De todas las películas de acción originales de Netflix que pasaron por la plataforma estos últimos años sin pena ni gloria, Agente Stone puede ser -para sorpresa de muchos- una de las más logradas y la que más potencial tiene para una o varias secuelas. Ni La Vieja Guardia (2020) con Charlize Theron, ni Alerta Roja (Red Notice, 2021) con la misma Gal Gadot junto a Ryan Reynolds y Dwayne “la Roca” Johnson, y mucho menos la insufrible The Gray Man (2022) de los hermanos Russo, con Ryan Gosling, Ana de Armas y Chris Evans, lograron atrapar lo suficiente al público como para confirmar una secuela.
La única que logró este mérito hasta ahora fue Extraction de (2020) de Sam Hargrave -el coordinador de dobles de las películas de Avengers- con Chris Hemsworth al frente y una propuesta basada exclusivamente en sus escenas de acción. La premisa es tan básica como su nombre sugiere, y la película (y su respectiva secuela) no busca más que eso, con un despliegue visual, coreografías de peleas y trucos de cámaras que la pusieron a la altura de otras grandes referentes del cine de acción.

Pero hasta ahora, ninguna se había destacado por construir mundos o personajes lo suficientemente interesantes como para engancharnos con una posible continuación. Agente Stone (Heart of Stone, 2023), protagonizada por Gal Gadot (nada más y nada menos que la Mujer Maravilla) plantea un universo de espías y traiciones, no muy sofisticado y mucho menos exento de clichés, pero sí lo bastante entretenido y atrapante como para hacernos preocupar por lo que pase durante dos horas.
Rachel Stone es una espía infiltrada en el MI6, el servicio de inteligencia británico, que hace las veces de una tímida hacker sin habilidades para misiones de campo. Pero en realidad, es una agente entrenada en varias disciplinas, que responde a una organización no gubernamental ultra secreta llamada “The Charter”. Considerada un mito entre sus compañeros, esta agencia internacional guía sus misiones por un algoritmo altamente preciso,”El Corazón”, que calcula las posibilidades de peligro para la sociedad y las neutraliza.

Sin embargo, hay alguien que sí cree -o mejor dicho, sabe- que esta agencia es real y no va a descansar hasta desenmascarar a Rachel y tomar control de esta poderosa herramienta. Que, por supuesto, en las manos equivocadas puede convertirse en un arma de destrucción masiva. Con los límites cada día más difusos entre lo que la inteligencia artificial puede y no puede hacer, no es difícil para el espectador suspender la incredulidad para aceptar esta potencial amenaza.
Pero el corazón de la película está, precisamente, en su protagonista. Gal Gadot interpreta a una agente que no obedece órdenes a ciegas, sino que escucha a su propio algoritmo interno: su intuición. Por supuesto, esto le trae algunos problemas con su agencia y no siempre funciona de la forma que espera, pero ayuda muchísimo a que empaticemos con esta heroína imperfecta, mucho más cerca de personajes como Ethan Hunt (Misión: Imposible) que de James Bond.

Con algunos giros un tanto predecibles y otros muy sorprendentes, la trama es lo suficientemente ingeniosa como para capturar nuestra atención e interés, en un género que resulta extremadamente difícil de escribir y puede caer muy fácilmente en todos los lugares comunes. A pesar de tener todos los elementos recurrentes de las películas de espías, Agente Stone encuentra la forma de mantenerse relevante y entretenida, con muy buen ritmo, personajes queribles y logradas escenas de acción.
Para el fan del género, cumple con todo lo indispensable: complots y traiciones, secuencias de pelea con coreografías muy bien logradas, persecuciones automovilísticas imposibles por callecitas europeas, escenas de hackeos y -lo más importante- una protagonista a la altura de las circunstancias. Gal Gadot saca a relucir la preparación física y el carisma que la hicieron mundialmente famosa en su papel de la Mujer Maravilla, y su química con su joven antagonista (una hacker interpretada por la actriz india Alia Bhatt) funciona a la perfección.

El director Tom Harper trabajó en series de culto británicas como Peaky Blinders y Misfits, además de otras series de TV y películas de bajo presupuesto. Ahora supo aprovechar su oportunidad en Netflix con una producción de buen pulso detrás de cámaras, lo cual podría abrirle la puerta en Hollywood para seguir explotando su talento. Parece que nombrar a Arnold Schwarzenegger como Director General de Acción de Netflix le está trayendo buenos resultados a la plataforma. Ojalá siga así, nos merecemos buenas películas y series de acción.
PUNTAJE: 7/10
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