Cómo sobrevivió la literatura platense a la crisis económica y por qué la Feria Edita sigue creciendo

El fin de semana se realizará esta feria en el Edificio Karakachoff de La Plata con una nutrida grilla de actividades. Infobae Cultura dialogó con los editores de tres sellos locales —Eme, Mil botellas y Erizo— sobre cómo vivieron los últimos años donde la crisis afectó fuertemente a la industria del libro y qué expectativas tienen con el nuevo gobierno que acaba de asumir

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Llega la cuarta edición de la Feria Edita
Llega la cuarta edición de la Feria Edita

Dentro del gran garabato de diagonales que es el mapa de La Plata, a dos cuadras de la Plaza San Martín, sobre la calle 48 entre 6 y 7, en el Edificio Karakachoff, se hará la Feria Edita: búnker simbólico de la resistencia editorial en Zona Sur. Es apenas la cuarta edición pero ya tiene un peso notorio. Y crece: el año pasado asistieron 1500 personas, casi el doble que la edición anterior. Dos días, sábado y domingo, concentran —además de la feria de libros de editoriales independientes— una nutrida grilla de actividades donde participan Hernán Ronsino, Agustina Bazterrica, Leo Oyola y Daniel Filmus, entre tantos otros. Pero más allá de lo que allí ocurra, ¿en qué contexto sucede esta cuarta edición de Edita?, ¿qué lugar ocupa en el planisferio de la edición independiente argentina esta feria que reúne a más de ochenta editoriales?, ¿cómo viven las editoriales de La Plata la crisis económica que afectó fuertemente la industria del libro?, ¿qué tamaño tienen las expectativas?

“El mercado editorial de La Plata atraviesa los mismos problemas que en todo el país, sobre todo cuando hablamos de editoriales independientes y autogestivas”. El que habla es Diego Aristi, coeditor de Erizo junto a Valentina López Aranguren. “A todos nos afectó mucho la inflación y el aumento de los costos de impresión, por el aumento de los insumos, siendo muchos de estos importados. También los costos de movilidad para el retiro de impresiones y envíos. Creo que esa es una realidad que compartimos muchas editoriales y más las que trabajamos a pulmón. La crisis también se ve reflejada en el poder adquisitivo de la gente que tiene que resolver sus gastos más inminentes y establecer prioridades entre la cuales no siempre está la compra de libros. Esta es una situación que contemplamos a la hora de pensar los precios, para que nuestros libros sigan siendo accesibles y no un objeto de lujo”, agrega.

“A pesar de este panorama —continúa en diálogo con Infobae Cultura—, en el caso específico de nuestra editorial, la realidad es que por suerte nuestros libros se han movido y hemos ido recuperando en parte los costos, lo que nos permite ir manteniéndonos a flote, pero también es necesario remarcar que las inversiones salen de nuestros propios bolsillos y de las ganas que tenemos de seguir publicando. Somos una editorial pequeña y la verdad es que todos trabajamos de otras cosas también. En sí somos todos docentes. Y eso también nos afecta, ya que nuestros sueldos no nos dan la libertad de producir todo lo que nos gustaría. La inflación también impactó en los ahorros de la editorial. Hay que pensar que hoy en día publicar un libro nos sale mucho más del doble de lo que nos costaba el año pasado”.

Libros de la editorial Eme (Foto: Ale Tanevich)
Libros de la editorial Eme (Foto: Ale Tanevich)

Para Agustín Arzac de Eme —editorial que dirige junto a Verónica Luna— La Plata tiene “la particularidad de que, en un circuito tan poco federalizado como el de la cultura, las lógicas de comercialización de las editoriales por fuera de la ciudad de Buenos Aires son aún más complicadas: los costos son mayores, la atención de la crítica y los medios de difusión es menor y también el mercado es más pequeño. Entonces, en un contexto de crisis, la recesión se siente más, pero al mismo tiempo es difícil ampliar los públicos porque los costos de distribución son altísimos y las ventas no han parado de caer desde 2016”. El surgimiento de la Feria Edita viene a fortalecer la literatura platense: “Hasta no hace muchos años, la mayoría de los escritores platenses buscaban publicar en editoriales porteñas. Eso creo que lo revertimos. Creo que empezamos a consolidar la escena literaria platense, tan rica y con tanta historia”.

