
Conocido como el Enlace Fijo de Fehmarn, también conocido como el túnel de Fehmarn Belt, una isla del norte de Alemania, es uno de los proyectos llamados a transformar por completo los viajes y el comercio entre dos países: Alemania y Dinamarca. Ningún otro tendrá una longitud mayor que la de este gran túnel europeo de cerca de 18 kilómetros, cuyas obras están a punto de finalizar.
La idea de construir una conexión ferroviaria y por carretera entre el norte de Alemania y Dinamarca se lleva pensando desde los años 60 del siglo XX. En un principio, se pretendía que se tratara de un puente, pero a finales de 2010 se optó por una vía sumergida, pues los riesgos de construcción serían menores.
Miles de millones de presupuesto
De este modo, se ha invertido en este proyecto un total de 6.725 millones de euros, un dinero on el que se ha diseñado un proyecto que prescinda del método habitual con tuneladoras. En este caso, se ensamblarán por debajo del mar un total de 89 segmentos de 217 metros de largo, cada uno con un peso de 73.500 toneladas y fabricado en la superficie para, cuando ya estaban listas, ser cubiertas con mamparas y sumergidas.
Gracias a este método, el impacto ambiental de la construcción e instalación del túnel es mucho menor, algo de vital importancia en el ya de por sí delicado ecosistema del Mar Báltico. Del mismo modo, tanto la iluminación como la ventilación se producen con sistemas eficientes energéticamente y sostenibles en un trayecto que contará con una autopista de cuatro carriles y un ferrocarril con dos carriles.
De este modo, podría reducir la afluencia actual que tienen los ferris que actualmente conectan la isla alemana con Dinamarca, del mismo modo que el comercio entre ambos países podría producirse con mucha mayor fluidez.

Continuos retrasos en un proyecto revolucionario
Cuando se anunció, se esperaba que el Enlace Fijo de Fehmarn estuviera terminado en el año 2021, una fecha que se ha ido retrasando hasta que, en el año 2020, fijaron 2029 como el final de las obras, un tope que se ha mantenido hasta la fecha y que está cada vez más cerca de alcanzarse. A principios de 2024 se bajó un primer tramo de una vía que facilitará cruzar el mar Báltico en menos de 10 minutos.
Con su finalización, pasaría a ser, y por mucho, el túnel de tren y carretera más largo del mundo en el mismo país que cuenta con el que actualmente ostenta ese récord: el puente-túnel de Öresund, que actualmente une la capital de Dinamarca, Copenhague, con la ciudad sueca de Malmö, el cual tiene una longitud inferior a la de 8 kilómetros en los que se combinan tramos en un puente con otros de túnel.
No superará, sin embargo, el túnel de Lærdal, un enlace solo para automóviles de 24 kilómetros y media que conecta los municipios de Lærdal y Aurland al oeste de Noruega. En el caso de túneles ferroviarios, los más largos serían el Seikan de Japón, con 53 kilómetros, y, de nuevo en Europa, el túnel de base de San Gotardo (Suiza), inaugurado en 2016 con una longitud de 57,09 km.
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