Enrique Lihn, el escritor que emergió de las artes para convertirse en una de las voces fundamentales de la poesía chilena

Aunque comenzó a estudiar artes plásticas, Linh sucumbió a las letras, finalmente dedicó su vida a mirar el mundo como artista, crítico y escritor

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Enrique Lihn (Crédito: composición Infobae)
Enrique Lihn (Crédito: composición Infobae)

Nuestro entusiasmo alentaba a estos días que corren

entre la multitud de la igualdad de los días.

Nuestra debilidad cifraba en ellos

nuestra última esperanza.

Pensábamos y el tiempo que no tendría precio

se nos iba pasando pobremente

y estos son, pues, los años venideros…

(Primera parte del poema ‘Destiempo’)

En septiembre de 1929 nació Enrique Lihn en Santiago de Chile en una familia burguesa liderada por su abuela, católica y fiel apasionada a la pintura que quería con ansias compartir con su nuevo nieto su amor por las artes y la poesía.

Enrique no la decepcionó, desde pequeño comenzó a leer poesía francesa, española y latinoamericana.

Esta primera etapa de formación fue recordada por el escritor en su poema Nunca salí del horroroso Chile:

Nunca salí del habla que el Liceo Alemán

me infligió en sus dos patios como en un regimiento

mordiendo en ella el polvo de un exilio imposible.

Otras lenguas me inspiran un sagrado rencor

el miedo de perder con la lengua materna

toda la realidad. Nunca salí de nada

Muy joven inició también su formación en artes, pues a los 13 años ingresó a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Sin embargo, poco tiempo pasó en este programa antes de decidir dedicar su vida a la escritura.

Su primer libro de poemas se tituló Nada se me ocurre, publicado en el año 1949, justo en el umbral de la bohemia intelectual de los años 50, donde conoció a figuras como Luis Oyarzún, Eduardo “Chico” Molina, Alejandro Jodorowsky, Jorge Edwards, entre otros. No obstante, este primer libro sería marginado tanto por la crítica, como por el mismo escritor.

Empezó a escribir para medios de la época, incluyendo crítica de artes plásticas para la revista de la Escuela de Arte. Luego vendría su siguiente obra, que no tuvo la misma suerte, llamada Poemas de este tiempo y de otro, publicada en 1955. Los poemas de esta obra fueron rescatados en antologías posteriores.

“Poemas de este tiempo y de otro”, de Enrique Linh

Portada del libro “Poemas de este tiempo y de otro” de Enrique Linh
Portada del libro “Poemas de este tiempo y de otro” de Enrique Linh

Si bien la poesía parecía ser su gran amor, lo cierto es que Enrique Lihn salió también de este formato para escribir narrativa y otros ensayos sobre literatura y artes plásticas. Además, tampoco dejó de dibujar, como lo había hecho durante su tiempo de estudio.

La crítica, la narrativa y las artes

Lihn estuvo siempre en constante actividad, participó en varios proyectos editoriales, como la revista Cormorán y la edición del collage Quebrantahuesos. Además, colaboró con artículos de opinión, poemas y columnas para medios como El Siglo, La Época y Las últimas noticias, medios como Revista de Arte, Atenea, Cauce y Apsi.

Entabló una sólida amistad con Nicanor Parra y se dedicó a comentar su obra. Escribió más tarde sus primeros cuentos y publicó su libro La pieza oscura, considerado por él mismo como el “libro verdadero”, por el que ganó el Premio Atenea. Obtuvo el Premio Municipal de Poesía en el año 1970 y el Premio Casa de las Américas de Cuba.

Su incluye monólogos dramáticos, narrativas, elementos biográficos y en general, un retrato íntimo. A esto se sumó su pasión por conocer el mundo, actividad que le permitió transitar por las esferas literarias de la época y asistir a congresos de literatura que ampliaron su panorama literario.

Aun así, la salud pareció no estar de su lado, pues tras superar la extirpación del apéndice, una operación de la vesícula, un infarto y problemas del riñón, fue apresado por un cáncer de pulmón que terminaría llevándoselo el 10 de julio de 1988, una agonía que quedó registrada en el libro Diario de muerte, publicado un año después de su fallecimiento.

Algunas de sus obras: La pieza oscura, Poesía de paso, La musiquilla de las pobres esferas, Diario de la muerte, A partir de Manhattan, Nada se escurre.

… Todo lo íbamos a resolver ahora.

Teníamos la vida por delante.

Lo mejor era no precipitarse…”

(Segunda parte del poema ‘Destiempo’)

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