Cuidar el hígado, el sistema digestivo y el páncreas es fundamental para mantener una buena calidad de vida. Estas tres funciones del cuerpo humano están estrechamente relacionadas con enfermedades como el hígado graso, el estreñimiento crónico y la diabetes tipo 2, tres condiciones que afectan a un número creciente de peruanos.
Según el Ministerio de Salud (Minsa), al menos el 25% de los adultos peruanos presenta signos de hígado graso no alcohólico, muchas veces sin saberlo. Por otro lado, datos del Seguro Social de Salud (EsSalud) indican que el estreñimiento funcional afecta al 30% de la población urbana, especialmente a mujeres adultas. Y en el caso de la diabetes, más de 1,4 millones de peruanos viven con esta enfermedad, siendo muchas veces detectada de forma tardía.
Una de las formas más efectivas de prevenir estas afecciones es a través de la alimentación. Y dentro del repertorio de frutas que se consumen en el Perú, hay una en particular que destaca por sus múltiples beneficios: la tuna. Esta fruta, ampliamente disponible en mercados del país, puede proteger el hígado, mejorar la digestión y regular los niveles de azúcar en sangre.
La tuna ayuda a prevenir el hígado graso, el estreñimiento y la diabetes
La tuna contiene una combinación de fibra, antioxidantes y compuestos bioactivos que actúan en distintos órganos del cuerpo.
- Protección del hígado: la tuna es rica en betalaínas, antioxidantes naturales que reducen el estrés oxidativo y la inflamación hepática. Estos compuestos ayudan a prevenir la acumulación de grasa en el hígado, lo que es clave para evitar el hígado graso no alcohólico, una condición silenciosa pero peligrosa. Las frutas con alto contenido de fibra y antioxidantes, como la tuna, pueden mejorar la función hepática y reducir marcadores de inflamación.
- Mejor al digestión: gracias a su alto contenido de fibra soluble e insoluble, la tuna mejora el tránsito intestinal, regula el ritmo digestivo y favorece la formación de heces suaves. Esta acción mecánica es fundamental para prevenir el estreñimiento crónico, que puede causar malestar, inflamación abdominal y hemorroides. Además, al ser una fruta con un elevado porcentaje de agua (más del 80%), contribuye a una mejor hidratación del sistema digestivo.
- Regulación del azúcar en sangre: la fibra de la tuna ralentiza la absorción de glucosa en el intestino, evitando picos bruscos de azúcar en sangre. Asimismo, su consumo puede mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir el riesgo de diabetes tipo 2.
Cabe mencionar que, aunque la tuna es una fruta nutritiva y refrescante, no es recomendable para todas las personas. Por ejemplo, quienes son propensos a formar cálculos renales deben moderar su consumo, debido a su contenido de oxalatos. Además, en exceso, puede causar obstrucción intestinal.
Cómo el hígado graso, el estreñimiento y la diabetes afectan la salud
Estas tres enfermedades están vinculadas a estilos de vida sedentarios y dietas desequilibradas, y pueden tener consecuencias graves si no se controlan a tiempo.
- Hígado graso: puede evolucionar hacia cirrosis hepática, inflamación crónica y aumento del riesgo de cáncer hepático. En sus etapas iniciales no suele dar síntomas, lo que dificulta su detección temprana.
- Estreñimiento crónico: además de afectar la calidad de vida, puede causar complicaciones como fisuras anales, hemorroides, distensión abdominal y diverticulitis. También puede ser un síntoma de otros trastornos digestivos.
- Diabetes tipo 2: mal controlada, puede generar complicaciones en los riñones, la visión, el sistema nervioso y el sistema cardiovascular. Es una enfermedad progresiva que requiere monitoreo y tratamiento constante.
Estas condiciones están interconectadas: por ejemplo, la resistencia a la insulina que causa diabetes también favorece el hígado graso, y la mala salud intestinal puede influir en el metabolismo de la glucosa.
¿Cómo consumir la tuna?
La tuna se puede disfrutar de varias formas, siempre que se tenga cuidado al pelarla, ya que su cáscara tiene espinas finas.
- Al natural: como fruta de desayuno o merienda. Idealmente fresca, para aprovechar toda su fibra y agua.
- En jugos o batidos: combinada con piña, papaya o linaza, potencia su efecto digestivo y depurativo.
- En ensaladas de frutas: su sabor suave combina bien con otras frutas como mango o naranja.
- Evitar colarla en exceso: al hacerlo se pierde gran parte de la fibra que contiene.
Se recomienda consumir 2 a 3 veces por semana, como parte de una dieta rica en frutas, verduras y cereales integrales.
Frutas que previenen el hígado graso, el estreñimiento y la diabetes
Además de la tuna, otras frutas beneficiosas para prevenir el hígado graso, el estreñimiento y la diabetes son la papaya, la manzana y la guayaba. La papaya contiene enzimas digestivas y fibra que mejoran el tránsito intestinal y apoyan la salud hepática. La manzana, rica en pectina, ayuda a controlar el azúcar en sangre y mejora la función del hígado. Por su parte, la guayaba tiene alto contenido de fibra y antioxidantes que favorecen la digestión y regulan la glucosa. Estas frutas, incluidas en una dieta equilibrada, contribuyen a prevenir enfermedades metabólicas y mejorar la calidad de vida.
Otros beneficios de la tuna para la salud
Además de prevenir el hígado graso, el estreñimiento y la diabetes, la tuna ofrece múltiples beneficios para la salud. Es rica en antioxidantes como la vitamina C y los betalaínas, que ayudan a combatir el envejecimiento celular y fortalecen el sistema inmunológico. Su alto contenido de fibra favorece la digestión y la saciedad, siendo útil en dietas para bajar de peso. También contiene minerales como el magnesio, potasio y calcio, que contribuyen a la salud ósea y cardiovascular. Además, sus propiedades antiinflamatorias pueden aliviar problemas gástricos leves y ayudar a reducir el colesterol, mejorando la salud metabólica en general.