Estos ratones cantan por turnos

Por Carl Zimmer

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(Christopher Auger-Dominguez via The New York Times)
(Christopher Auger-Dominguez via The New York Times)

En lo alto de las montañas de Centroamérica vive una pequeña criatura poco conocida llamada ratón cantor de Alston o ratón de cola corta. Este roedor, que pasa su vida escabulléndose por el suelo del bosque de niebla, parece que no tuviera mucho que decirnos sobre nosotros mismos.

No obstante, el ratón produce canciones extraordinarias, y los investigadores han descubierto grandes similitudes con nuestras conversaciones. Esta habilidad podría estar relacionada de manera evolutiva a las raíces antiguas del lenguaje humano.

Los científicos han batallado durante más de un siglo para descubrir el origen del lenguaje en los mamíferos que fueron nuestros ancestros.

"Hasta fechas muy recientes todavía existía esta creencia de que el habla humana y las vocalizaciones de los mamíferos son dos cosas completamente diferentes", dijo Steffen R. Hage, un neurobiólogo en la Universidad de Tubinga, en Alemania.

Ningún otro mamífero posee un cerebro capaz de hacer lo que se requiere para el lenguaje humano —desde entender las reglas de la gramática hasta coordinar rápidamente órdenes complejas a los músculos en la boca y la garganta—.

Estudios previos indicaron que los mamíferos usaban circuitos cerebrales mucho más simples para comunicarse.

Se pensaba que, si un mono era confrontado por otro mono, los centros de procesamiento del cerebro mandarían una señal a un conjunto de neuronas en el tallo cerebral. El tallo entonces enviaría órdenes a la boca y la garganta para producir una reacción.

No obstante, resulta que los monos pueden controlar sus sonidos de maneras que los investigadores previos no reconocieron. Los científicos pueden entrenar monos para reaccionar solo cuando ven un indicador en un monitor de computadora, por ejemplo. Para ejercer este control, los monos usan conjuntos de neuronas en la capa exterior del cerebro conocida como la corteza cerebral.

Nosotros tenemos conjuntos cerebrales similares, y son esenciales para el lenguaje. Esta similitud entre humanos y monos significa que la base del lenguaje evolucionó en nuestros ancestros primates distantes.

Cuando los científicos examinaron a los ratones —parientes nuestros mucho más lejanos que los monos, obviamente— descubrieron que no había evidencia de este tipo de control. Los ratones caseros, las especies favoritas de los científicos, producen chillidos ultrasónicos simples.

En 2011, Michael A. Long, un neurocientífico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, escuchó por primera vez sobre los ratones cantores de Alston y se dio cuenta de que, en lo que respecta al sonido, son mucho más interesantes que los ratones de laboratorio. Los ratones cantores producen arias de fuertes chillidos que pueden durar hasta dieciséis segundos, y cada ratón produce su propia canción distintiva.

"Es su código de barras que dice: 'Este soy yo'", dijo Long.

Los ratones cantores de Alston a veces emiten una canción cuando están solos, pero son especialmente parlanchines cuando otros ratones están en los alrededores. Los machos cantan para pelear por territorio con otros machos, y tanto machos y hembras se cantan el uno al otro durante el cortejo.

Al trabajar en conjunto con Steven M. Phelps, un biólogo en la Universidad de Texas en Austin, Long instaló un hogar para los ratones en su laboratorio para estudiar sus cerebros.

"Son como divas", dijo. "Necesitan equipo de ejercicio en sus jaulas y dietas especializadas. Pero prosperan aquí".

Un día, Andrew M. Matheson, uno de los estudiantes de posgrado de Long, notó algo peculiar sobre dos ratones machos en jaulas cercanas. En vez de cantarle uno al otro, parecía que tenían una conversación.

Investigadores observaron que los ratones cantores de Alston toman turnos de una manera que se compara a una conversación. Recomendamos ver este video con el sonido activado.

Long y sus colegas al final descubrieron que la corazonada de Matheson era correcta. El canto de los ratones nunca se encimaba: cada ratón esperaba a que el otro terminara, y entonces comenzaba dentro de una fracción de segundo.

"Son educados en la conversación", dijo Arkarup Banerjee, un investigador de posgrado en el laboratorio de Long.

Para Long, estos patrones fueron sorprendentemente similares a la conversación humana. "Estamos configurados para ser comunicadores excepcionales", dijo. "Es como golpear una pelota de tenis justo del otro lado de la red, ida y vuelta. Y la neurología no ha comprendido cómo el cerebro hace eso".

Así que los investigadores comenzaron a analizar los cerebros del ratón, para buscar las neuronas que los hacen ser narradores "educados".

En un experimento, los investigadores enfriaron áreas del cerebro del roedor en unos cuantos grados, lo que lentificó a las neuronas. Un área en la corteza del ratón es esencial para controlar su canto, descubrieron los científicos. Si desciende la temperatura en esta área, el ratón emite canciones extendidas, al agregar notas adicionales.

Los investigadores también inyectaron drogas neurobloqueadoras en el área del cerebro y después reprodujeron una grabación de otro macho. Los machos narcotizados a menudo fracasaron en responder. Y cuando lo hicieron, también fueron lentos al inicio, al tomarles segundos para comenzar su propia canción.

Long piensa que esta área de la corteza del ratón es crucial para la comunicación especial del ratón. "Consideramos que es su conductor", dijo. "Permite a los animales cantar de esta manera por turnos".

El estudio fue publicado el 28 de febrero en Science. Hage, quien no estuvo involucrado en la investigación, dijo que los resultados eran tanto sorprendentes como convincentes.

Muestran por primera vez que mamíferos diferentes a los primates pueden usar la corteza cerebral para controlar sus sonidos. Lo que es más importante, dijo Hage, los hallazgos plantean la posibilidad de que el ancestro común de humanos y roedores, que vivió alrededor de hace cien millones de años, ya tenía esa habilidad.

"Es una característica que, al final, es crucial para la evolución del habla humana", dijo Hage.

La experiencia enseñó a Long que hay riesgo en depender demasiado en un tipo de ratón mientras se ignora al resto de la biodiversidad. "Esto expone el enorme punto ciego de apostar todo en una sola especie", dijo.

Es posible que los circuitos en los ratones cantores de Alston y los humanos sean tan similares que estén influenciados por los mismos genes. Eso podría convertir a los ratones en buenos modelos para estudiar cómo el autismo lleva a las personas a tener problemas con las conversaciones —algo que Long describe como "una caja negra"—.

Long se prepara para realizar ingeniería genética en los ratones cantores de Alston con algunas de las mutaciones vinculadas al autismo.

"Intentaremos entender cómo afectan la comunicación en un sistema más simple, para que podamos llegar al centro de lo que realmente está pasando", dijo.

* Copyright: 2019 The New York Times News Service