Kast y Jara van a segunda vuelta en las elecciones en Chile

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En diciembre se celebrará el balotaje de las elecciones presidenciales en Chile.

José Antonio Kast, el principal aspirante conservador en las elecciones presidenciales de Chile y candidato que se ha inspirado generosamente en el manual de Donald Trump, obtuvo el segundo lugar en los comicios del domingo y pasó a una segunda vuelta que, según las encuestas, ganará.

Si las encuestas resultan acertadas, Chile se unirá a una serie de países latinoamericanos, entre ellos Argentina y Bolivia, que han dado un giro a la derecha en los últimos años.

Los distintos candidatos de derecha dividieron el voto conservador y una integrante del Partido Comunista, Jeannette Jara, obtuvo el mayor porcentaje de votos en las elecciones del domingo, con cerca del 27 por ciento de los votos, cuando ya se había escrutado más del 50 por ciento.

Kast le siguió de cerca, con un 24 por ciento, según el Servicio Electoral de Chile. Los demás candidatos conservadores reunieron alrededor del 45 por ciento de los votos, un porcentaje que, según los analistas políticos, Kast está mejor posicionado para heredar en el balotaje del próximo mes.

"Este es un primer triunfo", dijo Kast el domingo. "Vamos por más".

Hace cuatro años, Kast perdió las elecciones frente al candidato progresista Gabriel Boric, quien ganó en segunda vuelta. Esta vez, dijeron los analistas, la creciente preocupación de los votantes por la delincuencia ha impulsado a la derecha.

Los votantes chilenos se han inquietado ante el aumento de la migración y la violencia vinculada a las redes delictivas transnacionales. En el que, durante mucho tiempo, ha sido uno de los países más seguros de América Latina, los candidatos presidenciales se han esforzado por superarse a sus rivales, prometiendo medidas represivas severas.

Kast ha propuesto una red de cámaras de seguridad, zanjas y muros a lo largo de miles de kilómetros de desierto escasamente poblado para detener la entrada de migrantes en Chile como parte de un "escudo fronterizo".

En un reciente mitin de Kast en una sala de conciertos de Santiago, algunos de los asistentes llevaban gorras del movimiento pro-Trump, MAGA.

"La razón de que exista Kast es Trump", dijo uno de ellos, Maximiliano Sánchez, de 24 años. "Él inició este movimiento, esta ideología".

Kast, hermano de un exministro durante la dictadura militar del general Augusto Pinochet, surgió en 2017 defendiendo aspectos del legado de Pinochet y oponiéndose al aborto. Pero recientemente dejó de lado muchas de sus propuestas más divisivas para centrarse en la delincuencia y la migración ilegal.

"Nuestra segunda vuelta será entre una candidata comunista y uno de extrema derecha que hace cuatro años parecía poco razonable, pero que ahora parece razonable", dijo Eduardo Engel, economista que asesoró a Boric antes de la segunda vuelta de hace cuatro años.

El balotaje entre dos candidatos en los extremos opuestos del espectro político refleja un Chile profundamente polarizado. Jara y Kast ofrecen visiones radicalmente distintas para un país que por mucho tiempo ha sido considerado un éxito de las políticas económicas neoliberales, con una desregulación y una privatización generalizadas.

Mientras Jara, de 51 años, quien fue ministra en el gobierno de Boric, quiere aumentar el papel "activo" del Estado en la economía, gran parte de la derecha promueve las políticas económicas libertarias del presidente argentino, Javier Milei, quien llegó al poder con la promesa de combatir la inflación mediante el recorte del gasto público y transformar la economía argentina.

Hace cuatro años, la propuesta de Boric de aumentar la presencia del Estado en el modelo económico chileno, basado en el mercado, resonó entre los votantes tras el descontento social generalizado. Los manifestantes exigían mejoras en el nivel de vida y un cambio radical en un país rico pero profundamente desigual.

Esta vez, la atención se ha alejado de los argumentos de la izquierda.

"Los derechos sociales, las diversidades, las diversidades culturales, la relación con los indígenas. Todo esto desapareció", dijo Patricio Fernández, destacado periodista chileno. "Todo esto es como que estuviéramos en otro mundo".

Según las encuestas, el 63 por ciento de los adultos dijo que la delincuencia violenta era una de sus principales prioridades.

"Chile no solía ser así", dijo Gloria Romero, 67 años, jubilada de Santiago, durante la manifestación de Kast en la capital. "Estamos muy inseguros y tenemos miedo".

En el mitin, Kast describió lo que dijo que era un país en crisis aguda, arremetió contra los delincuentes que inquietan a la población y elogió a las fuerzas de seguridad de Chile. Jara también ha dicho que planea reforzar la capacidad de las fuerzas de seguridad para combatir la delincuencia.

Los analistas dijeron que el voto obligatorio, que Chile reintrodujo en 2023, también contribuyó a las perspectivas políticas de la derecha.

"Es un cambio enorme", dijo Claudia Heiss, politóloga chilena. "Es un electorado enfadado".

En un mitin reciente, Johannes Kaiser, un candidato que se había posicionado a la derecha de Kast, preguntó cuántos asistían a su primer acto político o se implicaban en política por primera vez. Se alzaron multitud de manos.

Jara y sus oponentes de la derecha también tienen opiniones radicalmente distintas sobre la brutal dictadura militar que gobernó Chile desde 1973 durante casi dos décadas, cometiendo abusos contra los derechos humanos y torturando y asesinando a personas. Cientos de personas desaparecieron durante esa época.

Mientras Jara ha condenado la dictadura de Pinochet, algunos de sus oponentes han manifestado nostalgia por aquellos tiempos. Kast se ha distanciado de los abusos contra los derechos humanos, pero una vez dijo que, si Pinochet siguiera vivo, votaría por él.

Fuera de la sede de su campaña, muchos simpatizantes celebraron el domingo los resultados.

"La derecha entrega orden y seguridad", dijo Stephanie Gutiérrez, de 29 años, quien trabaja en la venta de automóviles.

Emma Bubola es una reportera del Times radicada en Roma.