Argentina en el Comité de DDHH de la ONU: una gran oportunidad

Más allá del apoyo obtenido, implica una responsabilidad para la diplomacia argentina, ya que América Latina es una región con grandes asignaturas pendientes en dicha materia

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El embajador ante Naciones Unidas en Ginebra, Federico Villegas, presidirá el Comité (EFE/Javier García Martín)
El embajador ante Naciones Unidas en Ginebra, Federico Villegas, presidirá el Comité (EFE/Javier García Martín)

Nuestro país ha sido elegido para presidir el organismo intergubernamental de Naciones Unidas, cuya misión es impulsar la protección y fortalecer los derechos humanos el mundo. El embajador Federico Villegas presidirá el mencionado Comité, durante el próximo año.

Creado en el año 2006 para sustituir la “Comisión de Derechos Humanos”, su mayor actividad recaerá en la protección de derechos humanos y poner el foco en las situaciones de violaciones con sus “recomendaciones”.

Lograr la Presidencia del Comité, implica haber logrado los apoyos de los países latinoamericanos: más allá del “apoyo” obtenido, implica una responsabilidad para la diplomacia argentina, ya que América Latina es una región con grandes asignaturas pendientes en dicha materia.

Argentina, si bien no decidirá qué temas se tratarán, sí podrá decidir cuáles tendrán preferencia respecto de otros, podrá establecer cuáles serán las prioridades en materia de derechos humanos y puede imponer de cierta manera una “agenda”.

Hasta ahora, la política exterior de nuestro país se mostró improvisada en algunos aspectos. No condenó las dictaduras de Venezuela y Cuba y no reclamó de manera categórica por los presos políticos y las elecciones en el caso de Nicaragua. Ambivalente en otros, como son los casos de Rusia y China, y sin una dirección clara en algunas cuestiones, como en la relación con Estados Unidos.

La “oportunidad” de la presidencia del Comité de Derechos Humanos radica en comenzar a “reivindicar” la escuela diplomática argentina, poniendo el foco en los reales problemas del mundo en esta materia y, a la vez, de la Agenda de los temas que hacen a la Gobernanza Global, como la pobreza, desigualdad y desarrollo.

Será interesante ver como “converge” en ese sentido la posición del país llevada hasta ahora en política exterior. En materia de derechos humanos, al constituir ese núcleo de Derechos Fundamentales, el llamado “jus cogens”, o sea “el núcleo de derechos no negociable de los mismos” por ninguna razón, habrá que condenar de manera categórica las violaciones de derechos humanos en Venezuela, en sintonía con las actuaciones llevadas adelante por la Corte Penal Internacional, las violaciones de la dictadura de Ortega y Murillo en Nicaragua, elecciones con presos opositores políticos, Cuba, la violaciones a los derechos humanos en Guatemala, a consecuencia de la creciente corrupción en el gobierno, y prestar atención a la problemáticas que plantea el “Comité ONU contra la Tortura”, con su informe del pasado viernes, reclamando por la independencia judicial y la reforma de la justicia, y las detenciones arbitrarias, en Bolivia, si de América Latina se trata.

Hay que destacar que la protección de derechos humanos para la ONU está estructurada y hay que concebirla como un “sistema”. Por ello, una actitud o recomendación de una situación no solo repercutirá en la organización que la solicite, sino que será para el resto también.

Por ejemplo, tendrá una relevante tarea si la “Corte Europea de Derechos Humanos” llega a pronunciarse sobre la obligatoriedad de las vacunas contra el COVID-19. La “postpandemia” vino a imponer temas: si continua la desigualdad en el reparto de vacunas, en términos de países ricos y pobres, sin atender a la representación geográfica “equitativa” del mundo, de la mano de la Organización Mundial de la Salud y otras agencias de ONU.

Tengamos en cuenta que el “Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos”, dirigido por Michelle Bachelet, se comporta como “Secretaría” del Comité de Derechos Humanos.

La “oportunidad” de encabezar el Comité de Derechos Humanos implica dejar de lado cierta ideología y hacer que el mismo no sea funcional a la política doméstica: hay intereses y situaciones que son superiores y son los derechos fundamentales. Hay que enfocarse en problemas reales, conflictos que afectan los derechos humanos con visión de futuro y no hacer del mismo, un club de amigos con ideas de izquierda, ni atender solo los problemas de países amigos. Los problemas en materia de derechos humanos aplican a toda la comunidad internacional.

Desde las violaciones a los Derechos Humanos en África, pasando por la problemática de Afganistán y los casos de Myanmar/ Birmania.

El Comité tiene, además, la mayúscula misión de trabajar los temas de la “Gobernanza Publica Mundial”, en materia de Derechos Humanos: esa agenda la puede llevar a cabo, con los Grupos de Trabajo Intergubernamentales, tales como el Derecho al Desarrollo, Derechos del Niño, Educación y, uno de los mas relevantes al momento, el de “Empresas Transnacionales con respecto de los Derechos Humanos”.

Ya es parte de su agenda los temas del “Objetivo 17″ (”Paz, Justicia y Derechos Humanos”) de los Objetivos del Desarrollo de Naciones Unidas (SDG), entre los cuales figuran los derechos humanos y pobreza, educación, igualdad de género, derecho al agua, trabajo decente y crecimiento económico, y una adecuada acción por el clima y medio ambiente sano.

Una oportunidad para los Derechos Humanos, una oportunidad para la diplomacia argentina.

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