Las páginas de la literatura peruana y latinoamericana son testigos de un constante dinamismo donde historia y ficción se entrelazan, resignificando los hechos y personajes que marcaron el devenir de las naciones. En 2024, el escritor peruano Rafael Dumett recibió el Premio Nacional de Literatura con El camarada Jorge y el Dragón, una novela publicada por Penguin Random House y que coloca en el centro a Eudocio Ravines, una figura política controvertida del siglo XX.
A través de una narrativa rigurosa y profundamente introspectiva, el escritor retrata las contradicciones y dilemas de Ravines, invitando al lector a explorar los matices de un personaje cuya vida atravesó los momentos más emblemáticos y convulsos de su tiempo. Infobae Perú tuvo la oportunidad de dialogar con el autor, quien ofrece una mirada reveladora sobre esta compleja figura histórica, el proceso creativo detrás de su obra y su reacción al recibir tan importante premio.
Rafael recibió el reconocimiento con una modestia que refleja su perspectiva sobre los logros literarios: “No tiendo a focalizarme en mis sentimientos respecto a estas cosas. Me emociona, por supuesto, pero en general prefiero pensar en lo que el premio significa para las letras peruanas”. Con estas palabras, enfatiza que el galardón trasciende su obra personal, destacando la persistencia de la producción literaria en un país enfrentado a profundas crisis sociales y culturales.
El autor, más que centrarse en celebraciones, prefiere abordar el propósito detrás de su escritura: “La historia me importa poco en cuanto a historia. Me interesa como una herramienta para explorar a las personas, entenderlas y humanizarlas más allá del tiempo y el contexto”.
Hablemos del hombre central de la historia
El primer volumen de una próxima trilogía comienza con un vistazo a Ravines en 1978, cerca del final de su vida. El escritor que asegura que esta introducción fue esencial para contextualizar al lector: “Quería que quien se acerque al libro, sin conocerlo, tuviera claro que fue una figura crucial en el espectro político peruano y mundial del siglo XX”. Desde sus inicios como un aliado de Víctor Raúl Haya de la Torre y su rol en la fundación del APRA, hasta su paso por el Partido Comunista bajo la tutela de José Carlos Mariátegui, Ravines emergió como un personaje indispensable en los relatos políticos de la nación andina y más allá.
Rafael habla de Ravines como un hombre complejo, lleno de contradicciones, que pasó de ser un ferviente comunista a un defensor del anticomunismo, respaldando figuras como Anastasio Somoza y Augusto Pinochet. “Era alguien que estaba presente en los momentos clave del siglo XX. La pregunta no es por qué me interesé en él, sino por qué nadie lo hizo antes”, reflexiona Dumett.
El autor reveló detalles inéditos sobre el proceso de investigación que llevó a cabo para recrear la vida del periodista y político Belisario Ravines en su obra. Dumett señaló que su labor no se limitó a diez páginas, como inicialmente había planeado, sino que, al profundizar en documentos y testimonios, descubrió hechos que desmontaban la visión tradicional de Ravines como testigo objetivo de la historia. “Esta autobiografía fue editada, traducida, publicada, promovida y distribuida por la CIA, convirtiéndose en un aparato de propaganda que marcó a Latinoamérica”, afirmó. Además, agregó que el libro tuvo una distribución masiva con más de dos millones de ejemplares impresos solo en Perú.
El dramaturgo también destacó que, tras consultar con académicos e investigadores, identificó omisiones y tergiversaciones clave en la autobiografía de Ravines. “Me di cuenta de que esta idea de Cajamarca como un lugar pacífico y tranquilo era una construcción que ocultaba hechos como la mayor masacre ocurrida en la región durante el siglo XX”, añadió. Según su análisis, este evento, que sucedió durante la estancia de Eudocio en la casa de su tío, fue deliberadamente silenciado en las memorias del periodista. “Es un hecho que Ravines no podría desconocer y cuya omisión fue claramente intencional”, añadió, enfatizando cómo estas revelaciones transformaron la perspectiva del autor sobre la obra y el legado de Ravines.
Un balance delicado entre la historia y la ficción
En el libro ‘El camarada Jorge y el Dragón’, el autor enfrenta el desafío de equilibrar la precisión histórica con la creatividad narrativa. Para él, la clave está en el rigor: “Sigo la máxima de John Le Carré: para imaginar algo, debes estar bien informado. Investigo profundamente a mis personajes, trato de entender sus motivaciones, sus sentimientos, y desde ahí los construyo”. Esta metodología le permite dar vida a Ravines y otros personajes históricos sin traicionar la esencia de sus actos o palabras.
Para él las licencias que desvirtúan los hechos no están permitidas: “No hay nada que les haga decir o hacer a mis personajes que no corresponda con lo que fueron. Estas reglas de juego me permiten delimitar dónde termina la historia y comienza la ficción”.
El escritor no es ajeno a explorar los confines del tiempo en sus obras. Su novela previa, El espía del Inca, demostró su habilidad para revitalizar personajes históricos desde una perspectiva íntima y humana. “No escribí una novela histórica, sino una novela familiar. Quería que los lectores se reconocieran en los personajes, que encontraran ecos de sus propios ancestros”, señala el escritor a Infobae Perú, quien cree firmemente en la universalidad de las emociones humanas a través del tiempo.
En el caso del personaje, el dramaturgo busca algo más profundo: “Quiero despedir al siglo XX. Ravines es un vehículo perfecto para explorar cómo se moldearon las ideologías y sus contradicciones, tanto en el comunismo como en el anticomunismo”. El autor considera que esta exploración es relevante en un mundo donde la velocidad de la información y las opiniones efímeras dejan poco espacio para la reflexión histórica.
Lectores y memoria histórica
Rafael ha concebido esta trilogía como un viaje a través de las distintas etapas de la vida de Ravines. El segundo volumen se adentrará en sus años más cercanos a Mariátegui y sus interacciones con figuras clave de la política internacional, como líderes de la Revolución rusa y militantes de la Guerra Civil española. Mientras que el tercer volumen se centrará en su viraje hacia el anticomunismo, explorando su participación en operaciones propagandísticas y su conexión con eventos como la invasión de Bahía de Cochinos y la Operación Cóndor.
El autor no deja de lado las preguntas difíciles. Al ser consultado sobre si se identifica o distancia de Ravines, responde: “No escribo con ánimo reivindicativo. No busco convertirlo en héroe ni villano. Mi interés radica en comprender su humanidad, en aceptar que las personas pueden ser profundamente contradictorias”.
Además, el escritor percibe un renovado interés por la historia en la literatura, especialmente en Latinoamérica, donde las narrativas recientes resuenan con las tensiones de siglos pasados. Sin embargo, es crítico del uso de la historia como herramienta de juicio apresurado: “Estamos en una época donde se cancela rápidamente sin tomar el tiempo para entender el contexto y las motivaciones. Quiero que esta trilogía sea un ejercicio de empatía histórica”.
Antes de finalizar la entrevista con Infobae, Rafael ofreció una reflexión sobre la figura de Ravines. Ante la solicitud de definirlo en una sola palabra, el escritor respondió: “No lo definiría, pero utilizaría una palabra. Para mí, él es un prisma. Es un prisma que nos permite ver el siglo XX”. Con estas palabras, resaltó la complejidad del polític, un personaje que, según el autor, refleja las contradicciones de su tiempo.