Mano a mano con La "Bruja" Verón: la "maestría" que hizo en el Boca de Maradona, la frivolidad del futbolista y la sinceridad de Bielsa

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La sinfonía que envuelve la escena en la calurosa tarde platense es la de los martillazos metálicos del poder humano. Es una buena noticia que ya no rujan los motores de las grandes maquinarias. Todo un síntoma de que al Estadio Jorge Luis Hirschi sólo le restan los detalles finales para dar su primera función. Juan Sebastián Verón comparte unos mates con un histórico auxiliar del club que permite descubrir con sencillez dónde estamos ubicados: indumentaria pincha, collar pincha, pulsera pincha, mate pincha… No hay demasiadas dudas.

El que se sienta ante Infobae es el hijo de la leyenda de Estudiantes de La Plata, el pibe que le puso el pecho al club para hacerlo volver a primera a mediados de los 90, el que retornó plagado de éxito desde Europa para conquistar la cuarta Copa Libertadores de la historia y el presidente que transita un segundo mandato en el que se reinagurarán las puertas de la renovada casa de 1 y 57. La "Bruja" que se quita la boina para la nota, relaja la tirantez de su campera de cuero y se toma algunos segundos para reflexionar es la suma de todos esos y más.

¿Qué piensa sobre la educación de los juveniles un dirigente que no terminó la secundaria por saltar joven al fútbol profesional pero se formó en vestuarios destacados de Europa cimentados en un crisol de culturas? ¿qué mirada tiene sobre la educación sexual? ¿y de la frivolidad que reina el mundo del fútbol?

¿Qué cosas absorbió al pasar por la Sampdoria, Parma, Lazio, Inter, Manchester United y Chelsea? ¿por qué fue tan importante en su carrera la aventura por el Boca de Diego Armando Maradona cuando apenas tenía 21 años? ¿qué legado le dejó realmente Marcelo Bielsa?

Son horas en las que en el radar de La Plata todavía ni siquiera asoma el huracán maradoneano que se vivirán apenas unos días más tarde de la entrevista tras confirmarse el arribo de Diego Armando al banco de suplentes de Gimnasia. Verón se relaja y regala casi una hora de charla desde una mirada alejada del vértigo caótico que domina al mundo del fútbol.

¿Qué visión tenés sobre la educación en los futbolistas ahora que sos presidente?
— El fútbol es un gran vehículo y tienen una gran posibilidad de transformar y de incorporar la educación al sistema. Los chicos llegan al club con un sueño: quieren ser jugadores de fútbol. No quieren ser abogados, médicos ni psicólogos y hacer entender eso no es algo sencillo pero si se les explica que no todo es el fútbol al final del camino ellos lo terminan agradeciendo, lo entienden y seguramente a la vuelta te lo reconocerán. Digo que es un gran vehículo porque si vos utilizás el fútbol para arrastrar a los chicos al sistema educativo con un buen proyecto, adaptándolo a los tiempos, acompañando al deportista en sus tiempos para que pueda estudiar, ¿por qué? para no crear deserción, para no frustrarlo por ahí más de lo que lo puede frustrar el fútbol. Ayudándolo, seguramente puede haber un gran cambio. El fútbol es un deporte masivo, el más popular, y sin nigún tipo de duda es una herramienta increíble para que los chicos puedan seguir vinculados al estudio.

¿Pero cómo haces para convencer a un chico de 15 o 16 años que tiene carencias básicas en el día a día y juega tan bien que viene un representante y le asegura un contrato ya a esa edad?
— Es un trabajo interno. Nosotros tenemos muchos de esos casos que están dentro del colegio. No es algo sencillo, pero es un trabajo en el cual interviene la comunidad educativa y también la del fútbol –los profes, los técnicos, los coordinadores–. Sin ningún tipo de dudas, el chico al final del camino va a entender que es una posibilidad importante porque no sabés qué puede pasar en el fútbol, hasta siendo jugador profesional. Y también para formarse mejor, para formarlos mejor. Me parece importantísima la herramienta educativa para tu camino como futbolista

