Alberto Fernández recibirá a un grupo de religiosos que distribuirá alimentos para dos millones de familias

Se trata de #SeamosUno, una red de entidades que incluye católicos, judíos y evangélicos. Con la provisión de grandes productores de alimentos, llegará con ayuda a hogares humildes del AMBA

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Alberto Fernández, la semana pasada, con los curas villeros
Alberto Fernández, la semana pasada, con los curas villeros

Alberto Fernández recibirá hoy por la tarde a #SeamosUno, una red de entidades sociales y organizaciones religiosas y empresarias que ayudará a cubrir las necesidades alimentarias de los sectores más vulnerables de Capital Federal y la provincia de Buenos Aires.

El Presidente tendrá un encuentro con los líderes de #SeamosUnos, católicos, judíos y evangélicos que predican para que “todas las diferencias encuentren los caminos de la fraternidad y la unidad” y ahora se enfocaron en un problema urgente, como es la distribución de cajas alimentarias a dos millones de familias del AMBA.

Trascendió que están en condiciones de desplegar una logística puerta a puerta, con vehículos y voluntarios que están acercando las grandes empresas productoras de alimentos, que proveerán también los elementos de seguridad sanitaria para quienes se ocupen de la tarea.

Los religiosos son los que proveerán los domicilios en los que hay que hacer las entregas y se comprometerán ante el Presidente a continuar con la distribución dos semanas después de concluida la emergencia sanitaria, como mínimo.

En efecto, los dos grupos de sacerdotes que se reunieron con Alberto Fernández, ambos de reconocida trayectoria en el trabajo barrial, coincidieron en que el problema más grave es la provisión de alimentos sanos y frescos a las poblaciones vulnerables, que difícilmente se mantengan en el aislamiento social, preventivo y obligatorio si no tienen capacidad económica para proveerse de la alimentación diaria.

Es lo que le dijeron los presbíteros José María “Pepe” Di Paola, Lorenzo “Toto” De Vedia, Carlos “Charly” Olivero, con quienes se reunió el martes pasado, luego de que esos llamados “curas villeros” emitieran un duro documento porque “muchas de las medidas preventivas aconsejadas por las autoridades sanitarias gubernamentales en materia de dengue (no acumular agua) o en materia de coronavirus (lavarse las manos varias veces por día con agua y jabón, usar alcohol en gel, limpiar superficies de contacto frecuente con agua y lavandina, aislarse catorce días ante la presentación de síntomas), resultan de imposible o muy difícil cumplimiento en barrios donde existe un fuerte déficit de agua potable, de calidad de agua segura y donde muchas personas viven en los pasillos de los barrios sin acceso a condiciones elementales (adolescentes y jóvenes afectados por el paco, por ejemplo), y solamente acceden a la alimentación a través de comedores comunitarios”.

El sábado último Fernández recibió en Olivos al grupo de “curas en Opción por los Pobres”, integrado por el misionero religioso Daiel Echeverría, de La Matanza, el padre Paco Olivera, de Merlo-Moreno, el diácono Ricardo Carrizo, de Quilmes y los padres Eduardo de la Serna e Ignacio Banco, de Quilmes ambos.

Con ellos también dialogó sobre la situación de los barrios carenciados del Conurbano y la puesta a disposición de las parroquias en el marco del aislamiento social dispuesto como medida de prevención para evitar la propagación del COVID-19.

Alberto Fernández, antes de asumir, en San Cayetano.
Alberto Fernández, antes de asumir, en San Cayetano.

En ambos casos ofrecieron su colaboración en la lucha contra la pandemia y, según trascendió, pusieron a disposición lugares para instalar camas de atención hospitalaria, lo que en varios casos ya se está organizando, aun con las dificultades del caso.

Los dos grupos coincidieron, también, en que los refuerzos en la ayuda alimentaria son la clave para alcanzar el éxito en el corto plazo, mientras se van desplegando otras medidas, como un sistema de “changas cortas", que en muchos casos podría desarrollarse en los mismos barrios, para generar ingresos propios y mantener la fortaleza emocional de los grupos familiares.

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