Cuál es el fascinante origen del conejo de Pascua: un viaje desde el Neolítico hasta la actualidad

Una tradición ligada a la resurrección de Jesucristo cuenta con un curioso coprotagonista: un conejo que carga una canasta repleta de huevos ornamentados

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El Conejo de Pascua es coprotagonista de las festividades religiosas. (Freepik)
El Conejo de Pascua es coprotagonista de las festividades religiosas. (Freepik)

Pascua es una de las festividades religiosas más importantes del cristianismo en la que se conmemora la resurrección de Jesucristo tres días después de su crucifixión. También marca el final de la Semana Santa (temporada en la que se recuerda la pasión de Cristo) y el inicio del periodo de 50 días conocido como Tiempo Pascual.

La celebración coincide con la llegada de la primavera en el hemisferio norte del planeta, por lo que es común que se relacione con flores y otros símbolos de fertilidad. Uno de los claros distintivos, quien además se convirtió en protagonista de la festividad, especialmente en Estados Unidos, es el Conejo de Pascua.

Este animal es comúnmente representado cargando una cesta de mimbre tejido que a su vez está repleta de huevos decorados con diferentes y coloridos motivos; la creencia señala que el Conejo de Pascua los esconde para que jóvenes y adultos se diviertan buscándolos a la mañana siguiente.

¿Cómo nació la tradición del Conejo de Pascua?

Se tienen registros de liebres en entierros rituales durante el Neolítico. (Freepik)
Se tienen registros de liebres en entierros rituales durante el Neolítico. (Freepik)

En la tradición europea, éste personaje es conocido como Liebre de Pascua, un animal protagonista de “muchos roles rituales y religiosos”, de acuerdo con lo señalado por Tok Thompson, folclorista y profesor de antropología y comunicación de la USC Dornsife College of Letters, Arts and Science, de California, Estados Unidos, en su artículo para The Conversation.

Arqueólogos interpretaron el hallazgo de cadáveres de liebre junto a humanos como parte de entierros rituales durante el Neolítico (el último período de la edad de piedra) como una representación del renacimiento. Thompson asegura que a lo largo de la Edad de Hierro, dichos sepulcros de estos animales eran comunes.

El folclorista relata que en el año 51 a.C, Julio César mencionó que en Gran Bretaña no se consumían liebres, esto debido a su enorme importancia y significado religioso.

Haciendo un salto en el tiempo, durante el siglo XVII, relatos alemanes describen historias sobre niños que buscan huevos de Pascua escondidos por la Liebre de Pascua, una tradición muy similar a la que se conoce hoy en día y que es ampliamente celebrada en Estados Unidos.

Thompson recuerda la tradición conocida como “Hare Pie Scramble”, traducida al español como “Revuelto de pastel de liebre” que, según la English Folk Dance & Song Society (EFDSS) es una celebración en la que la iglesia parroquial elabora un “gran” pastel de liebre que más tarde será repartido por el clérigo y distribuido arrojando los trozos a la multitud.

La tradición en honor a Eostre

El Conejo de Pascua se convirtió en uno de los personajes característicos de la festividad. (REUTERS/Andrew Kelly)
El Conejo de Pascua se convirtió en uno de los personajes característicos de la festividad. (REUTERS/Andrew Kelly)

El profesor asegura que en 1835, el folclorista Jacob Grimm relacionó a la Liebre de Pascua con una diosa de nombre “Ostara”, derivado de la diosa anglosajona Eostre, en alemán antiguo, mencionada por Beda, monje considerado padre de la historia inglesa.

Beda indicó que en la Inglaterra del siglo VIII, el mes de abril era conocido como “Eosturmonath”, o Mes de Eostre, en claro honor a la diosa homónima. Según Thompson, el monje anglosajón escribió que una fiesta pagana de la primavera en nombre de la deidad fue asimilada a la celebración de la resurrección de Cristo.

El folclorista asegura que investigaciones arqueológicas recientes confirman el culto a Eostre en partes de Inglaterra y Alemania que cuentan con dicha liebre como “símbolo principal” y detalla que este animal “parece recordar” a las celebraciones precristianas de la primavera personificadas por la deidad.

“Después de un largo y frío invierno en el norte, parece bastante natural que la gente celebre temas de resurrección y renacimiento. Las flores florecen, los pájaros ponen huevos y los conejos saltan”, escribió Thompson.