril. Entonces lo que se enrarece es que después de esa expectativa se vuelve a la misma historia de siempre.

Un grupo de manifestantes en el Obelisco (Nicolás Stulberg)
Un grupo de manifestantes en el Obelisco (Nicolás Stulberg)

-Le pido una reflexión sobre las movilizaciones que tuvieron lugar el pasado 9 de julio…

-Es importante que el gobierno nacional tome nota y escuche los reclamos de un sector de la sociedad, que no son homogéneos. Hoy la mayoría de los argentinos están preocupado por la conservación de su empleo, la pérdida de valor de la moneda. La energía de la clase política tiene que estar puesta ahí, en diseñar políticas públicas que tiendan a amortiguar el impacto de toda esta situación. El problema para la mayoría de las familias recién comienza, mucho más trabajo en común de la clase política vamos a necesitar de acá en adelante. De esto se sale con acuerdos, no con confrontación política. La grieta gana elecciones pero derrota gobiernos.

-¿Alguien lo llamó para darle una explicación sobre el espionaje?

-No, la verdad que no. Ni me llamaron ni tuve la necesidad de llamar yo.

-¿Le hubiese gustado que alguien lo hiciera?

-Lo que pasa es que no debería haber ninguna explicación oficial, porque si hubiera una explicación oficial sería bastante preocupante. Si bien no he hablado con nadie, Sé que ellos niegan absolutamente tener algo que ver con todo esto, entonces no esperaba ninguna clarificación. Si no hubo involucramiento de las autoridades políticas no hay nada que aclarar. Sí hay mucho que aclarar acerca de la forma de funcionamiento de la AFI. La principal tarea de la Justicia es determinar estrictamente si toda la prueba que existe, que casi indudablemente da testimonio de que hubo actividades de espionaje ilegal, responde a una motivación, si hubo alguna orden orgánica de realizarse o no y, en todo caso, quiénes son los involucrados. Cualquier otra cosa es prematura, cualquier hipótesis no tiene ningún valor, no solo para esta causa sino para otras que lamentablemente hemos visto comenzar en los últimos días.

Nicolás Massot: "La grieta gana elecciones pero derrota gobiernos"
Nicolás Massot: "La grieta gana elecciones pero derrota gobiernos"

-¿Cómo se enteró de que fue espiado?

-Por distintos periodistas a los que les estaba empezando a llegar la información, y después más formalmente cuando algunos diputados nuestros que conformaban la bicameral de inteligencia me avisaron que había llegado el primer informe de la AFI actual, que en este caso era por la denuncia que se presentó primero respecto de correos electrónicos intervenidos. Formalmente, hará 25 días recibí el llamado del juez (Federico) Villena que me ponía en conocimiento formalmente, y después nos hizo una citación para ir al juzgado en calidad de víctimas a tomar conocimiento de toda la prueba que existía sobre mí y sobre Emilio (Monzó).

“No sabemos cuál será la duración de esta recesión, y el temor es que sea tan grave lo largo de la recesión como lo profundo que fue la caída”.

-¿Que haya cambiado el juez de la causa modifica su percepción sobre lo que pasó?

-Es indiferente, porque las recusaciones son un vehículo ordinario de la Justicia que responde a cuestiones que a los políticos no les compete y lo importante no es quién actúa sino cómo lo hace y los tiempos en los que lo hace. Cada uno tiene que cumplir un rol, siempre está la tentación de saltar rápidamente a querer, casi por gritar las cosas más fuertes, torcer o llevar las causas para un lado o para el otro, como si ello fuera posible. No solo no es posible, sino que es poco republicano. Lo que más hace falta ahora es esa cuota de republicanismo que siempre predicamos y que ahora tenemos la oportunidad de demostrar, y no llevar a la arena del debate político causas judiciales, sino todo lo contrario, darle al poder judicial el espacio que requiere.

-Siento que todo el tiempo está haciendo una referencia a lo que pasó con el comunicado de Juntos por el Cambio de la semana pasada por la muerte de Fabián Gutiérrez...

-No es una referencia a eso, porque lamentablemente es una práctica que no es de un solo espacio político, sino transversal a los diferentes espacios políticos. No quisiera, y son muchos los dirigentes que lo comparten, que volvamos a una dinámica que imperó en los años pasados en los que la política se revolee con causas y con muertos, y deje de atender los problemas en los que realmente tiene que estar enfocada, tanto oficialismo como oposición, que es el diseño de políticas públicas que le den de nuevo un mínimo de expectativas a tanta gente que está sintiendo angustia, a tanta gente que está perdiendo su empleo o que ve su salario disminuido por la pandemia y por la inflación, a los verdaderos problemas de las familias hoy. Es fundamental que exista Justicia, pero para eso hay un poder del Estado entero que lo tiene como responsabilidad directa, y no es el Ejecutivo ni el Legislativo, es el Poder Judicial. Cada uno tiene que abocarse a lo que debe. La política tiene que exigirle a la Justicia celeridad y sentencia.

Nicolás Massot y Martín Lousteau, en la Cámara de Diputados
Nicolás Massot y Martín Lousteau, en la Cámara de Diputados

-¿Qué opinión tiene lo que sucedió con el ex secretario de Cristina Kirchner?

-No tengo, ocurrió lo que ocurrió, hay que esclarecer la escena de un crimen, sobre el cual hay muchísimos interrogantes. Obviamente tiene un cariz el hecho de que esta persona haya tenido en el pasado roles de relevancia política, pero es simplemente un cariz, y por el momento no es determinante de ninguna manera, no es un factor de investigación, y si bien creo que es prematuro afirmar cualquier cosa también creo que sería igual de abrupto descartar cualquier hipótesis. En definitiva, descartar o afirmar es el trabajo de la Justicia.