¿Cómo haces como líder del club para decirles que quizás lo más importante no es comprarse el auto más caro y que el entorno del futbolista no es el que vive el común de la gente?
— En Argentina difícilmente aquel que tenga su primer o segundo contrato pueda acceder, como me pasó a mí, a comprarse una casa o un departamento. Es difícil. Sí está lo otro, y ese trabajo que hacemos, sobre la sexualidad, sobre esto de saber administrar lo que tenés, que es buenísimo crear una familia, muy bueno, pero que hay que tener sus tiempos. Hay que tener también seguridad sobre eso, no es formar una familia por formar. Todas esas cosas se hablan. Obviamente está la frivolidad del futbolista que es el teléfono, la pilcha y el auto. No está mal que lo hagan, todos fuimos chicos, pero que tampoco vayan más allá y se adelanten pasos que posiblemente haciendo una buena carrera lo puedan hacer, y hasta asegurándoles un futuro. Ahora, cuando sí hay una transferencia, cuando ya hay dinero importante de por medio, ahí sí yo particularmente intervengo. He tenido situaciones como en el caso de Marcos Rojo o Fede Fernández cuando se fueron de contarles o explicarles. De contarles la experiencia…

— ¿Qué es lo que les decías?
— Lo primero es la administración, porque cuando tenés tanta plata en mano, empezás a ver que esto no se acaba… ¡Y se acaba! Entonces, primero asegurate y después los gustos te los vas a poder dar. Pero asegurate bien, tenés que saber qué es lo que tenés, qué es lo que haces, dónde vas. No le dejés a un tercero el dinero en mano, hacelo vos. Sabé dónde lo tenés, porque ha pasado y hubo muchísimos ejemplos que han terminado no tan bien. Entonces, generalmente, el jugador de fútbol lo que hace con el representante es que dice "total es mi persona de confianza"; y no está bueno. Por más que sea de confianza, sabe a dónde va, qué es lo que hace. Y en esas cosas, desde la experiencia, tratamos de ayudarlos. Después cada uno, de su vida, hace lo que quiera. Pero tratando de ayudarlos para que en definitiva el día de mañana si no pasa algo bueno no vengan a vos y te digan "por qué no me lo dijiste antes". Bueno, te lo dije, te lo advertí, traté de ayudarte. Pero en el club la verdad que los chicos siempre han escuchado.

Tocaste el tema de la frivolidad en el fútbol, ¿cuan importante termina siendo al fin y al cabo ese buen auto, esa buena pilcha y ese buen celular?
— Es el gusto; y no está mal. Tampoco vivir dentro de esa frivolidad. Generalmente te dicen que vivís dentro de una burbuja y lo que está bueno es que estén por fuera de esa burbuja, que vean realmente lo que pasa alrededor. Las enseñanzas, la vida real. Y después, de vez en cuando, sí meterte dentro de esa burbuja, porque tenés la posibilidad.

¿A vos te pasó que en algún momento te explotó esa burbuja?
— Siempre traté de tener el cable a tierra de la realidad. Hay que tener relaciones amplias. En esas relaciones amplias obviamente tocás tierra. Si bien, no te voy a mentir, te gusta la buena pilcha, tener buenos autos, vivir bien, pero también me parece que está lo otro. Y mucho más cuando tenés familia, cuando tenés hijos. Que sepan lo que es la vida real. Por suerte en eso lo he traído desde casa. Los chicos son buenos chicos, pero en líneas generales tratar de tocar tierra en todo momento.

Por ejemplo, José Luis Calderón contó que en algún momento llevó a su hijo al barrio donde se crió para mostrarle de dónde había salido…
— Hay cosas que vos no necesitás llevar a alguien para que vea lo que es la pobreza. También hay un montón de pobreza alrededor y no sólo en un barrio. Hay pobreza intelectual, la pobeza personal, de cómo tratas vos a esa gente. Está bien eh, está bárbaro, son experiencias, pero no comparto para nada. Me parece que las cosas se pueden hacer ver y demostrar de otra forma, no yendo a un lugar donde hay bajos recursos.

Verón en la renovada casa de Estudiantes de La Plata (Thomas Khazki)
Verón en la renovada casa de Estudiantes de La Plata (Thomas Khazki)

Otro tópico que tocaste es el de la sexualidad, hoy vos como presidente me imagino que te habrás planteado desde qué lugar abordar este tema, ¿qué cosas te pasaron en tu experiencia que te obligaron a cambiar la perspectiva sobre esto?
— Primero el núcleo familiar. Nosotros lo vemos con los chicos. Hay una cuestión del club, tenemos muchos chicos de pensión, que viven solos. El hecho de hablar esto es medio tabú, como por ejemplo el usar un condón. Que muchos no saben. Nosotros en el colegio sobre todo, no sólo en fútbol, trabajamos mucho el tema sexual. Y la realidad también, que nos ha pasado en experiencias de años anteriores de chicos que eran ya padres muy jóvenes, sin tener cimientos firmes para poder formar una familia. A partir de eso empezamos a trabajar desde el colegio muy seguido, que los chicos puedan evacuar dudas, hablar hasta como lo hablan ellos con sus amigos. Tampoco en las explicaciones ir tan arriba en el léxico. Y ha ayudado muchísimo eso. Son cuestiones que están, porque las relaciones de los chicos son muy distintas a las que teníamos nosotros en nuestro tiempo. Vos hoy ves chicos y chicas de 15 años darse un beso y nosotros para dar un beso a los 15 años era algo dificilísimo. Y tenías que dar un montón de vueltas. Entonces hay que abordar esas temáticas que son tan importantes.

