Ariel Winograd, director de "Permitidos": "Tenía ganas de hacer una película más punk"

El realizador contó a Infobae cómo fue trabajar con Lali Espósito y por qué decidió retornar a un cine más “incorrecto”. Además, destacó la necesidad de un nuevo “star system” en el país. Se estrena el próximo jueves

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–Hace 10 años estrenaste tu primera película, Cara de queso. Desde ahí, fuiste de menor a mayor, en términos de producción, y el público, por lo general, te favoreció. ¿Cómo encarás hoy el desafío de estrenar la película más grande de tu carrera?

–El desafío siempre es anterior y es el momento en el que uno dice: "¿qué película hacemos después?". A partir de ahí, nace. Y nace de la necesidad de seguir haciendo mejores películas. Me refiero a hacer la mejor película posible. Y de decir que hay mil formas de contar humor. Hay muchas maneras, diferentes tonos de comedia. Tengo un desafío personal de hacer comedias en mi vida y que, de alguna manera, cada una explore un tono o que tenga algo diferente, más allá de que sean todas dirigidas por mí y que tengan cierta impronta autoral.

–¿Sentiste alguna presión como director al trabajar con una figura como Lali Espósito?

–No, no fue una presión. Fue una sensación particular, linda, a la hora de enviarle el proyecto porque le gustó y se copó con hacerlo de una. Le deben mandar muchos guiones a Lali, entonces sentí que eso hablaba bien de nosotros. Digo, de mí y de Nathalie Cabirón, que es mi mujer, mi productora y mi compañera de vida. Eso fue como una sensación. Después, presión no hubo nunca porque es una más del equipo. Teníamos ganas desde hace mucho tiempo de hacer una película con Lali y también de hacer una película con Martín Piroyansky como protagonista. Las cosas un poco se dieron.

–En esta película hay sexo, infidelidad, se habla mal… Es un registro muy distinto al que manejaste en tus películas anteriores. ¿Es tu película más incorrecta?

–Yo creo que tiene la incorrección de Cara de queso, pero con el aprendizaje y el oficio de haber aprendido de las otras películas. El año pasado hicimos una película que yo quiero mucho, Sin hijos. Nos desafiamos a hacer una comedia bien blanca, bien americana, transparente, en la que que no se sintiera la presencia del director ni nada. Que contara un relato, una historia. En Permitidos teníamos ganas de hacer algo más punk. Pero se dio naturalmente. Las puteadas están ligadas a cómo hablo, por lo menos yo, o la gente. Somos puteadores los argentinos…

La película se estrena el jueves 4 de agosto
La película se estrena el jueves 4 de agosto

–Es una ruptura con el tono que venías trabajando anteriormente…

–Sí, totalmente. Y está ligado con el realismo. Con el tono de lo que le pasa a los personajes de esta pareja de Lali y Martín. A partir de ahí, empieza la historia. Pero sí, ese era uno de los desafíos. Volver a cierta frescura puteadora.

–En la Argentina son muy pocas las películas que se ven mucho. Generalmente, responden al mismo perfil e incluso se suelen ver las mismas caras. A vos el público siempre te acompañó, a pesar de que hacés otro tipo de cine.

–Nunca trabajé con Ricardo Darín ni con Guillermo Francella ni con Adrián Suar, que en la industria llaman "los tres mosqueteros", y voy por la quinta película. Y eso está ligado a decir que hay que armar otro star system. Tiene que haber más "Darines", más "Suares" y más "Francellas". Sin hijos terminó metiendo 508.000 espectadores empezando el jueves del estreno con 4.000 espectadores, cuando fue el partido de Boca-River y el gas pimienta. Hay un promedio en cine que, según lo que vos hacés, el jueves ya medio que sabés cómo le va a ir a la película. Y, según cómo le fue ese jueves, tendrían que haber ido 200 mil personas a verla. Fueron 500 mil. Hubo un boca a boca tremendo. Me parece que esa es la clave: si contás buenas historias, la gente va a ir a verlas. Si contamos buenas historias, el público prefiere ir a ver cine argentino por sobre otro cine. Eso realmente pasa. Lo que tenemos que hacer nosotros como responsables, por lo menos yo como director, es contar la mejor historia posible y no defraudar al público.

–¿Falta comedia en Argentina?

–Para hacer un promedio, hay una película argentina que siempre mete 2 millones, otra de 800 mil y después hay dos de 300 mil. Y después muchísimas que no superan los 30 mil. Más allá de si falta comedia o no, creo que necesitamos que haya diez películas que vean en la Argentina 500 mil personas. Parece una cosa económica, de números, pero creo que falta que haya más star system argentino. Que la gente diga, además de "quiero ir a ver la película de Suar", "quiero ir a ver una de Peretti"…

–¿Habría un recambio generacional en este sentido?

–Yo soy partidario de eso en ese punto. En este sentido, creo que tanto Martín como Lali son los dos grandes representantes de la nueva comedia argentina. Son la nueva generación de la comedia.

–Se te señala como el equivalente nacional de Judd Apatow. No son muchos los directores argentinos que manejan este código, ¿funciona este tipo de comedia en la Argentina?

–Habrá que ver. Soy admirador de Apatow porque él cuenta sus historias sin dejar de pensar en el público. Y creo que hay un tono Apatow. Si ven la serie Freaks and geeks, ahí contó todo y está todo. Él, como productor y como director, está muy metido en lo que es la nueva comedia americana, que toma cosas de la comedia mas clásica.

“Permitidos” es la quinta película de Ariel Winograd
“Permitidos” es la quinta película de Ariel Winograd

–En este país, lo habitual es que los directores sean quienes escriben sus películas. No es tu caso. Desde Cara de queso no lo hacés, ¿por qué?

–Porque soy muy malo escribiendo, esa es la respuesta. Siento que tengo una limitación escribiendo y que hay gente muy buena que puede hacerlo. Yo lo que hago siempre es, a partir del material escrito, escribo un montón. No sé si se entiende. Una cosa es escribir un guión, que tiene reglas y estructuras… En Permitidos, Gabriel Korenfeld trajo un guión y nos encantó. Se empezó a armar la película. Nos dimos cuenta de que el guión necesitaba mejorarse. Contratamos un script doctor, que es Esteban Student, que nos hizo una devolución del guión. Y lo reescribimos con Julián Loyola. Se mantuvieron muchas cosas pero se reescribió casi todo. En ese proceso participamos tanto yo como Cabirón como Joana D'Alessio, que es otra de las productoras. Y cuando estás con los actores también seguís escribiendo.

–Y desde la dirección misma también, imagino.

–Todo el tiempo. Uno tiene que comprometerse y terminar de poner todo.

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