Los paraguayos (o paraguayas) son una variedad de fruta de hueso muy similar al melocotón, pero de forma más achatada y piel más fina. Su sabor dulce y jugoso los convierte en una opción popular durante los meses de verano, pero más allá de su delicioso gusto, esconden una gran cantidad de propiedades que benefician al organismo de múltiples maneras.
Una de las principales virtudes de estas frutas es su riqueza en antioxidantes, asegura la Fundación Española de Nutrición (FEN). Estos compuestos ayudan al cuerpo a combatir el daño oxidativo producido por los radicales libres, que son moléculas inestables asociadas al envejecimiento prematuro y al desarrollo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y afecciones neurodegenerativas. Entre los antioxidantes presentes en los paraguayos destacan la vitamina C, la zeaxantina y la luteína, conocidos por su capacidad para reforzar el sistema inmunológico y proteger las células del cuerpo.
Gracias a su alto contenido en fibra y agua, los paraguayos son una excelente opción para mantener una dieta equilibrada y controlar el apetito. Estos dos componentes aumentan la sensación de saciedad, lo que puede ayudar a reducir el consumo de calorías sin necesidad de renunciar al placer de comer algo dulce. Además, su fibra dietética contribuye al buen funcionamiento del sistema digestivo, regulando el tránsito intestinal y previniendo problemas como el estreñimiento. Por ello, se consideran una fruta con efecto ligeramente laxante, ideal para quienes buscan mejorar su digestión de forma natural.
Los paraguayos contienen compuestos fenólicos, que son sustancias bioactivas con efectos beneficiosos sobre la salud cardiovascular. Estos compuestos ayudan a reducir los niveles del colesterol LDL (conocido como “colesterol malo”), que se asocia con un mayor riesgo de arteriosclerosis y enfermedades del corazón. Incluir paraguayos en una dieta equilibrada puede contribuir a mantener en equilibrio los niveles de colesterol y favorecer así la salud del sistema circulatorio.
Otra propiedad destacable de los paraguayos es su aporte en magnesio, un mineral fundamental para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. El magnesio interviene en la transmisión de impulsos nerviosos y en la relajación muscular, por lo que su consumo está vinculado con la reducción del estrés, la ansiedad y el cansancio. Comer paraguayos regularmente puede ser una ayuda natural para mantener el equilibrio emocional y mejorar la calidad del sueño.
Paraguayos, protectores de la piel y los huesos
Estas frutas también son beneficiosos para el cuidado de la piel, gracias a su contenido en vitamina A (en forma de retinol) y vitamina C. La vitamina A contribuye al mantenimiento y regeneración de los tejidos cutáneos y protege la piel frente a los daños provocados por el sol y los factores ambientales. Por su parte, la vitamina C estimula la producción de colágeno, proteína esencial para mantener la elasticidad y firmeza de la piel. Además, los antioxidantes como la luteína y la zeaxantina también actúan como una defensa natural contra el envejecimiento cutáneo.
El calcio y el fósforo presentes en los paraguayos también son dos minerales clave para la formación y mantenimiento de huesos y dientes sanos. Estos nutrientes también participan en otros procesos importantes del cuerpo, como la contracción muscular, la coagulación de la sangre y la reparación de tejidos. Consumir frutas como el paraguayo puede ser una forma sencilla y efectiva de complementar la ingesta diaria de estos minerales esenciales, especialmente en personas mayores o en etapas de crecimiento.