¿Qué entrenador en tu carrera fue tan revolucionario que los pensamientos que tenía hace décadas son verdaderamente progresistas hoy?
— Yo no prestaba atención a la parte táctica, estratégica. Sí el que fue un revolucionario hablando de todo esto, de la sexualidad, del cuidado del jugador, etc., para mí fue Carlos Bilardo. No sólo por experiencia sino también por lo que él comunicaba, lo que él decía. Lo que veía para adelante. Sin ningún tipo de dudas fue un tipo que revolucionó el fútbol.

A lo largo de tu carrera viviste distintas experiencias, cuando miras para atrás, ¿qué es lo que verdaderamente queda más allá del auto o el éxito?
— Esas son cosas secundarias. Primero queda la experiencia, yo siempre lo cuento que no terminé el secundario y eso no me frenó en mis ganas de aprender, de a poco ir formándome. El fútbol, por suerte, es un deporte en el que vos tenes relaciones variadas. Es multiétnico, convivís con distintas razas, nacionalidades, creencias, culturas. Eso es extraordinario. Me he nutrido muchísimo de eso y te empieza a despertar, también si le prestas atención, esto de leer, de informarte, de estudiar, de leer historia. Me ayudó muchísimo. El poder despertar por otro lado, otro tipo de sensibilidad y tratar en esto que estoy haciendo hoy ayudar, en este caso a mi club. En líneas generales, por un lado, lo primero que se ve es este costado frívolo, no sólo del deportista sino de aquel que te ve, porque lo primero que se dice son los millones que ganas o que ganaste. Es lo primero. Por el otro lado no se ve todo lo otro que es lo que vos recabas como información de tu paso por un lugar privilegiado.

Dieng (Izquierda) y Karembeu (derecha) compañeros de Verón en Sampdoria
Dieng (Izquierda) y Karembeu (derecha) compañeros de Verón en Sampdoria

Te tocaron en los vestuarios de Europa todas las nacionalidades, todas las razas, todas las creencias religiosas. ¿Con qué te topaste que te sorprendió?
— Yo llegué a Génova (SdR: para jugar en Sampdoria) y concentraba con un senegalés (Oumar Dieng). Así que ya desde el arranque… Él era senegalés, con nacionalidad francesa… Nos comunicábamos en lo que podíamos, en italiano un poco, porque él llegaba recién también. Pero esto del fútbol te hace compartir cosas… Yo, generalmente, antes de los partidos me cortaba el pelo con máquina. Yo estaba en el baño sentado así, con un senegalés atrás cortándome el pelo y hablando. Él me contaba su historia de cómo había llegado, sus inicios, las dificultades. Yo le contaba obviamente mi parte. A partir de ahí cómo que se dispara todo. Christian Karembeu, campeón del mundo, francés, jugador luego del Real Madrid. Llegó al club de Nueva Caledonia y, en el trayecto, fallece uno de los hermanos en un accidente. Toda una cuestión de un ritual para despedir al hermano. Tenía unas rastas por acá (se señala el hombro) y vuelve después todo pelado. Entonces todas esas cosas que, yo secundario cero, van siendo disparadores para ir informándote y vas aprendiendo. Vas relacionándote. Musulmanes, cristianos, ateos, de todo…

¿Al principio fue un choque cultural o vos ya estabas con la percepción dispuesta?
—No, algo así no te puede chocar nunca sino no podés estar, no podés convivir.

Inmediatamente abriste los sensores…
— Seguro… Los tenés que abrir. Ya de por sí porque llegas a un lugar en el que no sabes el idioma. Si bien la cultura italiana es muy cercana a la nuestra, igualmente tenés que vivir. Llegué en un momento donde había poco argentino, nadie hablaba en español en mi equipo. Si vos no aceptas eso, terminás volviéndote.

