Detenida en el aeropuerto de Barajas: una mujer finge estar embarazada para ocultar más de dos kilos de cocaína

La pena podría modificarse según los factores que aprecie el juez, como el uso del aeropuerto y la cantidad incautada, o atenuantes como una posible adicción o la colaboración con la Policía

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Pasajeros esperan para facturar en
Pasajeros esperan para facturar en el aeropuerto Adolfo Suárez Barajas de Madrid (REUTERS/Sergio Pérez)

Una joven ha sido detenida en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas tras intentar introducir más de dos kilos de cocaína. La mujer ocultó trece bolsas de esta droga bajo una prótesis de silicona que simulaba un embarazo. La Policía descubrió el engaño durante un control rutinario y la mujer ha ingresado en prisión por un delito contra la salud pública.

Según ha informado la Jefatura Superior de Policía de Madrid, la chica llegó a Madrid mediante un vuelo trasatlántico. Además, un delito de tráfico de drogas en el aeropuerto supone una infracción que puede llevar a la detenida a enfrentarse a una condena de entre 6 y 12 años de cárcel.

A pesar de ello, la pena final podría variar en función de los agravantes o atenuantes que determine el juez. Entre los primeros, se incluyen el posible uso del aeropuerto para el transporte de la droga o la elevada cantidad intervenida (como es el caso). En cuanto a los segundos, se podría considerar una posible adicción de la detenida o su colaboración con los agentes durante el arresto.

Nuevas técnicas de ocultación

Los narcotraficantes emplean métodos cada vez más sofisticados para mover droga sin ser detectados. Se han interceptado cargamentos ocultos en latas de conserva manipuladas, frutas rellenas o incluso dulces aparentemente inocentes. Como explicaron portavoces de la Guardia Civil y del Sindicato Unificado de Policía a VICE News, las fuerzas de seguridad señalan que estas técnicas avanzan al ritmo de la tecnología y obligan a reforzar los sistemas de control.

Tusi oculto en bolsas de
Tusi oculto en bolsas de pan (Policía Nacional)

Se suele creer que las operaciones de narcotráfico y de desplazamiento de cargas requieren de un alto grado de ingeniería. Sin embargo, proliferan soluciones rudimentarias pero eficaces. En ocasiones, la droga se esconde en alimentos comunes, prendas modificadas o prótesis falsas como la utilizada en el caso de Barajas. Las autoridades recuerdan que este ingenio criminal convive con prácticas más crueles, como el uso de animales o implantes corporales para transportar sustancias.

El auge de consumo de cocaína en Europa

El aumento del consumo de cocaína en Europa, señalado por un informe de Instituto Español de Estudios Estratégicos (Ministerio de Defensa), ha reforzado la presión sobre las rutas de tráfico y ha estimulado nuevos métodos de ocultación. Se estima que más de cuatro millones de europeos consumen cocaína con regularidad, un contexto que convierte al continente en un destino prioritario para las redes criminales.

La intensificación del control policial no siempre reduce la oferta. Los expertos describen el llamado efecto globo: cuando se bloquea una ruta o se endurece una zona, el tráfico simplemente se desplaza a otra región con menos vigilancia. Esta elasticidad del mercado obliga a los traficantes a adaptar continuamente sus estrategias.

Droga incautada en un operativo
Droga incautada en un operativo contra el narcotráfico (ESPAÑA EUROPA A CORUÑA)

A ello, se suma la elevada rentabilidad del negocio. Aunque el coste de producción es mínimo, el precio final se multiplica a lo largo de la cadena. Esto se debe a que la inversión de las organizaciones criminales en técnicas resultan cada vez más sofisticadas e, incluso, se idean nuevas formas de transporte ilícito.

En paralelo, la UE insiste en combinar la persecución penal con políticas de reducción de la demanda. La prevención, la atención sanitaria y los programas de reducción de daños se consideran claves para frenar este tipo de consumo. Esta demanda mantiene vivo un mercado donde la innovación criminal, como el uso de prótesis falsas o alimentos manipulados, sigue evolucionando para burlar los controles.