El nuevo ciclo de Akira Kurosawa en el Malba explora la magia del cine japonés

Organizado por Malba Cine y la Embajada de Japón, este evento ofrece la proyección de ocho obras maestras en 35mm del célebre director japonés

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Trailer de "Los siete samuráis", de Akira Kurosawa

En el marco de la conmemoración de los 125 años de relaciones de amistad entre Argentina y Japón, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) anunció un fascinante ciclo dedicado al legendario cineasta japonés Akira Kurosawa. Esta celebración cinematográfica, organizada por Malba Cine en colaboración con la Embajada de Japón, ofrece a los cinéfilos la oportunidad única de sumergirse en la genialidad de uno de los directores más influyentes de la historia del cine.

Akira Kurosawa, reconocido mundialmente por su innovadora cinematografía y narrativa cautivante, será el centro de atención con la proyección de ocho de sus obras maestras en formato 35mm. El ciclo, que promete transportar a los espectadores a través de diversas épocas y emociones, representa un homenaje al genio creativo de este ícono del cine.

Trailer de "Rashomon", de Akira Kurosawa

Akira Kurosawa nació en el seno de una familia acomodada, lo que le permitió acceder a una educación privilegiada. Eran descendientes de una generación de samuráis, una clase de guerreros en Japón con un alto estatus social, conocidos por su habilidad en el combate y su estricto código de honor. Fue el menor de siete hermanos. Sin embargo, su interés por el cine surgió de forma inesperada, cuando ingresó a la Universidad Imperial de Artes de Tokio para estudiar pintura. Fue en este contexto donde Kurosawa entró en contacto con el mundo del cine y encontró su verdadera pasión. Influenciado por directores como Yasujirō Ozu y Fritz Lang, comenzó a experimentar con la realización de cortometrajes y a desarrollar un estilo propio que pronto lo destacaría en la escena cinematográfica japonesa.

El telón se levanta el jueves 4 de enero a las 19 horas con la proyección de Rashomon (1950), película icónica que marcó un hito al abrir las puertas del cine japonés al mundo occidental. A las 21 horas, los asistentes podrán sumergirse en la adaptación de Macbeth de William Shakespeare con Trono de sangre (1957), una obra maestra que entrelaza la Escocia medieval y el Japón antiguo.

El ciclo continúa el 11 de enero a las 19 horas con Los siete samuráis (1954), una epopeya que relata la valiente defensa de un pueblo por un grupo de samuráis. El 18 a las 19 horas, se proyectará Vivir (1952), una obra que encuentra inspiración en la novela de León Tolstói, explorando la vida de un hombre frente al inexorable paso del tiempo. A continuación, a las 22 horas, llega El cielo y el infierno (1963), un drama que gira en torno al secuestro equivocado de un ejecutivo.

Trailer de "La fortaleza escondida", de Akira Kurosawa

Lo que distingue a Akira Kurosawa es su maestría en el manejo del lenguaje visual. Sus composiciones meticulosas, el uso innovador de la luz y la sombra, así como su habilidad para crear secuencias de acción inolvidables, revelan a un director que dominaba cada elemento de la cinematografía. Kurosawa no solo contaba historias, las pintaba en la pantalla con una paleta de emociones, simbolismo y profundidad que pocas veces se ha visto en la historia del cine.

El ciclo concluye el 25 de enero a las 18 horas con La fortaleza oculta (1958), una vibrante comedia de aventuras que despliega la inesperada historia de dos soldados y su misión de liberar a una princesa. A las 20:30 horas, se presenta Yojimbo (1961), donde un ronin se inserta en una lucha de bandos opuestos con la intención de desafiarlos. El cierre magistral será a las 22:30 horas con Sanjuro (1962), una narrativa que sigue a un grupo de jóvenes en su búsqueda de justicia, acompañados por un samurái que desafía la corrupción.

Trailer de "Sanjuro", de Akira Kurosawa

El cine de Kurosawa tiene múltiples distintivos a la hora de filmar, como el uso de lentes de teleobjetivo para crear un efecto de aplanamiento en la imagen y abogaba por alejar las cámaras de los actores para obtener interpretaciones más auténticas. También se destacaba por el empleo de múltiples cámaras para capturar un mismo plano desde diferentes ángulos. Los actores y técnicos ponían a prueba su paciencia, ya que su histriónico perfeccionismo hacía que tuvieran que repetir numerosas veces las escenas hasta que conformaran al director.

El Malba se convierte en el escenario ideal para este viaje cinematográfico, ofreciendo a los espectadores la oportunidad de sumergirse en la maestría visual y narrativa de Kurosawa. Esta selección meticulosa de películas atemporales promete deleitar a los amantes del cine y a aquellos ávidos de explorar la diversidad y profundidad de la filmografía japonesa.

Fuente: Télam S.E.