El ministro de Justicia de la República Checa dimite tras recibir el equivalente a 40 millones de euros en bitcoins de un criminal: el escándalo estalla a cuatro meses de las elecciones

Pavel Blazek aceptó sin investigar el origen de los fondos, que provenían de un antiguo gestor del darknet condenado por narcotráfico y malversación

Guardar
Pavel Blazek, el exministro de
Pavel Blazek, el exministro de Justicia de la República Checa (Reuters/Hans Lucas)

Lo que se presentó como una operación beneficiosa para el Estado ha acabado en dimisión. El viernes 30 de mayo, el ministro de Justicia de la República Checa, el conservador Pavel Blazek, anunció su renuncia tras verse envuelto en un escándalo relacionado con la venta de bitcoins que habían sido “donados” por un conocido narcotraficante.

El caso estalló tras un mensaje publicado el miércoles en la red social X por el propio ministerio, en el que se informaba con entusiasmo de la subasta de casi 500 bitcoins dos días antes, por un valor cercano a los mil millones de coronas checas (alrededor de 40 millones de euros). Blazek afirmó que estos fondos serían utilizados para modernizar el sistema judicial, mejorar las condiciones de las cárceles y combatir el narcotráfico en los centros penitenciarios.

Sin embargo, el portal de noticias Denik N destapó rápidamente un dato comprometedor: los bitcoins subastados habían sido donados por Tomas Jirikovsky, un criminal condenado en 2017 por malversación, tráfico de drogas y posesión ilegal de armas. Jirikovsky fue uno de los responsables del Sheep Marketplace, una plataforma del darknet utilizada para el comercio de productos ilícitos.

Una donación sin preguntas

Desde su liberación en 2021, Jirikovsky intentaba recuperar los 1.500 bitcoins (valorados actualmente en 140 millones de euros) que le fueron incautados tras su detención. Durante su juicio, la justicia sospechó que los fondos procedían de otro mercado ilegal del darknet, llamado Nucleus, cerrado sin explicación tras su arresto. El acusado, sin embargo, sostuvo que los había obtenido de forma legal, argumento que permitió que se le devolvieran.

Una representación de la moneda
Una representación de la moneda virtual bitcoin

En marzo, su abogado se puso en contacto con el ministro Blazek, a quien conocía personalmente, para ofrecer al Estado checo un tercio de esos bitcoins. Blazek, de 59 años, aceptó sin pedir explicaciones sobre el origen de los fondos. “No tengo medios para investigar ese tipo de cosas y, después de tantos años, no me interesó”, dijo el jueves en una rueda de prensa, justificando que el delincuente buscaba “redimirse” mediante la donación.

Poco después de firmarse el acuerdo, varios portales especializados detectaron movimientos inusuales: los bitcoins vinculados a Nucleus, que llevaban inactivos desde 2016, fueron transferidos a nuevas carteras. Mientras Blazek aseguraba no haber ofrecido nada a cambio, sus explicaciones resultaron cada vez más confusas. Ni Jirikovsky ni su abogado han querido hacer declaraciones, y la policía ha abierto una investigación sobre el origen de los bitcoins.

Presión política a las puertas de las elecciones

El caso generó un gran malestar en el seno del gobierno de coalición del primer ministro Petr Fiala, y la oposición no tardó en exigir responsabilidades. Con las elecciones legislativas previstas en apenas cuatro meses y en un contexto político complicado, Fiala optó por cortar por lo sano.

“He decidido dimitir porque no quiero perjudicar la reputación del gobierno ni de la coalición. No tengo constancia de haber cometido ninguna ilegalidad”, declaró Blazek el viernes al formalizar su renuncia.

La Policía Nacional ha detenido a dos personas por el secuestro de un ciudadano de origen sueco, al que le exigían 500.000 euros en criptomonedas

El primer ministro, aunque dijo “valorar” su decisión, defendió la buena fe del ya exministro en la polémica operación con criptomonedas. También aprovechó para elogiar la reciente reforma del código penal impulsada por Blazek, que incluye la reducción de penas por tráfico de cannabis, una medida orientada a combatir la saturación del sistema penitenciario.