Los científicos inician la cuenta atrás para la extinción de varios insectos: de las mariposas a los saltamontes

Un nuevo estudio advierte sobre la desaparición anual de hasta el 8% de algunas especies de insectos en Europa y Norteamérica

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Un reciente estudio del Centro Alemán para la Investigación de la Biodiversidad (iDiv) ha puesto en evidencia una preocupante realidad: los insectos comunes, esos que parecían ser una presencia perenne en nuestros campos y jardines, están desapareciendo a un ritmo alarmante. La próxima vez que un paseo al aire libre ofrezca el avistamiento de una mariposa, un escarabajo o un saltamontes convendría observarlo con detalle, pues la oportunidad de volver a verlos podría convertirse en un hecho poco común.

El estudio identifica una desaparición anual de hasta el 8% en algunas especies, pronosticando su desaparición en hábitats de Europa y Norteamérica en aproximadamente una década. En contraposición, los insectos menos frecuentes o considerados raros, parecen extinguirse a un paso mucho más lento, cerca del 0,3% anual, lo que deja perplejos a los científicos que aún no comprenden las causas de esta diferencia.

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Los insectos no solo representan más del 80% de todas las especies animales, sino que son actores vitales en casi todos los ecosistemas: son polinizadores de la mayoría de las plantas, juegan roles clave en el ciclo de los nutrientes, el control de plagas y constituyen una fuente de alimento para un gran número de vertebrados. Pese a su importancia, los esfuerzos de conservación los han dejado de lado, solo representando el 8% de las especies en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.

Aunque especificidades sobre las causas de esta declinación no se abordaron de manera directa en el estudio, los patrones observados apuntan hacia la actividad humana y el cambio climático como agentes provocadores. Jonathan Chase, líder de la investigación y profesor del iDiv y de la Universidad Martin Lutero (MLU), señala que los insectos parecen ser más vulnerables a medida que el ser humano expande su influencia sobre el planeta.

Esta nueva investigación es una continuación de otro estudio del iDiv de 2020, que ya señalaba una notable disminución de insectos terrestres y, al mismo tiempo, un incremento en la población de insectos acuáticos, posiblemente gracias a políticas de protección del agua efectivas. La creencia de que las pérdidas de especies dominantes podrían compensarse con la migración de nuevas especies debido a cambios climáticos ha quedado obsoleta ante la evidencia de que las especies recién llegadas también están sufriendo. Un ejemplo destacado es la mariquita asiática (Harmonia axyridis), que ha logrado convertirse en una especie común en Europa, América y Sudáfrica.

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Los resultados han sorprendido a los investigadores, aunque advierten que las tendencias se centran en análisis de Europa y América del Norte y no deben extrapolarse globalmente. Otros estudios, como uno realizado en 2017 en una reserva natural alemana, ya habían indicado descensos significativos en la biomasa de insectos voladores.

Fenómeno parabrisas

El cambio climático está reconfigurando los ecosistemas terrestres globales y podría llevar a una reducción de un 9% en los servicios de los ecosistemas para 2100, lo que evidencia una profunda afectación en el capital natural. El fenómeno conocido como “fenómeno parabrisas”, que refiere a la menor cantidad de insectos chocando contra los parabrisas de los autos comparado con décadas anteriores, es solo un reflejo del declive de la población de insectos voladores que son menos visibles y habitan lejos de nuestra percepción común.

Ann Swengel, investigadora con más de treinta años en el estudio de poblaciones de mariposas, confirma la disminución en diversas áreas protegidas, señalando que para comprender estas tendencias se requiere observación a largo plazo. Pese a la preocupación ambiental, es esencial recordar que los insectos como los mosquitos son agentes transmisores de enfermedades graves y resultan ser los animales más mortales para los seres humanos. A pesar de esto, el incremento de estos insectos acuáticos es visto por Chase como un signo de que es posible revertir las tendencias negativas y proporcionar una nota de esperanza en la conservación de los insectos.

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