En esa época venías de un equipo que era un Dream Taem en serio, ese Boca tenía apellidos a la distancia que son increíbles: Maradona, Caniggia, Kily González…
— En realidad fue una maestría hecha para lo que me iba a venir después. Lo que significa Boca, el mundo Boca, que te reconozcan en todos lados. La convivencia con gente así pesada, con historia. Para los que somos de esta época, los 70, Maradona fue la referencia futbolística. Convivir, estar; con Caniggia mismo. Increíble. Todo ese plantel me ayudó primero en determinar mi personalidad, si bien después lo tenés que mostrar en otro lugar. Y también en esto de la convivencia, de soportar la presión de un club tan importante y tan masivo. Me ayudó sin ningún tipo de duda.

 Decís: "Me determinó la personalidad", ¿por qué? ¿qué sucede dentro de un vestuario con tantas estrellas?
— El vestuario, en sí, no era el problema. El problema era jugar. Ese es el tema. Imponerte, que te vean. Si no pasas desapercibido. Hubiese sido más fácil esconderse detrás de la figura de Maradona, te quedas ahí. Y en cambio en ese momento el "Kily" González y yo, que éramos los más chicos nos teníamos que imponer de alguna forma desde la personalidad para que sepan lo que éramos nosotros como jugadores de fútbol, más que el vestuario. El vestuario es el vestuario y queda ahí…

¿Pero era un vestuario normal? Comparándolo, por ejemplo, con los que viviste en Europa después
— Era un vestuario normal, con mucha personalidad, mucha… ¡Rebalsaba de personalidad te diría! Y estuvo muy bueno. Pero dentro del campo de juego ya es otra cosa. Obviamente la gente y después tener compañeros como los que tenía en ese Boca. A eso voy de forjar tu personalidad.

Hablabas de Diego y el Maradona de esa época te venía con un camión Scania o con una Ferrari…
— Sí, yo no viví el Scania. Sí viví la Ferrari… Más que eso me quedo con todo lo otro. Calculá que en el 81, 80, cuando mi viejo deja de jugar yo el único partido que me recuerdo en imágenes estando en esa platea (señala la tribuna de 115) de chico, fue ese partido acá contra Boca. Estudiantes pierde 3-1 con un gol de Maradona en aquel arco. Él hace un gol, se trepa al alambrado y lo echan. Si mal no recuerdo. Y fue el último partido que jugó mi viejo contra el Boca de Maradona, porque después se lesiona mi papá y deja de jugar. Yo, después, termino jugado con él en su última etapa. Entonces yo me quedo con eso, con esa posibilidad de jugar seis meses con un tipo que marcó una época, que fue referencia, que fue ídolo.

¿Tenías la chance de sentarte hablar en ese momento con Diego?
— Sí, compartía mucho. Obviamente sus historias, sus vivencias. Y yo llego a Italia porque quería jugar en el campeonato que había jugado Maradona, no por otra cosa. Creo que a todos nos marcó. Llegar a Italia era llegar al campeonato que jugó Maradona, con ese Napoli. La verdad que obviamente que sí.

¿Y Bielsa? ¿Qué te dejó?
— Desde lo futbolístico, desde la parte táctica, al no querer ser entrenador la realidad es que no es que no le prestaba atención, porque no era algo que me atraía. Sí a mí, y posiblemente a muchos de los que pasaron por la Selección con él, lo que nos dejó primero es la sinceridad. De decirte las cosas en la cara. No es que estaba dando vueltas porque te decía una cosa y después hacía otra.

¿Era crudo?
— Me parece que es lo mejor. El jugador percibe cuando vos se la querés muñequear y le empezás a dar vueltas. Y ni hablar si vos en esto de querer quedar bien decís una cosa y después hacés otra. Él en eso fue un tipo directo y sincero. Difícilmente haya alguien en la Selección que pueda hablar mal de eso. Y después ni hablar el trabajo, en el trabajo fue un tipo que marcó una generación. Hay mucho técnico que tiene su impronta.

¿Hubo algún diálogo que tuviste con Bielsa que recordás por aquella crudeza?
— Siempre recuerdo, y creo que a todos, cuando te quería hacer ver lo que él quería de vos te encerraba en una habitación con un televisor y una video. Te ponía el cassette –en ese momento había sólo cassette–, pasaba las jugadas y te decía "esa es su peor versión". Entonces obviamente que no es algo fácil de recibir, pero está bien. Él te hacía ver lo que quería de vos, lo que pretendía de vos para el equipo.

Fotos y videos: Thomas Khazki

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