-Más allá de cómo siga la situación sanitaria del país, muchos especialistas coinciden en un panorama oscuro en el corto plazo en términos económicos y sociales…

-Ya vino la crisis. Es difícil encontrar registros de una brutal caída de la actividad como la que ya experimentamos en estos tres meses y, obviamente, el principal interrogante que deja hacia adelante es cuáles van a ser los factores que ayuden al país a salir de la recesión. Para tomar el ejemplo más popular, en el 2001/2002, la crisis fue muy severa, muy repentina, pero era una crisis circunscripta a lo nacional, se agotaba en las fronteras de la Argentina, y una vez resueltos los desequilibrios macroeconómicos y monetarios había un mundo y una región voraz por consumir los productos que la argentina producía y a valores históricos, de manera que fue muy rápida y evidente la salida de aquella crisis. Ahora, por el contrario, la crisis no es nacional, es la primera crisis global de la que se tenga registro, es la primera vez que el producto global cae, es la primera vez que el mundo en su conjunto va a producir menos que el año anterior, y eso genera muchos interrogantes respecto de dónde están los factores que van a explicar que la recesión en la argentina será corta y pueda tener una salida clara como la que tuvo en el pasado. Hoy no tenemos esa claridad, no sabemos cuál será la duración de esta recesión, y el temor es que sea tan grave lo largo de la recesión como lo profundo que fue la caída.

“La grieta gana elecciones pero derrota gobiernos”.

-¿El Gobierno tiene un plan económico?

-Creo que la semana pasada empezó a recorrer ese camino. Es momento de utilizar como puntapié de ese plan la discusión del presupuesto. Hace años que el presupuesto en Argentina viene siendo una discusión más sincera y es absolutamente ordenadora y trascendental y que el año pasado, cuando se inició este Gobierno, se salteó esa discusión. A mi modo de ver eso fue un error, porque habría ayudado a aprovechar los primeros meses en donde la oposición estaba deseosa de colaborar para brindar una discusión sincera para afrontar temas que a la política le cuestan mucho afrontar, y hacerlo de manera compartida. Eso habría ayudado en la reestructuración de deuda, pero el camino que eligió el Gobierno fue otro. Creo que es fundamental que los distintos actores de la economía digan cuál es el enfoque que le va a dar el sector público, el Estado, a esta situación, cuáles son los esfuerzos que hará el Estado para reducir la carga sobre el sector privado y poder apalancar una recuperación de la inversión y del trabajo lo más rápido posible.

-¿Ve una situación de desborde social inminente, como pronosticó Mario Ishii, intendente de José C. Paz?

-Los intendentes, en general, son siempre los que mejor conocen la situación social del territorio. Soy de la idea de escuchar a los intendentes. Pero para seguir con la comparación con el 2001, hoy la llegada del Estado a través de los distintos planes de asistencia en el territorio es mucho más importante que entonces y hay amortiguadores para contener situaciones sociales extremas que en el pasado no había. Aspiro que la clase política tome conciencia de que no es momento de generar divisiones donde no debe haberla para contener una situación social que sin dudas es angustiante para millones de argentinos.

Lázaro Báez y Julio De Vido (Adrián Escandar)
Lázaro Báez y Julio De Vido (Adrián Escandar)

-¿Qué opina sobre la liberación de los ex funcionarios y empresarios vinculados al kircherismo? Lázaro Báez es el último caso...

-Lo de Lázaro Báez es preocupante. Es frustrante ver una justicia de feria que libera presos porque se agota la excepción (la preventiva) y en 4 años no fue capaz de sentenciar.

-¿Cuánto tiene que cambiar Cambiemos para volver a ser atractivo electoralmente?

-Creo que los comportamientos políticos o las percepciones que el electorado tiene sobre las políticas dependen cada vez menos de los partidos, y cada vez más de los liderazgos en primera persona. Juntos por el Cambio tiene una particularidad que no es frecuente, tiene un puñado bien nutrido de dirigentes con mucha expectativa electoral. Eso sumado a la realidad de que ya no contamos con el presidente de la nación en nuestras filas, que eso impone una verticalidad diferente, y que venimos de ser una coalición política heterogénea, a la horizontalidad se le agrega diversidad de pensamientos, matices, y eso potencia la expectativa electoral. Lo que resta por ver es cómo se ordena esa coexistencia de liderazgos fuertes para presentarle a la sociedad una oferta que vuelva a levantar expectativa como lo hizo en el 2015.

-¿Y qué papel tiene Mauricio Macri en este escenario?

-Uno más de la fuerza sin dudas que no es, es el único que fue presidente. No soy quien pero no creo que nadie deba jactarse de ubicar a nadie en un rol particular. Sí creo que el rol de ex presidente es un rol muy difícil en la Argentina, mucho más que en otros países, en donde de por sí está ubicado como una referencia obligada y como una figura que transmite experiencia, no solo a nivel nacional como a nivel internacional. Acá, en la Argentina tenemos la mala costumbre de arrastrar a los ex presidentes rápidamente a la arena electoral de vuelta, por esta lógica de querer revisar rápidamente todo lo hecho y, lamentablemente, eso suele traducirse en cuestiones judiciales. Eso a veces le impide a esa figura ocupar ese otro rol de ex presidente, que pudo ocupar en su momento (Raúl) Alfonsín y de manera más tardía el propio (Carlos) Menem, y al empujarlo al debate electoral no ayuda a que exista una renovación de liderazgos en el espacio al que pertenece.

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