“Si se toma el panorama económico de La Plata”, reflexiona Ramón Tarruella de Mil botellas en diálogo con Infobae Cultura, “el mundo editorial ha sido tan castigado como el resto de la ciudad. Es una de las ciudades con más locales cerrados en el país, y eso se nota. En el caso de Mil botellas, la ciudad se convirtió en una suerte de lugar de paso, un lugar de residencia y nada más. Desde ya, aclaro, estamos en muy pocas librerías y con la crisis de los últimos años, cada vez son menos. Sumado a que no hay muchos eventos donde exponer y vender libros, la ciudad se volvió totalmente adversa. Mil Botellas no está más que en cinco librerías”.

"Historia de una hora y otros cuentos" de Kate Chopin, último título publicado por Erizo Ediciones
"Historia de una hora y otros cuentos" de Kate Chopin, último título publicado por Erizo Ediciones

Si bien la literatura tiene cierta autonomía, no se puede obviar que ayer, en el Congreso de la Nación, en la Ciudad de Buenos Aires, se realizó el traspaso de mando. Hay un nuevo gobierno. ¿Cómo viven estos editores la herencia que deja Cambiemos y qué expectativas tienen de la gestión entrante? “Venimos de transitar un período desalentador para la edición independiente”, resume Diego Aristi, pero reconoce “indicios que nos dan esperanza” como “los debates sobre la situación actual del mundo editorial y su vínculo con el Estado, así como el proyecto de ley para la creación del Instituto Nacional del Libro Argentino”.

“Creo que la palabra que resume la pregunta es esperanza”, dice Tarruella de Mil botellas y siente “una suerte de triunfo” al “haber atravesado esos cuatro años y, a pesar de todo, seguir editando sin modificar tanto los planes originales”. Luego aclara: “Las ventas cayeron, los costos aumentaron de forma desesperada, pero la editorial siguió, buscando estrategias, participando en ferias en provincias o en el interior, achicando la instancia de los riesgos. Estos cuatro años fueron difíciles, pero también hubo gestos de solidaridad en el mundo de las editoriales independientes: eventos, juntadas, todos en busca de estar juntos. El neoliberalismo buscó dividir y vaciar de contenido, nosotros buscamos encontrarnos e intercambiar proyectos. Eso también fueron estos cuatro años”.

Libros de la editorial Mil botellas
Libros de la editorial Mil botellas

“Estamos muy felices con lo que sucedió en las elecciones”, reconoce Arzac. “Eme, nuestra editorial, y también Malisia, que es el colectivo de editoriales que nos potencia en La Plata y nos hermana con Club Hem, Pixel y Fa, mantuvo distancia de las gestiones en cultura de Nación, Provincia y ciudad de La Plata. Podemos enumerar varios motivos, pero me gusta pensar, al menos a mi, que nunca quisimos que nuestros nombres queden vinculados al macrismo. Por eso fueron cuatro años aún más difíciles, porque decidimos no presentarnos a ningún subsidio de los pocos que se mantuvieron, tampoco a becas o invitaciones”.

Para Arzac, “vuelve el tiempo de la política. Ya no más un Estado cuyo único rol se ve reducido a una ‘caja’”, y agrega: “Hubo discusiones con colegas que partieron desde un terreno pantanoso, como decir ‘el Estado no es el Gobierno de turno’, ‘el Estado somos todos y tenemos que hacer uso de los recursos’, como si esa diferencia no la tuviéramos todos en claro. El punto es el modo en que estos recursos fueron dispuestos, porque por un lado fueron insignificantes en relación con los efectos de la crisis que el mismo gobierno generó, pero además, no tuvieron ningún tipo de proyección ni articulación de políticas públicas en relación con cultura. Todo lo redujeron a su gran aporte en estos tiempos de discusión: el emprendedurismo”.

La Plata no es sólo la capital de la provincia de Buenos Aires, es también uno de los puntos neurálgicos de la cultura argentina. Por sus calles caminan estudiantes universitarios, miles de trabajadores y una porción enorme de la masa lectora nacional. Allí, la Feria Edita plantó bandera enarbolando una concepción literaria de resistencia frente a estos fieros años de crisis económica que no han cesado. Sin embargo, la literatura sigue su cauce y la creatividad narrativa no se acaba. “Las editoriales independientes somos un colectivo fuerte —concluye Diego Aristi de Erizo—; vamos a seguir apostando a la cultura como hicimos todos estos años, publicando nuevos títulos, tendiendo puentes y generando espacios de divulgación e intercambio".

* Feria Edita, sábado 14 y domingo 15 de diciembre. Edificio Karakachoff, Centro de Arte de la UNLP, La Plata, calle 48 entre 6 y 7. Entrada libre y gratuita. Toda la programación, acá.

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