Chacalón, la voz de los migrantes andinos que se convirtió en un culto popular peruano

El hombre que inspiró la frase “cuando Chacalón canta, los cerros bajan” expuso la realidad del provinciano. Sus fieles seguidores aún lo recuerdan y lo consideran un ser milagroso.

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"Busco una nueva vida en esta ciudad, donde todo es dinero y hay maldad", reza la canción "Soy provinciano", un himno entonado por 'Chacalón'. (Andina)
"Busco una nueva vida en esta ciudad, donde todo es dinero y hay maldad", reza la canción "Soy provinciano", un himno entonado por 'Chacalón'. (Andina)

Aunque él nunca se adjudicó un título, el público provinciano, o que se consideraba como tal, lo tomó como un digno símbolo de la migración del campo a la ciudad. El distrito de La Victoria fue su primer hogar luego de nacer el 26 de abril de 1950. Sus padres, provenientes del campo, fueron las figuras que le abrieron los ojos en la capital, donde no todo lo que brilla es oro. Creció rodeado de peruanos luchadores que se ganaban el pan de cada día con trabajos forzosos o gracias la comercio ambulante. Aquellos personajes y el entorno siempre lo mantuvieron conectado con el pueblo, sin dejar que la fama destruya esa relación sincera y transparente.

Los cerros San Cosme y San Pedro fueron sus miradores, los cuales cobraban vida de noche con la iluminación improvisada que decoraban sus caminos. Desde una corta edad, Lorenzo Palacios Quispe, quien luego se transformaría en ‘Chacalón’, fue atraído por la música popular. El lugar donde vivía se convirtió en una escuela en la que aprendió a reconocer melodías, instrumentos y bailes que luego adoptaría para poder realizar shows en plazas para ayudar en la economía del hogar.

Esta canción se convirtió en un himno para los peruanos que migraron a la capital en busca de un mejor futuro.

Un 1000 oficios

Él asumió la responsabilidad de mejorar las condiciones de su familia. En su adolescencia y juventud ganó experiencia en diversos oficios, siendo vendedor de verduras, humitas, fue zapatero y llevó su talento a las combis, donde acompañaba a los viajeros con sus interpretaciones a cambio de unos soles. A los 15 años dejó la escuela para ayudar en casa. Su camino a la escena musical inició con breves presentaciones en bares y restaurantes donde cantaba huaynos.

Una motivación para salir adelante

Aún siendo un adolescente, conoció a la mujer que convertiría en su esposa, Dora Puente. Al cumplir la mayoría de edad se convirtió en padre, noticia que lo motivó a no decaer y mantener vivos sus sueños. Un hecho que marcó esta etapa de su vida fue el ingresar al penal de Lurigancho por cortarle el rostro a un oficial.

Cuando se reencontró con la libertad, replanteó qué quería hacer, y lo más incierto, cómo lo haría. Con tatuajes y cabello largo, el cantante peruano se unió al grupo Celeste durante muchos años. En 1978 decide separarse y fundar lo que sería su proyecto más exitoso, ‘Chacalón’ y la Nueva Crema. Su gran aporte fue el de mezclar la cumbia con el huayno, dando vida a la chicha peruana.

Cantante de chicha Lorenzo Palacios Quispe, mejor conocido en el ambiente artístico como ‘Chacalón’. (Andina)
Cantante de chicha Lorenzo Palacios Quispe, mejor conocido en el ambiente artístico como ‘Chacalón’. (Andina)

El nacimiento de un ídolo popular

Sin imaginarlo, la popularidad se convirtió en su destino. Se decía que “cuando ‘Chacalón’ canta los cerros bajan” haciendo referencia a los provincianos que detenían sus actividades para escucharlo en la famosa Carpa Grau. Los espacios donde se cantaba eran amplios para ubicar inumerables cajas de cerveza, además de tener una pista de baile en la que se elevaban las manos y formando unas pistolas con los dedos.

Para 1987, la UNESCO le entregó un reconocimiento por la canción “Niños pobres”.

“Ven mi amor”, “Amor imposible”, “Ilusión de amor”, “el aventurero”, “Viento” y “Soy provinciano” fueron algunos de sus temas que encantaron al público que vivía en esas zonas marginadas e ignoradas. “Con la ayuda de Dios sé que triunfaré, y junto a ti, mi amor, que feliz seré”, sentencia su canción más célebre.

El ‘chino de los andes’ no tenía una fórmula secreta para encantar. Reflejó el imaginario social que conoció desde niño, donde la pobreza y la superación se mezclaban. Las letras que narraba con melodías alimentó esa empatía por los marginados, quienes sufrían y reían con él.

Foto grupal de Chacalón. (Andina)
Foto grupal de Chacalón. (Andina)

El adiós de ‘Papá Chacalón’

En el año 1994, y en la cúspide de su carrera, fue diagnosticado con diabetes. Para no preocupar a sus familiares y compañeros de trabajo, decidió callar, aminorando cualquier malestar que se presentara. A raíz de esta decisión equivocada, cayó enfermo y fue tratado con medicamentos que agravaron su estado. Con tan solo 44 años se despidió de este mundo el 24 de junio del mismo año, dejando un vacío ireemplazable.

Más de 50 mil peruanos asistieron al entierro y su sepelio fue televisado por casi 4 horas. Así se demostró el gran cariño que le tenían y cuántas personas se sentían identificados con su vida.

El santo del cerro San Cosme

Aunque no ha sido canonizado por la Iglesia, para los vecinos del cerro San Cosme, en La Victoria, la presencia de Lorenzo Palacios ha sido tomada como un modelo de fe y creencia. Esta zona caracterizada por ser uno de los símbolos de la migración en Perú sigue manteniendo viva la mente del ídolo de la cultura chicha. Su rostro se puede encontrar en murales y en los cuerpos de aquellos peruanos que lo consideran una representación de redención, así como un similar, ya que muchos comparten la lucha por salir adelante en esta congestionada capital, donde la discriminación sigue siendo una de las problemáticas latentes.

Una foto del recuerdo de Chacalón rodeado de trofeos. (El peruano)
Una foto del recuerdo de Chacalón rodeado de trofeos. (El peruano)

Algunos medios de comunicación han reunido testimonios de los habitantes de este sector de la capital, quienes acreditan haber visto al ‘faraón de la cumbia’ en el altozano.

Los testigos explican que su figura camina por los angostos caminos, rodeado de una luz que adopta la forma de aura.

Los recuerdos vívidos que conservan describen esos encuentros como inexplicables. Aquellos que han presenciado estas manifestaciones lo han reconocido por sus pintorescos atuendos que no van acorde con la época que vivimos y que eran un sello personal de la voz que representó al género chicha.

El fervor hacia él es similar al fenómeno que causó la vida de Sarita Colonia, la ‘patrona del pobre’. Los fanáticos del ‘hijo del pueblo’ acuden al cementerio El Ángel, donde visten su tumba con flores y oran para pedirle algún milagro.

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