
La Unesco añadió decenas de candidatos a su lista anual del "patrimonio cultural inmaterial" del mundo, que celebra las costumbres y la cocina internacionales.
Sentarse a la mesa a una comida casera en Italia ya no es solo un asunto culinario. Es una celebración del patrimonio cultural internacional. También lo es cantar yodel, nadar en una piscina islandesa y maquillarse los ojos con kohl.
Todo ello se añade esta semana a la lista de "patrimonio cultural inmaterial" de la Unesco. Ser reconocido por la lista puede suponer un gran negocio turístico para los países. Las naciones claman por ser incluidas y aprovechar sus ventajas. Este año se han presentado 77 países.
Pero algunos consideran la inclusión en la lista del patrimonio como un cáliz envenenado, o un "unescocidio", término acuñado por el periodista italiano Marco D'Eramo, quien lamentó los flujos insostenibles de turistas que pueden seguir a dicho reconocimiento.
El reconocimiento es una forma "mágica" de diplomacia cultural, dijo Ernesto Ottone, subdirector general de Cultura de la Unesco, desde Nueva Delhi, la capital de India, donde un comité se reunió esta semana para decidir qué elementos añadir. Los elementos incluidos en la lista se irán anunciando escalonadamente hasta el jueves.
Crear la lista
Cada año desde 2003, cuando comenzó la lista, la agencia cultural y educativa de las Naciones Unidas ha ampliado el número de tradiciones consideradas dignas de preservarse. La lista incluye la comida, la danza, los tejidos, las tradiciones matrimoniales y otros aspectos culturales.
La lista se ha convertido en una de las convenciones más populares de las Naciones Unidas, con 185 países inscritos hasta la fecha.
Los países proponen qué tradiciones merecen el reconocimiento mundial, y un comité de 24 integrantes, elegidos entre los Estados miembro de la Unesco, sopesa las candidaturas.
El comité busca la igualdad de género y pruebas de que las candidaturas cuentan con el apoyo de los miembros de la comunidad, así como la sostenibilidad medioambiental. En las nominaciones para la lista de este año, clubes de natación, coros y comerciantes han prestado sus nombres a las candidaturas de sus países.
Este año se han incluido más de 60 nuevos elementos, como el papel japonés hecho a mano; el Deepavali, el fascinante festival de las luces originario de la India, y el kohl.
"El kohl se lo aplican tanto mujeres como hombres", escribió Abdurrahman Abdulrazaq Jassim, propietario de una herboristería en Irak, como parte de una propuesta para el reconocimiento del kohl árabe, el delineador de ojos (normalmente negro). Muchas mujeres lo utilizan a diario, dijo, y la gente también lo usa con "fines médicos".
Para celebrar el reconocimiento oficial, algunos países enviaron delegaciones a India.
Los miembros de la comunidad Daida de Kenia ofrecieron una emotiva actuación cuando supieron que su danza espiritual había sido considerada digna de salvaguarda. Algunos Estados miembros también pueden recibir fondos de la ONU para proteger su cultura.
"Puedes imaginarte cómo se nos salen las lágrimas cada vez que vemos a esas comunidades celebrándolo", dijo Ottone desde Nueva Delhi.
Celebrar la cocina
En Italia, la cocina nacional entró en la lista de este año y se planearon celebraciones para coincidir con el anuncio del miércoles, incluida la iluminación del Coliseo.
El comité dijo que la tradición culinaria de Italia era una "actividad comunitaria que pone énfasis en la profunda relación con la comida, el respeto por los ingredientes y los momentos compartidos alrededor de la mesa".
El sumanak de Tayikistán, una comida cocinada durante horas y condimentada con el canto de las cocineras, así como la comida callejera egipcia koshary , también entraron en la lista.
Unir a las comunidades
La mayoría de las nominaciones de este año reconocían prácticas culturales que unen a las comunidades.
En Islandia, donde hay una piscina climatizada en cada ciudad, las piscinas se han convertido en un importante punto de encuentro social, declaró la exitosa candidatura del país.
Muchas prácticas culturales también trascienden las fronteras, con candidaturas que unen a países que, de otro modo, podrían estar enfrentados.
Yibuti propuso por primera vez la procesión nupcial de la zaffa para su reconocimiento por la Unesco en 2019. Desde entonces, Comoras, Irak, Jordania, Mauritania y Emiratos Árabes Unidos han firmado una petición conjunta para apoyar la candidatura.
Este año, obtuvo el reconocimiento.
La procesión adopta diversas formas en algunas partes de África y Medio Oriente. En Yibuti, la familia rompe un huevo en la cabeza del novio. Y en Irak, la zaffa incluye una caravana de invitados que lanzan flores, golosinas y buenos deseos.
Atraer a las nuevas generaciones
El objetivo de reconocer la comida, la danza y otras tradiciones como patrimonio cultural mundial no es congelarlas en el tiempo, dijo Ottone, el funcionario de la Unesco, sino acoger la innovación de las nuevas generaciones.
La música y la danza highlife de Ghana, que ha entrado en la lista, ha evolucionado desde la manera de tocar la guitarra en la década de 1920 hasta las pistas de alta producción que retumban hoy en los clubes nocturnos de Accra. La entrada del país formó parte de un aumento de las nominaciones procedentes de África, con 10 participantes.
En Suiza, unos 780 clubes y grupos practican el yodel. Sin embargo, solo unos 70 de ellos son grupos de yodel infantiles y juveniles, según la inscripción.
La esperanza es que el reconocimiento de la UNESCO atraiga a más jóvenes. "Por su carácter comunitario y creativo, la práctica del yodel refuerza el sentimiento de pertenencia", decía la inscripción.
Impulsar el turismo
La lista anual puede aportar prestigio y dólares por el turismo.
Los guías llevan a los turistas a las maravillas reconocidas por la Unesco. Llevan a los visitantes a ver actuaciones reconocidas. Y organizan visitas a puestos de comida que celebran las maravillas culinarias de la lista.
También se venden y coleccionan artículos, como los sellos postales de rascar y oler de la baguette francesa, que entró en la lista de la Unesco en 2022.
Elisabetta Povoledo colaboró con reportería desde Roma.
Lynsey Chutel es una reportera del Times afincada en Londres que cubre noticias de última hora en África, Medio Oriente y Europa.
Elisabetta Povoledo colaboró con reportería desde Roma.
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