Las autoridades de Vietnam confirmaron al menos 233 muertos tras el paso del tifón Yagi en el país, el pasado sábado, mientras que 103 personas siguen desaparecidas y 800 resultaron heridas. Los rescatistas, un grupo de cerca de 500 expertos y perros rastreadores, continúan con las tareas de búsqueda en zonas de aludes e inundaciones, por lo que se espera que la cifra siga subiendo.
Yagi tocó tierra el sábado acompañado de intensas lluvias y vientos de hasta 149 kilómetros por hora, que desencadenaron inundaciones repentinas y deslaves en el país, especialmente en la zona montañosa del norte y en Hanoi, la capital, donde el río Rojo creció significativamente en un corto período de tiempo. Como consecuencia, muchas carreteras quedaron dañadas y otros caminos, anegados, lo que dificulta la llegada de asistencia a las zonas más afectadas.
La mayoría de las muertes se registraron en la provincia de Lao Cai, donde una inundación repentina arrasó con toda la aldea de Lang Nu el martes, dos días después de la llegada del fenómeno. Allí, 48 personas fueron encontradas muertas y 39 siguen desaparecidas, mientras que solo ocho vecinos lograron salir ilesos gracias a que se evacuaron a tiempo.
Cao Bang, vecina con China, es otra de las provincias más afectadas, con al menos 21 cadáveres recuperados hasta el momento, diez aún desaparecidos y una pila de ataúdes que se prepararon preventivamente a la espera de lo peor.
“Es un desastre, la inundación ha dificultado mucho nuestra vida. Nuestro cultivo de arroz ha quedado destruido y, en casa, los aparatos electrónicos como la lavadora, el televisor y el refrigerador están bajo el agua... Es el destino que tenemos que aceptar”, dijo Tran Thhi Ngan, un vecino que armó su propio altar improvisado para sus allegados fallecidos.
“No puedo hacer negocios con esta inundación, los productos de mi tienda están todos destruidos”, dijo por su parte Mai Anh, propietaria de una panadería que sufrió una inundación de medio metro.
El primer ministro, Pham Minh Chinh, prometió que continuarán con las tareas de búsqueda y rescate el tiempo que sea necesario ya que “sus familias están agonizando”.
Si bien la situación ha comenzado a mejorar en algunos lugares y el agua ya está cediendo, los expertos señalaron que podrían pasar varios días antes de que se pueda realmente sentir algún alivio. Sin embargo, advirtieron que, al igual que Yagi -que es el tifón más fuerte que azotó el país en décadas-, este tipo de fenómenos serán cada vez más intensos como consecuencia del cambio climático, que provoca que las aguas cálidas del océano les den mayor fuerza y se presenten con vientos más intensos y lluvias más severas.
Los efectos del fenómeno se sintieron, además, en Tailandia, Laos y el noreste de Myanmar. La primera ministra tailandesa, Paetongtarn Shintawatra, confirmó 10 muertos mientras que el Departamento de Prevención y Mitigación de Desastres nacional advirtió de nuevas lluvias en los próximos días, que llevarían al río Mekong a aumentar más su nivel y provocar nuevas inundaciones repentinas en varias zonas.
(Con información de AP)