Los "artivistas" y su forma creativa del compromiso político a través del arte

Se dicen “artistas” y “activistas”, aunque abandonaron los grandes objetivos históricos de transformación que enarbolaban en otros tiempos. Multiculturalidad, diversidad y denuncia, en la obra de varios exponentes de lo que hoy es considerado el arte para el cambio

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Muchas veces el arte se plantea no sólo como una posibilidad de mirar o interpretar el mundo, sino también de transformarlo. Desde que el ámbito artístico dejó de estar en la órbita de los reyes o los mecenas y pasó a integrar el bagaje de lo público, siempre se intentó contestar a la pregunta: "¿Para qué sirve el arte?". En cierto momento de la modernidad, esa pregunta condujo a la respuesta por el "arte comprometido". Como decían los surrealistas, Rimbaud llamaba a cambiar la vida, Marx a transformar las estructuras. Luego, el siglo XX provocó el desencanto. Los grandes relatos de transformación -como la experiencia burocrática y fallida de la Unión Soviética – produjeron discursos artísticos ajenos a la confluencia con la historia. Quizás esa época de desencanto acabó, o quién sabe. Pero tal vez hoy reviva una persistencia sobre la percepción del arte como un camino hacia el cambio. Hoy, aquellos artistas que señalan que su obra es un canal que visibiliza senderos transformadores se llaman a sí mismos: "artivistas". Una conjunción de las palabras "artista" y "activista".

Angélica Dass es una fotógrafa brasileña que vive actualmente en Barcelona y que expuso en TEDxRíoDeLaPlataSalón (un evento de TEDx, pero de carácter íntimo) su propia experiencia como "artivista" en tanto su proyecto llamado Humanae intenta cuestionar la idea que existe sobre la piel del ser humano, la raza y todos los prejuicios que hay detrás. El proyecto fotográfico de Dass, que se exhibe en la galería FoLa (Godoy Cruz 2626, Distrito Arcos), trata de registrar todas las tonalidades de la piel humana que existen, más allá de las nociones vulgares de "blancos", "negros", "amarillos" y un largo etcétera. Para lograr esta clasificación utiliza el sistema Pantone, un registro milimétrico de identificación, comparación y comunicación del color, generalmente utilizado para las artes gráficas.

Dass fue criada en una familia multicultural en su Brasil natal, con padres afrodescendientes y abuelos blancos y primos cuya tez era rosada. Sin embargo, como su piel era oscura -y a pesar de vivir en un ámbito social elevado- sintió los rigores de la discriminación. Pero su propia experiencia familiar le indicaba que el color de la piel era sólo una circunstancia. Y decidió entonces indagar sobre aquella circunstancia mediante sus herramientas fotográficas. Dass realizó una convocatoria pública y, luego de un tiempo y en varios países, miles de personas se acercaron para ser retratados y le permitieron captar su color de piel específico. El resultado demuestra cómo una tonalidad que era percibida como el santo y seña de una raza en realidad sólo se trata de eso. De tonalidades.

Imágenes de la muestra Pantone, de Angélica Dass que puede verse en FoLa
Imágenes de la muestra Pantone, de Angélica Dass que puede verse en FoLa

La posibilidad de la multiplicidad de pieles entre las distintas etnias implica un rechazo a la categoría de "raza" y sobre esa base -y sobre su propia historia personal- Angela Dass se convirtió en "artivista" de la multietnicidad.

Su propia experiencia familiar le indicaba que el color de la piel era sólo una circunstancia

