Un bulldog inglés cachorro llamado Rocky es el último regalo de Juana Tinelli (16) a Tomás Otero(15). Una decisión que fue consultada por ella con Florencia Peña (43). "Cuando me comentó que quería sorprender a Toto con un perrito, le dije: ´si vos crees que con esto lo harías muy, muy, muy, pero muy feliz…dale´", suelta con tono de resignación y esa gracia tan Peña.
–Además de Rocky, ¿qué otras cosas trajo Juana a esta familia?
–Viste que los adolescentes varones suelen ser colgados, atolondrados…Y Juana focalizó a Toto, le trajo la posibilidad de entender que existe "un otro". Le enseñó a estar atento. Una vez me llamó a México, durante mis vacaciones: "Má, Juana y yo cumplimos dos meses de novios y quiero mandarle flores, ¿me ayudás?". Aprendió a cocinar para hacerle las milanesas fritas con puré que a ella le gustan. Y hasta lo ayudó a digerir la fama, un tema crucial para él, y por lo que tanto me peleaba. ¡¿Podés creer que firman autógrafos juntos en cada salida?! Juana lo enfrentó a las responsabilidades. Y nada me pone más orgullosa de que haya elegido como primer amor a una mujer como ella: ¡una bomba! Libre, segura, con la pollerita por acá (se señala), a la que nadie podría bajarle línea.
–¿Te preocupa la diferencia que podría haber en el estilo de vida de cada uno de ellos?
–Cuando Toto conoció la casa de Marcelo en Punta del Este, me llamó asombradísimo: "¡No sabés lo que es esto! ¡La cancha de fútbol es increíble!". Le dije: "Bueno, papito. Disfrutala porque ya tocaste techo!" (risas). Hay un lindo juego de ese "in and out" entre nosotros, de tomar lo del "tener" casi como un juego, sin mucho sentido. Porque así crecieron mis hijos, riéndose de nuestros límites. El otro día volvió diciendo: "Che, má, a ver cuándo nos contratamos un chofer…¿Te parece?". Y Juana también es así. Son un piscis y una escorpio, atentos a lo que le gusta al otro. Ellos se miman con simplezas. Toto le manda un desayuno, y ella, como pasó ayer, una torta de ricota…
–¿Hay cierto trabajo en equipo de consuegros?
–¡Estamos todo el tiempo on line! Marcelo (Tinelli) es un padrazo, y Juanita, como hija menor es su gran debilidad. Y Paula (Robles) es una mamá muy a tierra. Estamos atentos y no sobreactuamos nada frente a los chicos: no existe eso de "nos juntamos todos a comer". Se las hacemos fácil. Y ellos entienden que para que sea fácil, tienen que cumplir con el "allá vamos", "acá estamos" y "pedimos permiso para".
Por Sebastián Soldano
SEGUÍ LEYENDO:
El bautismo salteño de Felipe, el hijo de Flor Peña