
Luego de los cambios incorporados en la primera expansión Vessel of Hatred, que ya analizamos previamente, el meta de Diablo IV había quedado bastante balanceado. La nueva clase, Spiritborn, había quedado claramente favorecida y hasta opacado en cierto modo al resto. Season of Witchcraft viene a nivelar un poco el terreno con nuevas habilidades pasivas que condimentan la jugabilidad de todas las clases con hechizos, conjuros y maldiciones de todo tipo. Además de la nueva línea argumental, incorpora nuevo equipamiento, armas y enemigos para mantenernos ocupados un buen rato, pero la pregunta principal es: ¿vale la pena invertir nuestro tiempo en esta temporada?
De buenas a primeras, Season of Witchcraft respeta el modelo de las temporadas anteriores. Es decir, nos propone una nueva línea de misiones centradas alrededor de un evento en particular y un cuadro de progresión independiente con recompensas temáticas. Para conseguirlas habrá que cumplir misiones emergentes dentro de la región afectada, que va rotando cada 35 minutos, con un nuevo lote de equipamiento cada 10 puntos obtenidos. Si les parece familiar, es porque básicamente es la misma mecánica de los eventos anteriores, pero con recompensas diferentes. No es algo necesariamente negativo, pero creo que con siete temporadas en su haber ya va siendo tiempo de incorporar una dinámica fresca a la propuesta.

Lo bueno es que, además de los clásicos cachés de equipamiento, runas y gemas, esta vez vamos a poder comprar y mejorar nuevas habilidades pasivas. A medida que subimos de nivel de reputación en la Asamblea de Brujas nos irán habilitando nuevos hechizos y maldiciones que podremos comprar y mejorar con los mismos recursos que recolectamos al cumplir objetivos para el Árbol de los Susurros. Podemos equipar hasta cinco en simultáneo y, sobre el final de la línea de misiones, nos habilitarán la última ranura en la que se equipa el más poderoso. Los hechizos son el alma de esta temporada y ofrecen un enorme potencial de personalización que, bien utilizado, puede compensar cualquier punto débil de nuestro estilo de juego favorito. Si hacemos las cosas bien vamos a sentirnos imparables, haciendo que la dificultad “Experto” se sienta casi como un paseo por la plaza.
Es interesante ver cómo las clases de combate cuerpo a cuerpo se ven potenciadas por estas nuevas habilidades pasivas, pero utilizarlas con alguna de las clases de magia es verdaderamente exquisito. El Necromancer, que de por sí era una máquina de matar enemigos, se vuelve una suerte de semidiós de la muerte. Las maldiciones propias se potencian con las nuevas y hasta hay un hechizo que modifica las habilidades definitivas: por ejemplo, “Army of the Dead” duplica su tamaño en pantalla y (en nivel máximo) cada esbirro hace daño crítico. Este tipo de combinaciones son comunes para todas las clases, solo hay que experimentar un poco y vuelve muchísimo más sencilla la tarea de volver a subir un personaje nuevo desde cero para pasar al contenido del endgame.

El nuevo pase de batalla es un punto a destacar, principalmente porque Blizzard finalmente ha incluido recompensas jugosas aún para los jugadores que no compran el pase Premium. Hay armaduras, skins de armas y todo tipo de objetos cosméticos gratuitos, que se multiplican obviamente para los usuarios del pase de pago. Lo mejor es que no hace falta llegar hasta el último nivel del pase para disfrutar de algunas armaduras vistosas; en los primeros 30 niveles hay para todos los gustos. Aquellos que no estén familiarizados con el sistema de progresión lo encontrarán un poco aparatoso pero, si se concentran en cumplir los objetivos por capítulo y toman los elíxires necesarios, pronto comenzarán a avanzar. Hay que tener en cuenta que el pase dura aproximadamente 3 meses, pero si sienten que no están avanzando rápidamente entre niveles puede ser momento de subir un poco la dificultad de la aventura.
Diablo IV Season of Witchcraft aprovecha todo lo construido en la última expansión y lo comparte con aquellos jugadores que todavía no la compraron. A falta de un Spiritborn, los hechizos y las magias de esta temporada compensan al resto de las clases y nos dejan imaginar lo que podrían ser las nuevas adiciones de cara al futuro. Hoy en día Diablo IV sigue siendo tan divertido y frenético como el primer día, pero la fórmula comienza a mostrar signos de cansancio. Agiliza el ritmo de progresión de los nuevos personajes y, en cuestión de horas, los deja listos para el contenido endgame. En el camino nos llena de recompensas nuevas con habilidades espectaculares y le da la bienvenida a nuevos jugadores, pero los que vienen jugando cada temporada no podrán evitar sentir la repetición de mecánicas.

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