"Yo quería hablar sobre cómo nos miramos unos a los otros, primero como humanos y después con todas las etiquetas que cargamos", explica Dass a Infobae luego de su charla TEDx.
-Usted dice que su proyecto repercute en la vida cotidiana, ¿se considera una artivista?
-Yo elegí ser fotógrafa, en un momento me dijeron que yo era artista. Y ahora soy una activista que utiliza la fotografía como herramienta.
-Su proyecto sirve como un eje pedagógico de la diversidad que incluso se enseña en las escuelas, ¿cómo percibe ese proceso?
-Creo que el artista no debe estar hablando sólo con su ombligo y con el entorno cercano. Yo era una fotógrafa comercial y trabajaba muchísimo para el mundo de la moda pero en las fotos que yo hacía nunca había gente que se pareciera a mí. Yo no estaba en las imágenes que creaba, yo retrataba estereotipos y quise retratar la realidad. Quise retratar el producto humano, hecho todo de la misma materia, porque nuestro diseño es hecho del mismo material pero cada uno es único. Pero de lo que quiero hablar, y por eso lo conecto con el diseño y con el registro Pantone, es acerca de nuestra materia prima única pero que, a la vez, hace a cada ser humano una pieza única.

Emilie Monnet, fundadora de Onishka
Emilie Monnet, fundadora de Onishka

Emilie Monnet es una artista canadiense fundadora de Onishka, una organización que mediante distintas disciplinas artísticas busca crear lazos entre los pueblos indígenas del mundo, reivindicando su diversidad, riqueza y resistencia. Ella misma pertenece a la etnia anishnabemowin, que habita las estepas canadienses. Se presentó en Buenos Aires este miércoles 23 de marzo en la Alianza Francesa, acompañada también por aborígenes de las comunidades locales. "Mi padre es francés y mi madre indígena, mi interés era conservar este patrimonio cultural y rastrear las huellas que hay en mi pasado y en el pasado común de los indígenas de Canadá -dice Monnet a Infobae-. Mi organización se llama Onishka que en el idioma anishnabemowin, el idioma de mis abuelos, quiere decir 'despiértate'. Veo al arte como una herramienta de transformación social en el sentido de que puede sensibilizar, abrir las conciencias, cambiar los prejuicios acerca de las luchas y las realidades indígenas", explica Monnet.

-Entonces se considera artivista.

-No hay otra opción que ser artivista porque el arte es una mirada sobre el mundo y sobre la sociedad. Pienso que todos mis amigos o artistas de la comunidad indígena tienen una visión muy politizada sobre el estado del mundo. En Canadá hay más de 200 comunidades indígenas que no tienen agua potable, con grandes tasas de pobreza, niños que no van a la escuela, suicidios, trabajo sexual. Todos estos pueblos indígenas comparten una historia de colonización y padecieron políticas de los gobiernos que los han tratado de erradicar.

Veo al arte como una herramienta de transformación social

-¿Su arte representa los reclamos indígenas?

-En Canadá se habla mucho del tema de la reconciliación porque el gobierno reconoció que eso fue un genocidio cultural y hubo una comisión de verdad. Es un tema muy fuerte, existía una ley que decía que cuando una mujer indígena se casaba con un blanco perdía su cédula, su identificación legal como indígena, esta ley fue cambiada en 1985. Todo eso era una estrategia del gobierno para asimilar a los indígenas. Entonces yo cuento esta, estoy compartiendo mi historia.

 Pero no todos los artistas comparten el término "artivismo", incluso hay colectivos que, teniendo como centro de su acción artística la protesta, se rehúsan a denominarse de esa manera.

Etcétera es un colectivo artístico formado por poetas, actores, músicos y artistas visuales. Su último proyecto se llama "Matices (tonos y semitonos de una orquesta terrorífica)" y es una investigación sobre la utilización de los medios de comunicación y organismos de propaganda por parte de las últimas dictaduras militares de Sudamérica. Pero a su vez se preguntan sobre la posibilidad de que estas prácticas sigan en pie en los gobiernos democráticos, tal como proponen en su última muestra, que se exhibe actualmente en Centro Cultural Roberto Matta, en la Embajada de Chile, en Tagle y Libertador.

"El eje de la muestra es hacer visible cómo los medios de comunicación construyen los relatos y se sirven de herramientas tanto del arte como de la semiótica -explica Federico Zukerfeld, uno de los fundadores de Etcétera junto a Loreto Garín Guzmán-. Tomamos casos concretos, un caso es el de un psicólogo que Pinochet contrató en Chile después del golpe de Estado para preparar lo que se llamó la campaña de acción psicológica, que se basó en el trabajo de la psicología de las masas a partir de los medios de comunicación".

