El clima en el aula y el aprendizaje van de la mano

Destinar un tiempo de la clase para chequear que los chicos estén en condiciones de aprender va a ser de vital importancia para fortalecer el vínculo con su docente y estar listo para concentrarse

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Los conflictos en el aula son el resultado de la falta de competencias socioemocionales. No debemos separar lo cognitivo de lo socioemocional (iStock)
Los conflictos en el aula son el resultado de la falta de competencias socioemocionales. No debemos separar lo cognitivo de lo socioemocional (iStock)

El aula es el centro de aprendizaje de habilidades cognitivas y socioemocionales por excelencia. La falta de habilidades cognitivas se refleja en un pobre rendimiento académico, mientras que la baja en habilidades socioemocionales representa problemas de convivencia y malestar en el aula, lo que atenta contra el clima en el aula.

Cuando hablamos de habilidades socioemocionales nos referimos a la empatía, la solidaridad, el valor del esfuerzo y la perseverancia, la responsabilidad, la autodisciplina, la comunicación, el manejo de la frustración o el enojo, entre otras. Habilidades demasiado importantes como para no prestarles atención.

Un déficit en el desarrollo de las competencias socioemocionales va a traer aparejados problemas de relación, como la falta de respeto, poca escucha, falta de límites, poco compromiso, entre otras, lo que claramente repercute en el clima del aula. Por lo tanto, resulta imperioso que las escuelas trabajen de manera integral, prestándole atención no solo a lo cognitivo, sino también a las habilidades socioemocionales, que serán clave en el ámbito escolar pero también personal.

Si bien se viene hablando de la importancia del desarrollo de estas habilidades en la escuela desde hace mucho tiempo, hoy por hoy que un alumno pueda desarrollar estas habilidades en la escuela resulta ser más una cuestión de suerte, es decir, de qué docente o escuela le toca, que de un programa académico integral, que incluya esta área.

No nos olvidemos de que un alumno que viene de su casa con hambre, o si viene perturbado o afligido, no va a tener la apertura que puede tener un chico que siente el cariño de su familia, que está bien alimentado, que tiene ropa limpia, y que ha descansado lo suficiente. Que un docente enseñe, no es garantía de que el alumno aprenda. Debemos preparar a los chicos para aprender. Destinar un tiempo de la clase para chequear que los chicos estén en condiciones de aprender va a ser de vital importancia para fortalecer el vínculo con su docente y estar listo para concentrarse en la clase. Especialmente en escuelas carenciadas, esta atención especial a las necesidades básicas es esencial.

¿Cómo trabajar las habilidades socioemocionales?

1) Creando un aula segura en donde todos los alumnos se sientan a gusto y respetados, y en donde el propio alumno tiene un rol en la construcción de esta aula sana.

2) El momento del conflicto: cuando el docente anticipa un conflicto, o cuando el conflicto estalla, es momento para abordarlo, hablando de lo que sucede, evaluando alternativas y ofreciendo herramientas para que los mismos alumnos puedan reflexionar acerca de lo que está sucediendo, acerca de la decisión que tomaron, y por el otro lado, tomar una actitud activa para resolverlo. Es decir, se aprovecha esta instancia, llamada emergente, para desarrollar habilidades socioemocionales.

3) De una manera transversal y sostenida en el tiempo, que atraviese a todas las materias y áreas. Por ejemplo, si hablamos de la colaboración, podemos organizar una red de tutoría en el aula en donde los alumnos que tengan una mayor facilidad para alguna tarea o área, puedan ayudar a sus compañeros. Si hablamos de salir de la zona de confort y arriesgarnos, podemos pedirles a los alumnos que intenten solucionar un problema de una manera inédita, que nunca hayan probado antes. Es decir, trabajar con habilidades socioemocionales requiere de una planificación adecuada (no se trata de improvisar), y de trabajarlo de manera transversal a lo largo y ancho de toda la currícula.

Los conflictos en el aula son el resultado de la falta de competencias socioemocionales. No debemos separar lo cognitivo de lo socioemocional. Deben ir de la mano, para de esta manera ofrecer una educación integral, que le sirva al alumno a lo largo de toda su vida, dentro y fuera del colegio.

No pensemos que unas pocas horas de tutoría pueden revertir temas socioemocionales cuando la vida misma, internet, la televisión, los malos ejemplos y demás, están a la orden del día.

Por otro lado, el trabajo docente se ha vuelto muy individualista. Faltan más reuniones docentes planeadas y no planeadas (recreo, sala de profesores, cafetería), para poder compartir y resolver situaciones socioemocionales.

Lo que a un docente le pueda costar solucionar, puede ser una situación que otro docente maneje con soltura. Una palabra, un consejo, una estrategia a tiempo, puede ayudar a un docente a solucionar una situación antes de que se convierta en una catástrofe.

Algunas maneras en las que se puede abordar el trabajo socioemocional:

1) Se le puede pedir a los docentes o alumnos que elaboren un ranking de situaciones complejas para ir trabajándolas individualmente a lo largo del año.

2) Se puede elegir una de esas situaciones (el uso indebido del celular en clase, o la falta de escucha, por ejemplo) y abordarla toda una semana para concientizar a los chicos acerca del tema.

3) Se puede implementar un diario comunitario, que se encuentra siempre en el mismo lugar, en donde los docentes van compartiendo situaciones que los preocupen, y sus compañeros puedan colaborar con ideas, estrategias o reflexiones.

4) Se puede organizar un programa de observación de pares, en donde el docente, con ayuda de su directivo, elige un docente del que pueda aprender, o del que se pueda inspirar, para observar como él, a través de su práctica docente, trabaja ciertos aspectos que podrían inspirar a quien observa.

5) Junto con los alumnos, se elige una habilidad a desarrollar, y se la trabaja como un desafío colectivo a vencer a través de alguna consigna. El desafío es: aprender a escucharnos, por ejemplo.

6) Si se detecta un problema que solo tienen algunos docentes, se pueden organizar mini reuniones en donde esos docentes se juntan a conversar acerca de esos conflictos a fin de acordar acciones conjuntas.

7) Se pueden hacer cuestionarios o encuestas en donde los alumnos se autoevalúan de uno al diez. Por ejemplo:

a) Me siento escuchado.

b) Me siento valorado.

c) Siento que mis compañeros le prestan atención a mis contribuciones.

d) Me siento respetado.

e) Siento que pertenezco al grupo.

f) Me siento cómodo dentro del grupo.

Etc.

Una vez que se completan los cuestionarios, se procesan los resultados y se decide si se debe trabajar algún aspecto de manera colectiva o individual.

Una convivencia escolar positiva entre estudiantes, así como entre docentes y alumnos, se relaciona directamente con el logro académico.

Tristemente, hay colegios que todavía no le prestan la debida atención al clima institucional en donde es posible ver alumnos con graves problemas interpersonales, que no se sienten parte del grupo, o que fomentan la violencia en el aula.

Pero la violencia en el aula no es el único factor que delata una mala convivencia. El poco entusiasmo del docente, la falta de planificación, las contestaciones poco felices, o la apatía son claras señales de que algo no anda bien.

Por lo tanto, cuando hablamos de clima, hablamos de que tanto los alumnos como el docente se sientan a gusto, del manejo de reglas y procedimientos y de la productividad en el aula.

Hoy en día, el fracaso académico y la violencia escolar son dos de los principales desafíos de los sistemas educativos a nivel internacional. Cuando no abordamos lo socioemocional, lo cognitivo se resiente. El clima en el aula y el aprendizaje van de la mano.

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