El alerta de Mauna Loa

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Todos los días somos ampliamente informados sobre la cotización de los instrumentos financieros (bonos, acciones y divisas). También abunda la información diaria sobre los precios de cereales, petróleo, metales, minerales y muchos otros productos. Es razonable que esto ocurra porque se trata de información importante para el futuro global de las inversiones y el empleo.

Existe otra información también diaria, más importante para la vida del hombre en esta Tierra, que es elaborada por el Observatorio de Mauna Loa (Hawai), administrado por el gobierno de los Estados Unidos, a la cual se le presta menos atención. La primera cuantificación de la cantidad de dióxido de carbono que rodea el planeta se realizó en este observatorio hacia 1960, cuando se registraron 310 ppm (partes por millón), en mayo del año pasado esta misma medición en Mauna Loa ascendió a 411,2 ppm, mientras que ahora la medición del mes de mayo de este año registra nada menos que 414,7 ppm, es decir, un aumento anual de 3,5 ppm.

Al mismo tiempo, aumenta el consumo mundial de combustibles fósiles contaminantes. El año pasado aumentó el consumo mundial de gas, carbón y petróleo. Por esta razón no nos debe sorprender que también hayan aumentado las emisiones de dióxido de carbono, con el mayor incremento en los últimos 7 años. No es casualidad que los últimos años han sido los más calurosos desde que se llevan registros, como expresa la Organización Meteorológica Mundial.

¿Este aumento de la cantidad de dióxido de carbono es importante o es un simple dato? Recordemos que los paneles científicos convocados por Naciones Unidas expresan que la barrera de contaminación que no debe ser cruzada es de 450 ppm, es decir, apenas 35,7 ppm más que hoy. Esto significa que a este ritmo podríamos llegar a cruzar esta barrera crítica en no mucho más de diez años.

Hay grandes diferencias entre las naciones cuando se presta atención a las emisiones por habitante, que están siempre vinculadas con el grado de desarrollo económico de cada país. Por esta razón es grave que una potencia mundial como los Estados Unidos, con un alto nivel de emisiones por habitante, tenga ahora un presidente que niega el peligro de la contaminación ambiental, y además se niegue a cumplir con los compromisos del Acuerdo de París (2015).

Estuvo en lo cierto el secretario general de Naciones Unidas cuando expresó: "Somos la última generación que puede frenar el cambio climático". Esto exige abatir sin demoras las emisiones causadas por los combustibles fósiles, esto requiere expandir las nuevas energías limpias y también mejorar la eficiencia en el consumo energético.

El autor es miembro de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.