Cómo administrar tus finanzas personales ante los riesgos y la inflación

Tener estrategias de protección financiera para diversas contingencias como desempleo, accidentes o fenómenos naturales es básico; aprende cómo hacerlo

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Fernando Jesús Martínez Eissa, académico de la Facultad de Empresariales Universidad Panamericana
Fernando Jesús Martínez Eissa, académico de la Facultad de Empresariales Universidad Panamericana

En diversos foros leemos o escuchamos hablar de las finanzas personales, pero pocas veces se habla de la importancia que tiene la administración de riesgos aplicada a las finanzas personales como un primer paso muy importante, por lo cual la intención de este artículo es presentar cómo podemos aplicar esta herramienta y pretende sensibilizar al lector de cómo fortalecer su estrategia de protección financiera.

Aplicando el proceso de la administración de riesgos al caso de finanzas personales, se pueden seguir los siguientes pasos:

1. Identificar: Es importante tener claridad de todas aquellas contingencias que pueden afectar a nuestro patrimonio y a nosotros como personas; ponemos clasificar en tres grandes rubros: naturales o fortuitos, financieros y responsabilidades.

Como ejemplos de riesgos naturales para nuestros activos tenemos: inundaciones, terremotos, lluvia, granizo, por mencionar algunos y para nuestra persona: muerte, pandemia, desempleo, etc.

Se debe tener claro que este dinero es para un plan de contingencia, y que tomar pequeñas partes del ahorro para gastos eventuales puede afectar su propósito.
Se debe tener claro que este dinero es para un plan de contingencia, y que tomar pequeñas partes del ahorro para gastos eventuales puede afectar su propósito.

Ejemplos de riesgos financieros, tenemos: inflación, tasas de interés, falta de liquidez o de acceso a crédito, depreciación de activos, etc. En el día a día se puede considerar el riesgo de compras compulsivas o los famosos “gastos hormiga”.

Hasta este punto solo nos hemos enfocado en las situaciones que tienen impacto negativo, pero se pueden también identificar los factores de éxito o de creación de valor para detectar posibles amenazas y oportunidades.

2. Analizar y cuantificar: Una vez identificadas las contingencias a las que estamos expuestos se debe cuantificar el posible impacto económico que tendremos, por ejemplo, si se pierde el empleo ¿cuál es el valor económico de los meses de desempleo? aquí se puede hacer análisis de escenarios o análisis de sensibilidad en función de los gastos fijos y el tiempo que dure el desempleo o la generación de recursos suficientes para logar el punto de equilibrio. ¿Presentan frecuencia? Qué tantas veces estamos expuestos, por ejemplo, un sismo tiene una probabilidad de causar daño en función a la zona sísmica y no se presenta diario, sin embargo, las compras compulsivas, se pueden presentar más de dos veces en un día.

3. Controlar el riesgo: Establecer el perfil de riesgo que se quiere o se puede asumir, es decir definir el “apetito al riesgo” así como la capacidad y tolerancia financiera tanto individual como en el agregado de la exposición.

Las personas que dispongan de dinero extra o que posean ahorros como deben aprovechar estas buenas tasas en CETES u otros organismos similares
Las personas que dispongan de dinero extra o que posean ahorros como deben aprovechar estas buenas tasas en CETES u otros organismos similares

En esta etapa, la planeación financiera es muy importante, se recomienda por ejemplo,hacer un presupuesto detallado que nos permita conocer nuestros ingresos y gastos fijos, para poder planear gastos, inversiones y ahorros. En tiempos de alta inflación, es importante tener en cuenta los cambios en los precios de los bienes y servicios para ajustar oportunamente nuestro presupuesto.

También se decide en esta etapa se mantiene, se reduce o se puede incrementar la exposición actual a un determinado riesgo, por ejemplo en épocas de alta inflación alguien que es adverso al riesgo, mitigará los gastos hormiga un apego estricto a su planeación, alguien con perfil menos adverso podrá considerar un margen de desviación de cinco por ciento sobre su presupuesto y procurará no salirse de ahí.

Para el caso de riesgos naturales por ejemplo una persona puede empezar a hacer ejercicio o modificar sus hábitos alimenticios para reducir la exposición a enfermedades como lo son la diabetes o la hipertensión o prevenir infartos cerebrales o al miocardio.

La diversificación de nuestras inversiones también es fundamental para reducir los riesgos financieros. Es recomendable invertir en diferentes tipos de activos, como acciones, bonos y bienes raíces, para reducir el riesgo de pérdida y proteger nuestro dinero. Es importante tener en cuenta que la diversificación no garantiza la rentabilidad de nuestras inversiones, pero puede reducir el riesgo de pérdida.

Comer saludablemente y hacer ejercicio nos va a ayudar a que no nos den enfermedades que a la larga saldrán muy costosas (Freepik)
Comer saludablemente y hacer ejercicio nos va a ayudar a que no nos den enfermedades que a la larga saldrán muy costosas (Freepik)

4. Financiamiento del riesgo: En pocas palabras es responder a la siguiente pregunta ¿de dónde sale el recurso financiero en caso de que se presente la eventualidad.

Financieramente, en tiempos de alta inflación, el dinero que tenemos pierde su valor con el tiempo, por lo que es importante proteger nuestro dinero contra la inflación. Una forma de hacerlo es invertir en activos que estén indexados a la inflación, como los CETES.

Para los riesgos naturales o fortuitos puede ser mediante el pago de una aseguradora, pero importante que en esta opción se haya contemplado previamente un fondo que ampare el monto de los deducibles o coaseguros, normalmente esta falla en la planeación es muy común especialmente en Latinoamérica.

5. Monitoreo constante: vivimos en mundo dinámico y diario se puede presentar alguna contingencia nueva que nos afecte el análisis que hemos realizado, por ejemplo: una nueva guerra, una nueva vacuna, una nueva pandemia, un descubrimiento nuevo, etc.

(Foto: Pixabay)
(Foto: Pixabay)

En conclusión, la administración de riesgos es una herramienta fundamental para proteger nuestras finanzas personales y mantener nuestro poder adquisitivo. Es recomendable tener una buena educación financiera y de riesgos, planear financiera, diversificar nuestras inversiones y proteger nuestro dinero contra la inflación. Con estas medidas, podemos reducir los riesgos financieros y proteger nuestro futuro económico.

Jesús Martínez Eissa. Actualmente es profesor de tiempo completo de la Universidad Panamericana en la Academia de Finanzas en la Facultad de Empresariales.

Formación Académica: Maestro en Administración con especialidad en Finanzas e Inglés para Negocios por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Especialista en Antropología Filosófica por la Universidad Panamericana y Licenciado en Actuaría por el ITAM.

Experiencia profesional: Cuenta con experiencia profesional de más de 25 años en seguros y reaseguro en donde ha desempeñado cargos directivos en instituciones financieras de los sectores público y privado: Agroasemex, KOT Insurance (Cautiva de PEMEX), Interprotección, Grupo Nacional Provincial y General de Seguros.

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