Muestra del colectivo Etcétera
Muestra del colectivo Etcétera

Infobae habló con Zukerfeld sobre el concepto de artivismo. "A nosotros no nos interesa eso, pensamos que ese concepto justamente lo usan para separar, es parte de lo que se llama la 'división del trabajo' en la industria cultural -explica-. Es la necesidad de crear tendencias, porque como el arte contemporáneo está agotado y el arte de mercado realmente no genera pasión, hoy el arte se convierte en una máquina de lavar plata. Hay gente que tiene plata y no sabe dónde ponerla, entonces los capitales se invierten en arte que no pierde valor.

-Pero ¿ustedes piensan que su obra ayuda a plantear algún tipo de consciencia en el público?

-Sí, pero también un escritor genera consciencia y un cineasta genera conciencia y no por eso se le pone un rótulo. Que los activistas utilicen estrategias artísticas para una denuncia no implica que tengan que cambiar el rótulo de los artistas a "artivistas". Nosotros no somos "artivistas", nunca lo fuimos: somos un colectivo de poetas, actores y artistas, que utilizan la manifestación y la protesta y se expresa a partir de lo que hace.

-¿El arte puede servir para la transformación social?

-Totalmente, lo que no me parece es ponerle un rótulo nuevo. Si googleás, hay escuelas de arte y artivismo de martes a sábados, de 11.30 a 19.30, en Nueva York. El artivismo nació para diferenciarse de los artistas. Pueden decir que nosotros hacemos "artivismo", pero nosotros seguimos viéndolo como arte en un espacio de lucha.

-En la marcha del 24 de marzo desfiló un helicóptero de cartón del movimiento Errorista que provocó polémica por ser considerado 'desestabilizador'. ¿Qué opina sobre esto?

-En la manifestación hubo una gran columna de los trabajadores de la cultura. Se pudo ver coreografías, títeres gigantes y otras performances, entre ellas el helicóptero errorista. Nos resulta sorprendente la utilización y manipulación por parte de ciertos medios de comunicación que sacaron este objeto del contexto artístico para llevarlo al plano conspirativo. Yo creo que hay que defender la libertad de expresión y no criminalizar las opiniones ni los hechos artísticos, que además señalan la vigencia de los valores democráticos.

Faustin Linyekula, coreógrafo congolés
Faustin Linyekula, coreógrafo congolés

El coreógrafo congolés Faustin Linyekula se presentará este martes 4 y miércoles 5 en el Teatro Argentino de La Plata para presentar su obra More more future, una manera de expresar su confianza ante el futuro en una nación atravesada por la guerra civil y un gobierno autoritario. "Debo tener esperanza mientras esté vivo -dice a Infobae Faustin Linyekula-, el arte debe permitir que haya espacios de belleza para el público, para la sociedad". En el Congo se llevó a cabo una cruenta guerra civil entre distintas facciones que condujeron a la población a la miseria, pero también a la rebelión. Uno de los autores de los guiones de Linyekula estuvo preso acusado, falsamente, de atentar contra el gobierno, por nueve años. Las obras de Vimu, el autor, no se pueden mostrar en Congo: la compañía de danza de Faustin podría ser encarcelada en tal caso. El arte, entonces, cobra forma de riesgo.

-Soy un artista y también un ciudadano interesado -dice Faustin Linyekula-. En esta situación que vive mi país creo que se pueden crear espacios de belleza.

-Uno de sus autores no puede ir a Congo, ¿por qué?

-Vimu era un amigo de la infancia. Luego hizo las letras de las canciones de mis coreografías. Después estuvo acusado de formar parte de una conspiración para asesinar al presidente del Congo. Y escapó. No puede volver al Congo, pero sigue escribiendo y dando materiales a nuestra obra.

Arte comprometido, artivismo, arte político: distintas maneras de mencionar las intervenciones que realizan los artistas frente a un mundo que, lejos de encaminarse a su salvación, parece sumergirse cada vez más en la crisis. ¿Puede el arte cambiar el mundo? Es discutible. Lo cierto es que ayuda a comprenderlo.

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