
Con un equipo de Monterrey, México, lanzó un juego perfecto en la final del campeonato mundial de Ligas Menores, una hazaña que no se ha vuelto a repetir.
Ángel Macías, un deslumbrante y ambidiestro pitcher mexicano que a los 12 años lanzó un juego perfecto y ganó la Serie Mundial de las Ligas Menores de 1957, hazaña que ningún otro jugador ha repetido, murió el 27 de julio en Monterrey, Nuevo León, México. Tenía 80 años.
Las Ligas Pequeñas Internacionales anunciaron su fallecimiento.
Macías, de 12 años, jugaba en un equipo de Monterrey patrocinado por una fábrica y era el unicornio del torneo. Podía lanzar con ambos brazos y jugar como bateador ambidiestro. Jugaba en primera base como zurdo y en el resto del campo interior --y exterior-- como diestro.
En dos de los partidos reglamentarios de seis entradas que el equipo de la Liga Pequeña Industrial de Monterrey ganó en los torneos de clasificación distrital, estatal y regional a las Series Mundiales, Macías solo permitió un hit en cada uno de esos encuentros. En otro partido, ponchó a 15 bateadores.
"Hay un jugador de béisbol mexicano de 12 años que se llama Ángel pero que es un demonio del diamante para sus oponentes", escribió The Courier-Journal de Louisville, Kentucky, antes de que el equipo de Macías jugara un partido regional en esa ciudad. "Algunos bromean y dicen que Ángel Macías de Monterrey debe, en efecto, estar embrujado".
Su entrenador, César Faz, dijo al diario: "Es un lanzador bastante bueno, el mejor de los nuestros. De hecho, es el mejor que tenemos en todas las posiciones".
A pesar de los rumores de que podría lanzar como zurdo en el último partido de las Series Mundiales, Macías, de 1,60 metros de altura y 40 kilos, se enfrentó a un equipo de chicos mucho más grandes de La Mesa, California, como lanzador derecho.
Los dominó, sin conceder corredores de base por bola en una victoria por 4-0. Ponchó a 11 jugadores, incluidos los tres últimos. Ninguno de los otros siete bateadores se embasó.
"Podríamos haber estado sentados ahí todo el partido porque nadie consiguió una bola elevada", dijo José Maiz, jardinero y lanzador del Monterrey, en un video publicado en el sitio web de las Pequeñas Ligas. En 2023, dijo al sitio web de la MLB que Macías "tenía una bola rápida muy buena y una curva 12-6 muy buena. La decíamos 'La gota'".
Bob Considine, columnista deportivo, escribió que Macías había mostrado "la gracia de un matador y la pericia en el lanzamiento de un Don Larsen", quien en octubre de 1956 lanzó un partido perfecto para los Yankees en las Series Mundiales.
Se han registrado otros seis juegos perfectos en las Series Mundiales de las Ligas Menores, pero el de Macías fue el único lanzado en un partido del campeonato.
Pocos días después de ganar el título, el equipo de Monterrey viajó a Washington, donde los jugadores se reunieron con el presidente Dwight D. Eisenhower. En una fotografía y un clip de noticiario tomados en los jardines de la Casa Blanca, Macías mostró el trofeo de campeón al presidente. En una visita al Capitolio, colocó la gorra de su uniforme en la cabeza de Lyndon B. Johnson, entonces líder de la mayoría en el Senado.
Cuando regresaron a Monterrey, el equipo fue homenajeado con un desfile al que asistieron miles de aficionados.
Ángel Macías Barba nació el 2 de septiembre de 1944 en Aguascalientes, México, hijo de Juanita Barba y Anacleto Macías. Fue uno de los niños de 11 y 12 años que se unieron al equipo de la Liga Pequeña Industrial de Monterrey en lo que sería un viaje de casi un mes y terminó en Williamsport, Pensilvania, sede de la liga, donde se celebran los partidos de la Serie Mundial.
El título de Monterrey fue el primero de un equipo internacional en la Serie Mundial de las Ligas Pequeñas. Monterrey volvió a ganar el título al año siguiente.
Después del juego perfecto, Les Biederman, columnista deportivo de The Pittsburgh Press, escribió: "Saben, cosa curiosa, alguien del béisbol dijo que si los Piratas fichan al niño de 12 años, podría jugar de inmediato y ayudar a la entrada".
La hazaña de lanzamiento de Macías fue objeto de un largometraje, El juego perfecto (2009), con Jake T. Austin en el papel de Macías.
Macías siguió jugando al béisbol hasta la edad adulta. En 1962, firmó un contrato de Grandes Ligas con los Angels de Los Ángeles. Jugó dos temporadas en las ligas menores del sistema de los Angels como jardinero, no como lanzador. En 1957 dijo a The New York Times que su jugador favorito era Mickey Mantle, el bateador central de los Yankees, o, como él dijo a través de un intérprete, un "bateador ambidiestro como yo".
Después pasó la década siguiente jugando para equipos de México.
Le sobreviven su esposa, Josefina Martínez, y tres hijas, Josefina Macías Martínez, Marta Patricia Macías Martínez y Diana Laura Macías Martínez, así como cinco nietos, dos nietas y dos bisnietos.
Tras su etapa como jugador, Macías trabajó como director de recursos humanos en una empresa textil. Pero siguió vinculado al béisbol en diversos puestos, incluido el de asesor internacional de las Ligas Pequeñas de México.
En 2017 ingresó en el Salón de la Excelencia de las Pequeñas Ligas.
Richard Sandomir es reportero de obituarios y ha escrito para el Times por más de tres décadas.
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